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Tras el terrible asesinato en masa que tuvo lugar en la ciudad de Örebro, en el centro de Suecia, el 4 de febrero, en el que perdieron la vida al menos diez personas más el autor del crimen (dos víctimas siguen en cuidados intensivos una semana después de que se produjeran los asesinatos), el gobierno liberal conservador de Suecia, junto con el partido de cooperación Demócratas de Suecia (nacionalistas y conservadores), han decidido endurecer la legislación sueca sobre armas de fuego.
El acto fue llevado a cabo por un solitario sueco de 35 años que utilizó sus propias armas. No era un cazador activo, pero gracias a su licencia de caza había podido obtener la licencia de al menos cuatro armas, dos de las cuales eran semiautomáticas. El individuo en cuestión había fracasado en los estudios, no tenía trabajo, vivía aislado y, al parecer, padecía algún tipo de trastorno neuropsiquiátrico.
Tras el desastre de Örebro, el gobierno sueco se sintió presionado para hacer algún tipo de movimiento. Optaron, entre otras cosas, por declarar que un determinado tipo de fusil semiautomático de aspecto militar debía prohibirse en la caza. La prohibición afecta a los rifles de los llamados modelos R-15 y R-10. La singularidad de estas armas no es su función, sino su aspecto. Son armas que tienen aspecto militar y pueden evocar otras asociaciones distintas de la caza tradicional. Se teme que personas inadecuadas se sientan atraídas a presentarse al examen de caza y puedan así acceder a una licencia de armas.
La caza sueca forma parte de la cultura tradicional sueca. Con ayuda de perros, se cazan liebres, ciervos, alces, venados, osos y hoy también lobos. El público sueco confía mucho en los cazadores suecos y en la caza sueca. Pero si las armas de estilo militar entran en la caza, el capital de confianza de los cazadores corre el riesgo, según muchos, de verse erosionado en cierta medida. ¿Por qué deberían posar hombres adultos con armas de estilo militar cuando se supone que sólo pueden disparar a jabalíes y alces?
Para decidir prohibir las armas de aspecto militar, el gobierno se basa, entre otras cosas, en lo que piensa la policía sueca. Es un hecho que en Estados Unidos se han utilizado armas semiautomáticas de aspecto militar en asesinatos en masa. En cinco de los diez atentados más mortíferos que han tenido lugar en Estados Unidos en los tiempos modernos, en cinco de esas ocasiones se han utilizado rifles semiautomáticos de aspecto militar. Y muchos creen que estos rifles pueden desencadenar comportamientos indeseables en los posibles agresores.
Lo que el gobierno y los Demócratas Suecos no parecen haber previsto es que las protestas contra el cambio de ley fueran tan intensas. Desde hace varios años, Suecia vive una ola de violencia con tiroteos y explosiones relacionados con la delincuencia organizada, dominada por personas de origen extranjero. Y aunque el acto de Örebro no tuviera nada que ver con ese tipo de delincuencia, muchos suecos, y muchos cazadores, sienten que los cazadores respetuosos de la ley deben pagar ahora el precio de una desestabilización de Suecia, que está relacionada de forma bastante evidente con una integración fallida.
En el debate que surgió, quedó claro que incluso en Suecia hay una población que cree que debe tener derecho a protegerse contra delincuentes y asesinos. Se trata de un fenómeno que tendemos a asociar con Estados Unidos. Pero parece que el mismo tipo de conservadurismo popular existe también en Suecia. Parte de la sociedad y de los medios de comunicación parecen escandalizados por ello. Corrientes sociales que nunca han encontrado expresión en la política establecida en Suecia están emergiendo ahora a la superficie del debate político sueco.
La Suecia moderna e hiperindividualista parece tener su propia población de «cuello leído». Los suecos también pueden estar cansados de que el Estado intervenga y controle el uso que hacen de sus propias armas. ¿Está aumentando el conservadurismo popular en Suecia?