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El muro más alto de la historia y el comienzo de la esperanza

Cultura - noviembre 9, 2023

El hundimiento del comunismo y su efecto en la Europa de hoy y de mañana.

El 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín, marcando el inicio del proceso de disolución de la Unión Soviética y la progresiva liberación del comunismo de muchos Estados que hoy forman parte fielmente de la Unión Europea y la OTAN.

El Muro, construido para separar la parte franco-angloamericana de la capital alemana de la soviética, se convirtió con el tiempo en el símbolo concreto de una frontera mucho más importante, el «Telón de Acero» que separaba Europa Occidental de Europa Oriental bajo control soviético o de partidos comunistas fuertemente afines.

Se calcula que alrededor de 200 personas murieron por la policía militar de Alemania Oriental mientras intentaban cruzar el muro para llegar a Berlín Occidental, y la necesidad de encontrarse en el «Berlín Libre» se convirtió en un elemento tan transversal que estimuló películas, libros y canciones de todas partes del mundo.

Pero, ¿cuáles fueron los efectos concretos de esa caída?

Rápidamente dijo: en primer lugar la reunificación de Alemania, finalizado a principios de octubre de 1990 tras meses de negociaciones, que implicaba un proceso de fuertes incentivos para reactivar la economía de Alemania del Este, evitando al mismo tiempo la despoblación de las zonas ocupadas por el soviéticos; incluso antes, el régimen comunista cayó en Hungría, que fue la primera en abrir las fronteras permitiendo el paso de ciudadanos entre Hungría y Austria; Checoslovaquia primero se liberó del régimen comunista de Gustáv Husák y después inició un proceso para la creación de dos repúblicas, una para la población checa y otra para la eslovaca; Polonia y Rumanía transformaron de regímenes en democracias, dirigidas respectivamente por los conservadores Solidarność sindicato en Polonia y el Frente de Salvación Nacional en Rumanía.

En la actualidad, además de Alemania Oriental como parte de Alemania, 9 países ex soviéticos son miembros de la Unión Europea, a los que se añaden los países resultantes de la desintegración de Yugoslavia, es decir, Croacia y Eslovenia. Un importante legado que constituye casi la mitad de los Estados miembros y es la mayor demostración del fracaso de la ideología y el régimen comunistas.

En el plano económico, de hecho, a pesar del fuerte crecimiento experimentado por los distintos países que han entrado en la UE, el nivel de renta per cápita sigue siendo bajo: excluyendo las capitales, de hecho, todas las regiones que estuvieron bajo el régimen soviético tienen hoy un PIB per cápita inferior a la media europea, incluidas las regiones alemanas.

Si los datos económicos, por tanto, apuntan a la necesidad de dar un paso más, los políticos son bastante inequívocos: en Polonia, los distintos partidos de derechas han alcanzado dos tercios del consenso (35% para PiS – ECR y 31% para PO – PPE); en Hungría Orbán (Fidesz – NI, ex-PPE) ganó las elecciones con mayoría absoluta de votos; en la República Checa la única fuerza de izquierdas es el Piráti (Verdes/EFA) con 4 escaños de 200, el resto son centristas (ANO 2011 – RE o STAN – PPE) o de centro-derecha (SAD – ECR, KDU- ČSL – PPE, SPD – ID, TOP 09 – PPE); en Rumanía, Klaus Iohannis (PNL – PPE) fue reelegido presidente con un 66% en la segunda vuelta; en Letonia hay un gobierno de centro-derecha formado por JV (PPE), LZP (Verdes/ALE) y NA (ECR); en Lituania, la segunda vuelta de las presidenciales enfrentó a dos candidatos conservadores y liberales.

Aparte de las complejas situaciones de Eslovaquia (donde volvieron a ganar los socialdemócratas) y Estonia, con gobiernos de amplia coalición, los países exsoviéticos y, en particular, el conocido «Bloque de Visegrado» se encuentran entre las cuencas electorales más fieles de la derecha europea, como demuestran los altos porcentajes de la CDU (PPE) y la AfD (ID) en los Estados del Este de Alemania.

El proceso desencadenado por la caída del Muro impulsó la revancha de las ideas conservadoras y liberalesEn defensa de las raíces cristianas frente al nihilismo ateo propugnado por la ideología comunista, en defensa de las patrias y las naciones, en defensa de la historia y de una cultura hecha de Libertad y Prosperidad.

La libertad de Europa del Este es la base de la Europa de los Pueblos y de Occidente y en este día debemos recordarlo, empezando también a defendernos de las fuerzas que hoy nos amenazan.

Hoy como siempre contra cualquier dictadura, por una Europa baluarte de la libertad.