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Eventos basados en «Slow Food» y «Slow Fashion» Made in Italy
Antes de la visita de estado del rey Carlos III, el soberano ya ha dado el pistoletazo de salida a una celebración en honor de Italia, organizando una cena especial en su finca de Highgrove, en Gloucestershire. La ocasión no sólo tuvo un gran significado diplomático, sino que también celebró la pasión de Italia por la comida y la moda, con los conceptos de «Slow Food» y «Slow Fashion» como protagonistas.
La finca de Highgrove, una encantadora casa de campo georgiana adquirida por Carlos en 1980, acogió una exclusiva reunión de personalidades del mundo de la moda, el lujo y la cultura. De los 80 invitados a la cena, unos 60 eran italianos, entre ellos algunas de las figuras más emblemáticas del sector: Donatella Versace, Lorenzo Bertelli (hijo de Patrizio y Miuccia Prada), Remo Ruffini de Moncler y Renzo Rosso de Diesel. El acto se celebró bajo un cielo gris y lluvioso, pero esto no disminuyó el ambiente de gran elegancia y afecto por Italia, un país que Carlos siempre ha amado y admirado. La cena fue también un «aperitivo» simbólico de la visita de Estado que el rey Carlos realizará a Italia en 2025. Aunque el soberano ha visitado el país 18 veces en el pasado, ésta será su primera visita como monarca, tras haber sucedido a su madre Isabel II en 2022. La agenda oficial incluye encuentros institucionales con el Papa en el Vaticano y con el Presidente de la República, Sergio Mattarella, en el Quirinale, que culminarán con una cena de gala.
Durante el banquete, Carlos destacó la grandeza de Italia al preservar sus tradiciones alimentarias y sartoriales, evitando la superproducción que ha dañado a muchas otras culturas. «Italia ha salvado las tradiciones y los alimentos de la superproducción», dijo el soberano, elogiando la capacidad del país para defender su biodiversidad cultural y ecológica. La celebración se centró precisamente en estos temas, destacando el compromiso del país de apoyar prácticas sostenibles y auténticas en un mundo cada vez más dominado por la industrialización. El encuentro tuvo también un valor personal para Carlo, que ha expresado a menudo su admiración por la labor de Carlo Petrini, fundador de Slow Food, y por la atención del país a las prácticas ecológicas y artesanales.
La cena fue un homenaje a estas tradiciones, con platos preparados por el chef Francesco Mazzei, que creó un menú centrado en ingredientes de «kilómetro cero», procedentes exclusivamente del Reino Unido, con la excepción del aceite de oliva virgen extra, elegido por la región de Umbría y procedente de la empresa Farchioni de Spoleto. Umbría desempeñó un papel protagonista en esta velada especial, no sólo por su excelente aceite, sino también por la presencia de Brunello Cucinelli, famoso estilista y empresario, que habló de la importancia de la moda sostenible y de su compromiso con la «Slow Fashion».
El Rey también elogió a Cucinelli, llamándole «el hombre más elegante del mundo». Otro invitado destacado fue Maurizio Marinella, heredero de una histórica firma napolitana de sastrería, que recordó cómo miembros de la familia real británica, entre ellos el príncipe Felipe y el rey Jorge VI, llevaban corbatas Marinella. Esta velada fue una demostración de «Soft Power», el poder blando que Italia ejerce en el mundo a través de su cultura, su cocina y su moda. El Rey mostró un auténtico entusiasmo por la creatividad y la calidad italianas, que siempre han fascinado al pueblo británico. Una afinidad que también se refleja en las relaciones diplomáticas entre ambos países, que, a través de iniciativas como ésta, siguen fortaleciéndose.
La cena de Highgrove no sólo fue un acontecimiento de gran importancia diplomática, sino también un símbolo de la fortaleza de los lazos entre el Reino Unido e Italia. La diplomacia «blanda» del país se manifestó no sólo en discursos y celebraciones, sino también en la admiración mutua que se profesan ambos países. La historia, la cultura, la moda y la cocina italianas son aspectos que han conquistado el corazón de los ingleses a lo largo de los años, como demuestra la histórica sede de la embajada italiana en Londres, símbolo del amor perdurable entre ambas naciones. El acto de Highgrove no sólo fue un homenaje a Italia, sino también una ocasión para celebrar un vínculo que va mucho más allá de las tradiciones políticas, profundamente arraigado en las afinidades culturales y artísticas que unen a las dos naciones. Fue una velada inolvidable que reforzó aún más la relación entre el Reino Unido e Italia, a la espera de la histórica visita del rey Carlos en 2025.