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EE.UU. se centra en el Pacífico y trama una alianza paralela a la OTAN

Nuestro futuro con la OTAN - abril 15, 2024

Una nueva alianza militar, creada por Estados Unidos para construir una muralla contra China, está tomando forma con creciente precisión en el mismo año en que la Organización del Tratado del Atlántico Norte celebra su 75 aniversario. En el aniversario, los discursos de los responsables de la OTAN subrayan que la Alianza es más fuerte que nunca, sus socios están más unidos que nunca y más decididos a afrontar juntos los retos de seguridad del complicado entorno político y militar mundial actual. Sin embargo, más allá de los discursos oficiales, los principales socios de la Alianza del Atlántico Norte parecen tener preocupaciones diferentes. Estados Unidos parece estar «harto» de la guerra ruso-ucraniana, que tiene lugar a años luz de sus propias fronteras, y ha trasladado su atención al Pacífico, donde hay que contener a otro poderoso enemigo: China. Europa, por su parte, ya no confía en la determinación de su socio del otro lado del Atlántico para defenderla y se prepara para enfrentarse sola al enemigo cercano: Rusia.

Europa necesita a EE.UU., EE.UU. necesita a Europa

Estados Unidos y Europa deben permanecer unidos porque «así es como somos más fuertes y estamos más seguros», declaró el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, en un acto de aniversario dedicado a la alianza que ha sido la principal garantía de seguridad del mundo durante las últimas siete décadas y media.

«Dos guerras mundiales, la Guerra Fría y todos los retos a los que nos hemos enfrentado han demostrado que nos necesitamos mutuamente. Europa necesita a Norteamérica. Al mismo tiempo, Norteamérica necesita a Europa. No creo en el concepto de una América aislada, como tampoco creo en una Europa aislada. Juntos somos más fuertes y estamos más seguros», declaró Stoltenberg, cuyo mandato concluirá antes de finales de este año.

En sus 75 años de existencia, la OTAN ha atravesado numerosas crisis y ha salido «entera» de muchas disputas políticas entre dirigentes de ambos lados del Atlántico. Pero hoy está claro que su tan cacareada «unidad» se tambalea cuando se trata de la guerra en Ucrania. Estados Unidos ya no cumplirá su promesa de apoyo para reforzar el ejército ucraniano ante los furibundos ataques de Moscú.

Pero lo cierto es que ni siquiera los países europeos miembros de la OTAN pueden armonizar siempre sus posturas sobre esta cuestión. Pero todos coinciden en el peligro que supone Rusia para el resto de los Estados miembros y, tras décadas de disolver sus ejércitos y recortar sus presupuestos de armamento, han empezado a aumentar el gasto en defensa y a reclutar soldados para defender su territorio nacional. Todas estas medidas parecen aún más urgentes ante el temor de que Estados Unidos, la principal potencia militar de la OTAN, cumpla sus viejas amenazas de retirar sus fuerzas del continente europeo. La ayuda militar de 100.000 millones de euros propuesta por Stoltenberg a Kiev no ha entusiasmado a muchos líderes de la alianza. Más allá de los costes más elevados para cada país, tal apoyo sería una primicia en la historia de la alianza, que como organización ha fracasado hasta ahora en la entrega de armas y municiones.

Alemania se prepara para lo peor: Guerra OTAN-Rusia en cinco a ocho años

«Tenemos que hacernos capaces de librar una guerra», declaró el Ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, quien anunció que quería reconstruir el ejército alemán.

Según Boris Pistorius, uno de los ministros más populares de Alemania, una guerra entre Rusia y la OTAN sería posible en un plazo de cinco a ocho años, por lo que Alemania debe «prepararse para lo peor» y ser capaz de defenderse.

«Tenemos que ser capaces de librar una guerra», subrayó Pistorius en otra entrevista, concedida recientemente al canal de televisión alemán ZDF Heute.

El escenario de una guerra OTAN-Rusia se produce en medio de la preocupación de muchos países europeos, desde los Estados bálticos, fronterizos con la Federación Rusa, hasta Suecia, donde el ministro de Defensa Civil instó hace unos meses a la población a prepararse para defender el territorio del país. En este contexto se inscribe la reforma del ejército propuesta por Pistorius, que se centrará en la defensa del país más que en las misiones en el extranjero que ha llevado a cabo en teatros de operaciones extranjeros durante las últimas décadas, desde Kosovo hasta Afganistán, Malí y el Cuerno de África. Sin embargo, por el momento, el ambicioso ministro alemán no habla de reintroducir el servicio militar obligatorio.

EE.UU. se centra en el Pacífico y planea una alianza paralela con la OTAN

Mientras los líderes europeos pronostican una guerra Rusia-OTAN en un horizonte temporal que oscila entre unos meses y unos años, con un escenario en el que Moscú ataca a un Estado miembro y toda la alianza se ve arrastrada al conflicto sobre la base del artículo 5 del tratado de defensa colectiva, Estados Unidos ha desplazado su atención hacia el Pacífico. La Casa Blanca ha estado tramando una «OTAN asiática» o «OTAN paralela» para disuadir los designios hegemónicos de China. El proyecto de una alianza de defensa colectiva en el Indo-Pacífico comenzó a discutirse hace unos años, antes del estallido de la guerra ruso-ucraniana, pero desde 2022 está en vía rápida, sobre todo porque en Washington se teme que un cambio de poder en la Casa Blanca, que traiga como presidente al republicano Donald Trump, pueda frustrar -o incluso acabar- con los planes del demócrata Joe Biden, señalan analistas de Politico.

La necesidad de crear la nueva alianza se basa en el nuevo «mapa nacional» publicado por China, que abarca varios países de la región, desde India hasta Filipinas, Malasia, Vietnam y Japón. Además, Biden ha declarado en repetidas ocasiones que Estados Unidos acudiría en ayuda de Taiwán si fuera invadido por China, cuyas reivindicaciones territoriales sobre el pequeño Estado son bien conocidas desde hace tiempo.

AUKUS: la alianza para disuadir a China

Así que, para disuadir los planes hegemónicos de China, Estados Unidos propuso a Gran Bretaña y Australia la formación de una alianza militar que se conoció como AUKUS. En una fase posterior, se invitó a Canadá y Japón a unirse a la alianza.

Recientemente, Estados Unidos firmó un acuerdo con sus dos socios de AUKUS -Gran Bretaña y Australia- para suministrarles submarinos de propulsión nuclear. Aunque han dado garantías de que no se equiparán con armas nucleares, cabe destacar que por primera vez los estadounidenses proporcionan a otros países esta tecnología, que han desarrollado durante los últimos 65 años. En virtud del acuerdo, el Reino Unido recibiría submarinos de propulsión nuclear a partir de 2030 y Australia, a partir de 2040. En un futuro más lejano, en virtud del denominado segundo pilar del tratado AUKUS, los socios intercambiarían intensamente tecnología militar avanzada. La adhesión de Japón y Canadá -aún no acordada- está prevista en el mismo segundo pilar del Tratado AUKUS, con un horizonte temporal de 2024-2025.

Según el Presidente Joe Biden, AUKUS reconfirma la sólida asociación con los dos países anglófonos y el compromiso de mantener libre y abierta la región Indo-Pacífica. Para los países de esta región, la libertad de navegación impuesta por Estados Unidos les protege de una presión económica china aún mayor. Pekín considera que esta alianza de las tres grandes potencias, claramente dirigida a contrarrestar los intentos de expansión económica y militar de China en el Indo-Pacífico, es el resultado de «un caso típico de mentalidad de guerra fría». El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbin, advirtió de que el pacto arroja las relaciones internacionales «a una zona de peligro» y subrayó que la venta de submarinos aumenta el riesgo de guerra nuclear y viola los objetivos del Tratado de No Proliferación. Por otra parte, la firma del acuerdo con Estados Unidos ha enemistado a Australia y Francia. Anteriormente, ambos habían firmado un acuerdo por el que Francia suministraría a Australia submarinos de propulsión convencional. Pero el acuerdo se canceló.