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¿Cómo será la futura composición del Parlamento Europeo?

Política - enero 31, 2024

Un estudio europeo publicado recientemente revela un importante cambio que podría producirse en la composición del futuro Parlamento Europeo. Según los autores del estudio, los partidos de centro-izquierda y los Verdes podrían perder escaños y, por primera vez, podría surgir en la legislatura europea una coalición populista de democristianos, conservadores y diputados de la derecha radical. Todo ello en un momento en el que el fenómeno populista ha ido creciendo lenta pero inexorablemente en Europa en los últimos años.

Según un estudio del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), basado en sondeos de opinión en cada Estado miembro de la UE, los populistas europeos podrían acabar en los dos primeros puestos en dos tercios de los países de la UE en las elecciones parlamentarias europeas de abril.

El Partido ECR superará a Renew Europe y se convertirá en el tercer mayor grupo de eurodiputados

Así, según el estudio del ECFR, en nueve países -Austria, Bélgica, República Checa, Francia, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia y Eslovaquia- es probable que los partidos de extrema derecha ocupen el primer lugar, y en otros nueve -Alemania, Bulgaria, España, Estonia, Finlandia, Letonia, Portugal, Rumanía y Suecia- el segundo. En tal caso, cerca de la mitad de los escaños del Parlamento Europeo podrían ir a parar a partidos de derecha radical. El estudio estima que, en comparación con las últimas elecciones, estos partidos podrían obtener entre 90 y 100 escaños adicionales y que existe una alta probabilidad de que el grupo de derecha radical Identidad y Democracia (ID) o el de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) acaben en tercer lugar en el PE (destronando a Renueva Europa, que ocupa el tercer lugar tras el PPE y el S&D en la actual legislatura). Este repentino giro a la derecha tendrá importantes consecuencias para las políticas europeas, especialmente las medioambientales, predicen los autores del estudio.

«Los resultados indican que el Parlamento Europeo dará probablemente un brusco giro a la derecha después de junio de 2024. Aunque el Parlamento no es la institución más importante de la UE en materia de política exterior, la forma en que se alineen los grupos políticos tras las elecciones y el impacto que estas tengan en los debates nacionales de los Estados miembros tendrán implicaciones significativas en la capacidad de la Comisión Europea y del Consejo para tomar decisiones de política exterior, especialmente en la aplicación de la siguiente fase del Pacto Verde Europeo», señala el estudio.

Los enormes costes de estas políticas han llevado a la calle en los últimos años a los agricultores de casi todos los países de la UE, desde los Países Bajos, Alemania y Francia hasta Polonia y Rumanía. Y los partidos populistas han potenciado estos agravios, del mismo modo que se han beneficiado de la ola migratoria, que alcanzó máximos históricos por primera vez desde 2015, justo después del estallido de la guerra en Ucrania.

Los partidos de extrema derecha han progresado lenta pero constantemente en los últimos años, en medio de la crisis energética y el aumento de la inflación, la incautación de los motores de casi todas las economías nacionales y angustiosos debates sobre la reforma de las leyes de migración y asilo. El panorama político europeo se ha visto reconfigurado por las elecciones generales celebradas el año pasado en varios países europeos. En las grandes democracias occidentales de Europa -desde Alemania, donde los partidos de extrema derecha se han hecho con el control de algunos de los Länder, hasta Holanda, donde el partido antisistema de Geert Wilders ganó las elecciones (pero, de momento, no ha logrado formar una coalición de gobierno) y España -donde el presidente del Gobierno socialista, Pedro Sánchez, ha cooptado al partido secesionista catalán de Carles Puigdemont para que forme parte del Gobierno y mantenerse en el cargo-, la derecha populista, radical y extremista ha llegado al poder, completando un panorama que lleva varios años en constante cambio. La situación no es diferente en el este y el centro del continente. Tras las elecciones eslovacas, el populista Robert Fico -cuya retórica es sorprendentemente similar a la del líder de Budapest, Viktor Orban, ambos no quieren ver a Ucrania en la UE ni en la OTAN- asumió la jefatura del gobierno en Bratislava, y entre sus prioridades figura una serie de «reformas» como la abolición de la fiscalía.

Los cambios comenzaron en años anteriores

En Francia, a pesar de la coalición de todas las fuerzas políticas para impedir que la líder ultraderechista Marine Le Pen obtenga el sillón presidencial en 2016 y 2020, su partido político, el Frente Nacional, se ha convertido en el mayor grupo de la oposición en el Parlamento. Y la influencia del Frente Nacional crece con cada protesta contra el Gobierno de Emmanuel Macron. El gobierno de Giorgia Meloni, instalado en 2022, está más a la derecha que cualquier partido político que haya gobernado el país desde la Segunda Guerra Mundial. En Finlandia y Suecia, los partidos de extrema derecha apoyan las coaliciones de gobierno. En Alemania, la alternativa de extrema derecha – AfD, ha escalado al tercer puesto en la clasificación de partidos desde 2017. Viktor Orban, uno de los primeros ministros europeos que más tiempo lleva en el cargo y uno de los mayores críticos de la Unión Europea, ha sido reelegido por quinta vez en 2022. En Polonia, el político proeuropeo Donald Tusk ha logrado desbancar del poder al populista de derechas Jaroslaw Kaczynski, pero su Gobierno se ha visto asediado desde los primeros días por las protestas de la nueva oposición, que ha declarado su apoyo al Presidente Andrzey Duda. En Austria, la influencia de los grupos neonazis ha crecido sistemáticamente. La ola populista ha ido creciendo durante los últimos 6-7 años en Europa y más allá – la misma ola se ha visto en el Reino Unido y los EE.UU.. Pero mientras en el Reino Unido condujo al Brexit, y en Estados Unidos impulsó a Donald Trump al poder, los votantes europeos se han resistido a esta ola. Al menos hasta ahora.

Existe una teoría ampliamente aceptada según la cual los sistemas electorales mayoritarios -como los de Estados Unidos y el Reino Unido-, que funcionan sobre la base de que el ganador se lo lleva todo, facilitan la exclusión de las opiniones extremas, mientras que los sistemas proporcionales -comunes en Europa- ayudan a que éstas se desarrollen. Aun así, hasta hace poco, el ascenso al poder de los partidos extremistas en Europa ha sido casi imposible debido a la reticencia de los principales actores políticos a cooptarlos como socios de coalición. Sin embargo, esto ha cambiado. Con este cambio, incluso la línea que separa el centro de la extrema derecha parece hacerse más delgada.

El auge del populismo también puede situarse en la ecuación oferta-demanda. Con el aumento del descontento económico o de los problemas sociales -como la emigración- entre la población, la oferta de partidos antisistema ha aumentado de forma natural y, sin tener necesariamente soluciones concretas a los problemas, han canalizado estos descontentos y les han dado una voz común. Los primeros años de la década de 2020 parecen ofrecer incluso mejores condiciones para el desarrollo de esta tendencia populista que la década anterior, con la vuelta de la asfixiante inflación y el aumento del coste de la vida, el incremento del gasto en defensa y las cuestiones de inmigración sin resolver. Por último, pero no por ello menos importante, este importante cambio en el panorama político europeo viene acompañado de una serie de retos para la UE, a medida que disminuye el entusiasmo de los ciudadanos por sus valores.

El riesgo de otro Brexit es uno de ellos. Geert Wilders, líder de la extrema derecha holandesa, se define por su antipatía hacia el Islam y la UE, y dice estar dispuesto a manifestar este sentimiento hasta que su país abandone la Unión. En su campaña para las elecciones generales, Wilders demostró ser el político más favorable a Rusia. Así, los ultranacionalistas de Moscú aclamaron su victoria electoral y le dedicaron «odas» en sus publicaciones nacionales, como señalan los analistas de Politico.

Rumanía tampoco se ha librado de esta ola populista. Según una encuesta realizada por The Center for International Research and Analyses, el 40% de los votantes votaría a un partido de centro o derecha y sólo el 13% a la izquierda. Los últimos sondeos de opinión, realizados en enero y que muestran pequeñas diferencias, sitúan al partido nacionalista AUR, creado antes de las elecciones de 2020, en tercer o segundo lugar en las preferencias de los votantes.