Del 20 al 22 de septiembre, Madrid acogió «Advancing Freedom», un evento organizado por la New Direction Foundation para involucrar a think tanks e intelectuales conservadores en la construcción de una visión compartida para el futuro de Europa.
El acto contó con numerosos invitados, pero lo que realmente destacó fueron los temas fundacionales que ocuparon un lugar central. En lugar del formato tradicional de mesa redonda, la conferencia fomentó debates abiertos entre los participantes, permitiéndoles elegir por sí mismos en qué mesas redondas participar.
Estos debates generaron una plétora de propuestas y puntos de vista que podrían servir de base para una agenda conservadora global sobre cuestiones críticas que configuran el futuro de Europa, como la educación, la regulación, la política exterior y la economía. Estas propuestas surgieron de la convergencia de diversas culturas nacionales y necesidades locales, todas ellas unidas por un conjunto común de valores dentro de los cuales operar.
Por supuesto, también se celebraron encuentros al estilo tradicional, como el debate entre el autor libertario Yaron Brook y el académico nacional-conservador James Orr. El debate puso de relieve tanto los puntos en común como las diferencias entre ambas ideologías, sirviendo de valiosa base para futuras alianzas que serán cruciales en las elecciones europeas de 2024 para el avance de la libertad. Posteriormente, el debate estimuló conversaciones más amplias a lo largo de la conferencia, y muchos contemplaron cómo los think tanks pueden colaborar para forjar un movimiento de centro-derecha más cohesionado en Europa. Sería aconsejable que cada país europeo creara al menos un grupo de reflexión conservador, garantizando la representación de aquellas regiones que actualmente carecen de suficientes voces políticas.
Los paneles sobre economía ofrecieron algunos de los debates más sugerentes, al abarcar temas como la economía de mercado desde diversas perspectivas dentro del centro-derecha, los medios para lograr un mercado verdaderamente «libre», enfoques alternativos de la política climática, la seguridad y los retos de la inmigración, y la búsqueda del desarrollo regional desde puntos de vista tanto económicos como políticos. Se trata de cuestiones de gran relevancia que irán cobrando cada vez más protagonismo y que deben abordarse antes de que se conviertan en plataformas electorales de pleno derecho.
Un momento especialmente emotivo fue el panel dedicado a recordar a las víctimas del comunismo en Europa. Este aleccionador debate arrojó luz sobre la dolorosa historia de países que ahora son miembros leales de la Unión Europea, como Hungría, la República Checa, Eslovaquia y Polonia, entre otros. Estas naciones han sido olvidadas con demasiada frecuencia por la historiografía occidental. Los invitados europeos y estadounidenses, algunos de los cuales vivieron bajo regímenes comunistas o autoritarios, hicieron hincapié en la importancia de reconocer la inhumanidad del comunismo y estigmatizarlo de todas las formas posibles.
El acontecimiento de Madrid no sólo definió los límites morales, éticos y culturales dentro de los cuales pretende actuar el futuro liderazgo conservador, sino que también supuso un reto para el futuro en todas las cuestiones cruciales. Mediante la creación de redes y la participación en conversaciones sobre los temas clave de Europa, y mirando hacia el futuro, los conservadores de España y de toda Europa se están posicionando como la única alternativa verdadera para el futuro del continente. Es un momento crucial en el que es necesario corregir el rumbo, reconociendo que éste es el camino a seguir. De lo contrario, se corre el riesgo, como han señalado algunos Comisarios europeos, de que Europa se fragmente. Una Europa debilitada es precisamente lo que desean los enemigos de Europa y de Occidente.