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El 14 de diciembre, la última reunión ordinaria del año del Consejo Europeo debatió, entre otros temas, la defensa, la migración y la revisión del marco financiero plurianual (MFP) de la UE.
En materia de seguridad y defensa, las conclusiones del Consejo Europeo llenaron de palabras no menos de nueve apartados y subapartados, aunque en realidad no se decidió nada espectacular.
Empecemos por el último párrafo, el 27. Aquí, a pesar de la complementariedad de una Unión Europea más fuerte y más capaz en el ámbito de la seguridad y la defensa con la OTAN, se proclamó que esta última seguiría siendo el fundamento de la defensa colectiva de sus miembros.
Sin embargo, se añadió una última frase muy interesante: «Esto se entiende sin perjuicio del carácter específico de la política de seguridad y defensa de determinados Estados miembros.» Tal declaración reconoce la visión, el objetivo y la voluntad de algunos Estados miembros de la UE de desarrollar sus propias capacidades de defensa como una política de seguridad sólida.
Este importante reconocimiento político puede ponerse en relación con el apartado 26 de la conclusión, que subraya la oportunidad industrial de desarrollar la preparación, el gasto, la inversión y la capacidad de defensa, así como un mercado para la defensa.
El apartado 25, por el contrario, apunta a la utilización de la defensa para fomentar la centralización de la Unión con algunos eufemismos bien conocidos, como «ofrecer una Unión geopolítica ambiciosa», o «aumentar la capacidad de actuar de forma autónoma en el contexto de la inestabilidad mundial, la competencia estratégica y las amenazas a la seguridad».
Este párrafo es el primero en comparación con los otros dos, pero en cualquier caso los tres deben ponerse en relación, y reflejan las dos visiones enfrentadas de cómo debe evolucionar la Unión Europea en los próximos años.
Por otra parte, la reunión dedicó tres apartados a las conclusiones sobre migración. Se incluyeron positivamente las cuestiones conservadoras de una protección más eficaz de las fronteras exteriores de la UE y la lucha decidida contra la delincuencia organizada, el tráfico y la trata de seres humanos y la instrumentalización de la migración como amenaza híbrida.
En particular, el Consejo Europeo condenó enérgicamente todos los denominados «ataques híbridos», como la instrumentalización de migrantes por terceros países con fines políticos. Esto está en relación con el riesgo que corren algunos Estados miembros de la UE, como Finlandia, para contrarrestar los continuos ataques híbridos en sus fronteras exteriores lanzados por Bielorrusia, o por la Federación Rusa.
Por último, el Consejo Europeo se esforzó por llegar a un acuerdo sobre la revisión del MFP en el ecuador del septenio presupuestario 2021-2027. En este caso, 26 Estados miembros apoyaron los ajustes, aunque para alcanzar la unanimidad la decisión se aplazó hasta principios del próximo año.
Hungría fue el Estado miembro que congeló la confirmación. A pesar de que la Comisión Europea, a través de su máximo responsable de Justicia, el Sr. Reynders, había anunciado sólo 24 horas antes que una parte de los hasta ahora bloqueados fondos de la Próxima Generación se desembolsarían en favor del Gobierno del Sr. Orbán, el político conservador mantuvo sus cartas con prudencia.
Esto nos recuerda a la película «El gran explorador y Cathouse Thursday», donde los distintos personajes desconfían unos de otros y sólo pagan sus deudas cuando están seguros de no ser engañados por sus contrapartes.
La principal razón del aumento del presupuesto de la UE es el apoyo a Ucrania, «con préstamos y subvenciones por valor de hasta 50.000 millones de euros en los próximos cuatro años», según el Canciller Federal alemán. Sin embargo, la UE también necesita disponer de más dinero en ayudas para el proceso de adhesión de los Estados de los Balcanes Occidentales y para gestionar la migración. Una mala política y gestión de la migración en el pasado cuesta recursos adicionales en el futuro.
Sobre el que quizá sea el asunto geopolítico más delicado del momento, el conflicto palestino-israelí en Oriente Próximo, el Consejo Europeo celebró «un profundo debate estratégico», pero no llegó a ninguna conclusión.
Fuente de la imagen: Le Soir