Un total de 31.200 inmigrantes entraron irregularmente en Europa en los dos primeros meses del año. Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, ha revelado las cifras, que coinciden con los datos de enero y febrero de 2023. Sin embargo, en comparación con hace un año, se ha producido un fuerte descenso de las entradas ilegales en el Mediterráneo central y desde los Balcanes, mientras que se han registrado aumentos porcentuales de tres dígitos en las rutas del Mediterráneo oriental y África occidental.
Mientras que 4.300 refugiados desembarcaron en las costas italianas, con una reducción anual del 70%, 9.150 (+117%) y 12.100 (+541%) personas desembarcaron en Grecia y en las Islas Canarias, respectivamente. La cifra procedente del archipiélago español, situado frente a las costas marroquíes, es la más alta jamás observada por Frontex. Al parecer, organizaciones delictivas que operan en Mauritania interceptaron el creciente número de migrantes subsaharianos en el país y les ofrecieron una ruta de entrada a Europa. A bordo de cayucos, pequeñas y rudimentarias embarcaciones de pesca, cientos de personas desafían los escollos del Océano para buscar refugio y una nueva vida en la avanzada española en medio del Atlántico. Con menos controles que en el Mediterráneo, la ruta de África Occidental se está convirtiendo en la más transitada, además de la más peligrosa.
Italia, protagonista de la cooperación internacional
Europa no puede permanecer indiferente ante los flujos migratorios y las emergencias a las que pueden verse abocados de nuevo Estados como Italia, España o Grecia. Se necesitan posturas y soluciones.
A Bruselas le cuesta ponerse en marcha, sobre todo a pocos meses de las elecciones de junio, cuando los ciudadanos del Viejo Continente serán llamados a las urnas para elegir a los nuevos parlamentarios. Así pues, a la cabeza e instando a la Unión de los 27 a un cambio de ritmo se encuentran Estados que tienen todo el interés en frenar los flujos ilegales. Italia, en este sentido, está desempeñando un papel central y de liderazgo en la cooperación internacional.
El gobierno de Giorgia Meloni ha situado este asunto entre las prioridades del país y quiere que Europa haga lo mismo. Si los desembarcos han disminuido tanto en los últimos meses de 2023 como en enero y febrero de 2024, una de las razones hay que buscarla tanto en las acciones políticas respaldadas por Roma como en la voluntad del Gobierno italiano de tender puentes y formas de cooperación igualitarias con los Estados africanos. El Plan Mattei, con sus 5.500 millones en créditos, así como operaciones y garantías para producir desarrollo social, es un ejemplo.
El histórico acuerdo UE-Egipto
La autoridad de Italia también se puso de manifiesto en el histórico acuerdo entre la Unión Europea y Egipto del pasado 17 de marzo. De hecho, en El Cairo, Giorgia Meloni y Ursula Von Der Leyen, acompañadas por los primeros ministros de Bélgica, Austria, Grecia y Chipre, se reunieron con el presidente egipcio, Abdel Fattah Al Sisi. Se pusieron sobre la mesa las bases de una asociación estratégica Unión Europea-Egipto que durará hasta 2027.
Europa reconoce al gobierno de El Cairo un papel estratégico vital en todas aquellas cuestiones geopolíticas que afectan al Mediterráneo, África y Oriente Próximo. Por eso, como ya han hecho Emiratos Árabes Unidos, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, quiere ayudar al país de Al Sisi, que se enfrenta a una preocupante crisis económica. Por un lado, está la devaluación de la libra egipcia, que está debilitando la economía, y por otro, los continuos ataques de los Houthis a los barcos que cruzan el Canal de Suez podrían causar más problemas y pérdidas al gobierno egipcio.
En el plato, la Unión Europea ha puesto 7.400 millones en ayudas y 600 millones en subvenciones, incluidos 200 millones para la emergencia del flujo irregular. Se trata de un reto común que Egipto, Italia y Europa quieren abordar y superar reforzando las rutas y vías legales de migración e intensificando los esfuerzos para detener las hordas de delincuentes y migrantes irregulares. En este sentido, los firmantes hablaron de un enfoque holístico de la migración.
Un modelo que marca la pauta
La operación llevada a cabo en El Cairo y patrocinada por el gobierno de Meloni recuerda a la de Cartago. El pasado mes de julio, la delegación europea, encabezada por la Presidenta de la Comisión, Ursula von Der Leyen, la Primera Ministra italiana, Giorgia Meloni, y Mark Rutte, Primer Ministro de los Países Bajos, firmó un memorando de entendimiento con el Presidente tunecino, Kais Saied. Tras una gran labor diplomática, en la que Italia fue protagonista absoluta, Europa propuso un paquete de ayuda de 255 millones, que incluía hasta 105 millones para frenar los flujos migratorios.
Esa asociación, como había recordado la Primera Ministra Giorgia Meloni, «representa para nosotros un modelo para construir nuevas relaciones con nuestros vecinos del Norte de África». Ocho meses después de aquel acuerdo, Italia ha seguido adelante con su proyecto y sus intenciones. De hecho, como reiteró el Primer Ministro en El Cairo, el modelo propuesto para hacer frente a los flujos migratorios irregulares ha marcado la pauta.