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Los conservadores europeos tienen un gran líder. Giorgia Meloni ha demostrado al mundo muchas veces que no tiene miedo de hacer oír su voz ya en varias ocasiones y ha demostrado la bondad de los ideales conservadores en cada situación en la que se encontraba.
El pasado 20 de septiembre, sin embargo, fue diferente. El Presidente del Consejo de Ministros italiano y de ECR intervino durante la septuagésima octava Asamblea General de la ONU demostrando en apenas 15 minutos que hay un bien y un mal. Hay varios pasajes notables. Desde el principio se entendió que Meloni no estaba en Nueva York de vacaciones ni para defenderse, al contrario, atacó haciendo hincapié en la necesidad de defender las naciones, las identidades y las patrias. Reiterando, además, el deber de preferir siempre la razón a la fuerza en una época tan compleja como la que vive el mundo. Además de las frases rituales en las que dijo cuánto era un honor representar a Italia en esa Cámara, subrayó cómo al mismo tiempo representaba una gran responsabilidad, dado el período histórico.
Más concretamente, abordó la cuestión de la guerra en Ucrania, sobre la que explicó: «Italia ha elegido claramente un bando. Lo hizo por justicia. Lo hizo porque es consciente de lo difícil que sería gobernar un mundo en el que quienes bombardean las infraestructuras civiles tienen la mejor esperanza de doblegar a un pueblo con frío y oscuridad, que utiliza la energía como arma y chantajea a las naciones en desarrollo impidiendo la exportación de grano». Meloni también habló con el Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, en los pasillos del Palacio de la ONU.
A continuación abordó el tema de los inmigrantes, cada vez más central en la dinámica europea; la lucha contra los traficantes de seres humanos y el «derecho a no emigrar». En torno a estos dos temas, Meloni recordó que África no es un continente pobre, sino un continente explotado: «El enfoque ha sido depredador, e incluso paternalista. Tenemos que cambiar las tornas y ofrecer una alternativa seria al fenómeno de la migración masiva, una alternativa hecha de trabajo, formación, oportunidades en los países de origen y vías de migración legal y acordada y, por tanto, también integrable. Seremos los primeros en dar ejemplo con el «Plan Mattei para África». A continuación se preguntó cómo una organización que ha contribuido de manera fundamental a erradicar la esclavitud puede volverse hacia el otro lado y no darse cuenta de la gravedad de la situación.
En relación con este asunto, además de las palabras en la Asamblea General, Meloni se reunió con el Secretario de la ONU, Antonio Guterres, a quien pidió una mayor implicación. La directriz es: rechazar la hipocresía que ha hecho ricos a los traficantes de seres humanos y combatirlos por todos los medios.
Una intervención en la que no se ha dejado nada fuera de los temas de mayor impacto para el mundo. Hay que vigilar la inteligencia artificial del Presidente de los Conservadores Europeos porque el desarrollo tecnológico es mucho más rápido que el de los hombres. Este último incapaz de gobernar los efectos. Por último, concluyó reiterando la necesidad de una reforma del Consejo de Seguridad que Meloni considera que ha dejado de ser representativo y eficaz. Una solución es reforzar la representación regional y una distribución geográfica más equitativa de los escaños. Es bueno recordar que durante el próximo G7 dirigido por Italia éste será uno de los temas centrales. El mensaje del Primer Ministro italiano es tan sencillo en palabras como complicado en los hechos: «Dar ética a los algoritmos».