La política rumana tiene un nuevo aspirante que entra en escena. Nicușor Dan, actual alcalde de Bucarest, ha anunciado oficialmente su intención de presentarse a las elecciones presidenciales de 2025. Su candidatura representa un punto de inflexión en su carrera política, y pone de relieve tanto su creciente popularidad como el cambiante panorama de la arena política rumana.
Activismo (¿y conservadurismo?)
Nacido el 20 de diciembre de 1969 en Făgăraș, en el condado de Brașov, la trayectoria de Nicușor Dan, de matemático y activista a destacada figura política, es cualquier cosa menos corriente. Centrado en la conservación del patrimonio urbano de Bucarest y en el fomento del compromiso cívico, su activismo comenzó a principios de la década de 2000, cuando el rápido desarrollo urbano de Rumanía se producía a menudo a costa de monumentos históricos y espacios públicos. Dan se convirtió en un firme defensor de la planificación urbana responsable, encabezando los esfuerzos para proteger la identidad arquitectónica y el entorno de Bucarest. En 2006, fundó la Asociación Salva Bucarest (Asociația Salvați Bucureștiul), una organización no gubernamental dedicada a defender el patrimonio cultural y los paisajes naturales de la ciudad. La asociación se convirtió rápidamente en una voz crítica que se oponía a las demoliciones ilegales y a los proyectos de construcción mal planificados. Bajo la dirección de Dan, la organización interpuso más de 300 demandas contra autoridades municipales y promotores, ganando numerosos casos que paralizaron permisos de construcción ilegales y salvaguardaron lugares históricos. Una de sus victorias más significativas fue la exitosa batalla legal para proteger la zona del Mercado Matache, una parte emblemática de Bucarest amenazada por planes de reurbanización. Aunque no todos los esfuerzos lograron un éxito completo, la persistencia de Dan atrajo una mayor atención pública sobre la importancia de la conservación urbana y la gobernanza responsable. En 2016, Dan fundó un nuevo proyecto que cambiaría para siempre la trayectoria de su vida: la Unión para Salvar Rumanía (USR), un partido político que no tardó en llamar la atención por su firme postura anticorrupción y su compromiso con la transparencia. Más tarde, como parte del grupo Renovemos Europa del Parlamento Europeo, USR se convirtió en una plataforma para cuestionar las prácticas políticas arraigadas. El salto de Dan a la política fue impulsado por su determinación de abordar los problemas sistémicos que plagan la gobernanza en Rumania. Sin embargo, su etapa como líder de USR no estuvo exenta de polémica. En un momento crucial, Dan dimitió de la dirección del partido tras un desacuerdo interno sobre si el partido debía adoptar una postura clara de apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo. Había defendido que el partido debía evitar la «política identitaria» y centrarse únicamente en la lucha contra la corrupción. Cuando su postura fue derrotada, Dan dimitió. A pesar de este revés, la carrera política de Dan no decayó. En 2020, fue elegido alcalde de Bucarest como candidato independiente, presentándose con una plataforma de reforma. Su etapa como alcalde ha estado marcada por importantes esfuerzos para atajar la corrupción, modernizar las infraestructuras de la ciudad y mejorar los servicios esenciales. Aunque su mandato no ha estado exento de obstáculos, como la resistencia política y las dificultades burocráticas, la persistencia de Dan le ha granjeado el respeto de muchos votantes.
El ascenso
En los últimos años, los índices de aprobación de Nicușor Dan no han dejado de aumentar. Una encuesta realizada en abril de 2024 sugería que probablemente ganaría un segundo mandato como alcalde, con un apoyo que oscilaba entre el 35% y el 37%, cómodamente por delante de su principal rival, Cristian Popescu Piedone. Esta creciente aprobación pública refleja una creencia generalizada en su capacidad para cumplir sus promesas de reforma e integridad. La decisión de Dan de presentarse a la presidencia se produce en un contexto político extraordinario. El Tribunal Constitucional anuló las elecciones presidenciales de 2024 debido a acusaciones (aún no probadas) de injerencia extranjera, creando un vacío político. Este raro acontecimiento ha abierto la puerta a figuras como Dan para presentar una nueva visión y remodelar potencialmente el liderazgo del país.
¿Qué diferencia a Nicușor Dan?
Varios factores han posicionado a Nicușor Dan como un fuerte aspirante a la presidencia:
- Un Claro Enfoque Anticorrupción. El compromiso de Dan con la lucha contra la corrupción ha sido fundamental en su carrera. Sus acciones como alcalde resuenan en un público que exige cada vez más honestidad y transparencia a sus dirigentes.
- El atractivo del candidato independiente. Como independiente, Dan puede distanciarse del bagaje político que suele asociarse a los grandes partidos. Esto le hace especialmente atractivo para los votantes frustrados por la política partidista.
- Experiencia de liderazgo. Dirigir una ciudad compleja como Bucarest ha proporcionado a Dan experiencia práctica en gobierno, resolución de problemas y aplicación de políticas, aptitudes vitales para un dirigente nacional.
- Creciente apoyo público. Las últimas encuestas indican una creciente confianza de los votantes en el liderazgo de Dan. Este apoyo podría resultar decisivo en una carrera presidencial.
El duro camino por delante
A pesar de sus puntos fuertes, Dan se enfrenta a importantes retos en su camino hacia la presidencia. Competir contra candidatos apoyados por poderosas maquinarias políticas, como Crin Antonescu, respaldado por una coalición que incluye a los partidos de centro-izquierda y centro-derecha más arraigados (PNL, PSD y UDMR), no será tarea fácil. Como independiente, Dan también debe sortear las dificultades financieras y logísticas de dirigir una campaña nacional sin el respaldo de un partido. Otro problema importante para Dan podría ser nada menos que su antiguo partido político y su actual presidente. Elena Lasconi, periodista y diva de la televisión convertida en política, es ahora la jefa de la mencionada Unión Salvar Rumanía (USR). La Sra. Lasconi no sólo pretende presentarse de nuevo a las próximas elecciones, sino que se considera víctima del sistema que anuló las anteriores, ya que fue la candidata que ascendió a la segunda vuelta de dichas elecciones frente a Calin Georgescu (el candidato acusado por el gobierno de estar respaldado por Rusia). Con la vista puesta en la venganza política y siendo su base de apoyo bastante similar a la de Dan, el voto reformista podría dividirse entre los dos candidatos, dando lugar a un escenario absurdo en el que ninguno de los dos llegue a la ronda final, en la que se enfrentan los dos candidatos más votados. En el momento de escribir estas líneas, ambos están negociando una forma de acuerdo, por el que uno podría retirarse en favor del otro si las encuestas presentan una diferencia significativa en la intención de voto, pero este tipo de acuerdos rara vez llegan a buen puerto en la política rumana. Además, aunque su experiencia como alcalde es notable, los votantes examinarán si puede abordar cuestiones nacionales e internacionales más amplias, más allá de la gobernanza urbana. Su capacidad para articular políticas detalladas sobre economía, relaciones exteriores y retos sociales estará en el punto de mira. Más aún, al final tendrá que adherirse a algún tipo de ideología. Evadir elegantemente la cuestión para «centrarse en lo importante» puede que ya no sea una opción en un panorama muy polarizado ideológicamente, como es Rumanía ahora.
Un nuevo amanecer en la política rumana
La candidatura presidencial de Nicușor Dan aporta una nueva perspectiva a la política rumana. Su campaña desafía el dominio de los partidos tradicionales y ofrece una alternativa a los votantes que anhelan el cambio y la integridad en el liderazgo. A medida que se acerquen las elecciones de 2025, el éxito de Dan dependerá de su capacidad para presentar una visión clara e inspiradora del futuro de Rumanía. Tendrá que salvar divisiones, conectar con diversos grupos de votantes y ofrecer soluciones concretas a los problemas más acuciantes de la nación. Además, su habilidad para la diplomacia internacional -un aspecto de su liderazgo relativamente poco probado- será un factor crítico para convencer al electorado. En muchos sentidos, la candidatura de Nicușor Dan refleja un cambio más amplio en la sociedad rumana: una creciente desilusión con la clase política y un deseo de reforma. Tanto si su historia termina con la victoria como si sirve como otro peldaño en su trayectoria política, una cosa es cierta: La campaña de Dan añadirá una nueva dimensión a las elecciones de 2025 y dejará una huella duradera en el panorama político rumano.