Desde el inicio de la nueva legislatura en España, en noviembre, el Gobierno socialista no pierde el tiempo y se acerca rápidamente a sus aliados parlamentarios más peligrosos.
Además de su socio de coalición, el partido comunista-progresista Sumar, el Partido Socialista (PSOE) cuenta con una batería de grupos que apoyaron la candidatura de Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno.
El más ruidoso es Junts, el partido separatista de la región de Cataluña liderado (a distancia) por el prófugo Carles Puigdemont.
Durante sus 42 años de existencia, las autoridades españolas calculan que ETA asesinó a más de 850 personas, entre políticos, policías y miembros de las fuerzas armadas.
La organización se disolvió en 2011, pero EH Bildu lleva su legado político.
A día de hoy, EH Bildu no ha condenado las actividades terroristas de ETA, dejando a muchas familias de víctimas sin un cierre completo.
Su negativa a condenar los atroces actos de ETA sólo tiene parangón con su decisión de incluir a varios antiguos terroristas (condenados) en sus listas para las últimas Elecciones Generales.
Para colmo de males, a mediados de enero Bildu y otros movimientos separatistas vascos convocaron una movilización masiva para liberar a otros miembros de ETA condenados.
La masiva protesta dio un giro inesperado cuando Itziar Ituño, la estrella del éxito mundial de Netflix
Casa de Papel
(
El atraco del dinero
) se acercó a la primera línea para defender a los presos de ETA.
Ituño afirmó que seguirá trabajando hasta que los terroristas de ETA condenados estén en libertad.
«No los hemos traído aquí para que permanezcan en la cárcel», añadió. La actriz se refirió al traslado de presos de ETA desde cárceles de todo el territorio español a cárceles del País Vasco.
«Los trajimos a las cárceles vascas para sacarlos».
La participación de Ituño provocó una reacción masiva. El clamor en las redes sociales obligó a marcas como BMW e Iberia -la aerolínea de bandera española- a cortar toda relación publicitaria y comercial con la actriz. Las empresas justificaron su decisión porque no querían estar «ideológicamente vinculadas».
El mundo de la cultura española parece polarizado por la noticia, con una serie de actores que apoyan y condenan a Ituño.
El fondo de esta cuestión es que las cicatrices y el legado que dejó ETA siguen siendo palpables y todavía irritan (y duelen) a mucha gente, de todos los lados del espectro político. ETA mató a gente de derecha e izquierda.
Las asociaciones de víctimas de ETA exigen al ministro español del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que investigue a Ituño.
Pidieron al gobierno que aplique las disposiciones contenidas en la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo.
Según esta ley, el gobierno debe defender la dignidad de las víctimas estableciendo la prohibición de monumentos, placas y otras actividades que conmemoren a terroristas u organizaciones terroristas.
Es poco probable que el actual gobierno socialista escuche estas peticiones legítimas. La gobernabilidad del país reside en los votos de los 6 diputados de EH Bildu en el Parlamento español.
No se espera que Pedro Sánchez se enemiste con uno de sus aliados clave en el Congreso. De hecho, los observadores dicen que podría ponerse del lado de las exigencias de los separatistas vascos y poner rumbo a una liberación gradual de los presos de ETA.
El panorama político español se está viendo empañado por los caprichos de los separatistas y una sistemática apología (avalada por el Gobierno) del terrorismo.
¿Y Europa? Silencioso.