
Las elecciones federales alemanas del 23 de febrero de 2025 marcaron un importante punto de inflexión en el panorama político del país. La Unión Cristianodemócrata/Unión Socialcristiana (CDU/CSU), liderada por Friedrich Merz, se aseguró una mayoría relativa con el 28,6% de los votos, mientras que Alternativa para Alemania (AfD) protagonizó un sorprendente ascenso, convirtiéndose en el segundo partido más importante con el 20,8%. El Partido Socialdemócrata (SPD), de Olaf Scholz, sufrió una derrota histórica, al obtener sólo el 18,5% de los votos. Estos resultados reflejan una nación profundamente dividida, con fracturas a lo largo de líneas geográficas, generacionales y socioeconómicas.
Friedrich Merz y la política de la CDU
Friedrich Merz, líder de la CDU, es una figura destacada de la política alemana. Conocido por su postura conservadora, centró su campaña en cuestiones de inmigración, seguridad y economía. Prometió reforzar la independencia europea de Estados Unidos y aplicar políticas de inmigración más estrictas, respondiendo así a las preocupaciones de una parte importante del electorado.
Bajo su liderazgo, la CDU defiende políticas económicas de libre mercado, haciendo hincapié en la necesidad de reformas estructurales para impulsar el crecimiento económico y reducir la deuda pública. Además, el partido promueve una política exterior encaminada a reforzar la Unión Europea y consolidar las relaciones transatlánticas, manteniendo al mismo tiempo cierto grado de autonomía estratégica.
El ascenso de la AfD
La AfD logró su mejor resultado electoral, al obtener el 20,8% de los votos y convertirse en la segunda fuerza política del país. Este éxito se atribuye al creciente descontento de los votantes ante la inmigración y la percepción de pérdida de identidad cultural. La AfD aprovechó estas preocupaciones, proponiendo políticas radicales como la deportación masiva de inmigrantes y el abandono del euro en favor del marco alemán.
A pesar de su éxito electoral, otros partidos importantes han descartado formar coaliciones con la AfD, dejándola políticamente aislada. Sin embargo, su presencia reforzada en el Bundestag podría influir en el discurso político, empujando las políticas de migración y seguridad hacia posiciones más conservadoras.
La derrota del SPD
El SPD sufrió una de las peores derrotas de su historia, al recibir sólo el 18,5% de los votos. Este resultado refleja una pérdida de confianza de los votantes, atribuida a la incapacidad percibida para abordar los retos económicos y sociales del país. El liderazgo de Olaf Scholz ha quedado en entredicho, y el partido tendrá que someterse a un periodo de reflexión y renovación para recuperar el apoyo de los votantes.
La derrota del SPD también pone de manifiesto la fragmentación del voto de izquierdas, ya que algunos votantes se han decantado por partidos más radicales como Die Linke, que ha duplicado su apoyo en comparación con las elecciones anteriores.
Una Alemania dividida
Los resultados electorales han puesto de relieve las profundas divisiones existentes en Alemania. Geográficamente, la AfD obtuvo un fuerte apoyo en los Länder orientales, poniendo de relieve la persistente disparidad entre el Este y el Oeste. Socialmente, el partido atrajo a un número significativo de jóvenes y trabajadores, lo que indica el descontento entre las poblaciones más vulnerables del país.
Por el contrario, las zonas urbanas y más prósperas siguieron apoyando a los partidos tradicionales y a los Verdes, lo que refleja una polarización basada en factores económicos y culturales. Esta división supone un reto importante para el futuro gobierno, que debe trabajar para unificar el país y atender las diversas necesidades de las distintas regiones y grupos sociales.
Cuestiones electorales clave
Las elecciones de 2025 estuvieron dominadas por dos temas principales: la economía y la inmigración. El estancamiento económico, el aumento del desempleo y la preocupación por el futuro del sistema de bienestar empujaron a muchos votantes a buscar alternativas a las políticas tradicionales.
La inmigración, en particular, estuvo en el centro del debate político, y la AfD explotó los temores relacionados con la integración y la seguridad para ganar apoyos. La CDU respondió prometiendo políticas migratorias más estrictas, mientras que el SPD y Los Verdes apoyaron un enfoque más inclusivo centrado en la integración y los derechos humanos. Esta polarización en cuestiones clave contribuyó a redefinir las alianzas políticas y a fragmentar aún más el electorado.
La importancia de la economía y la inmigración
La economía y la inmigración se convirtieron en temas centrales de estas elecciones debido a una serie de factores interconectados. Alemania se ha enfrentado a una ralentización del crecimiento económico en los últimos años, con un aumento del desempleo y una creciente insatisfacción con las desigualdades económicas. Esta situación ha alimentado sentimientos de inseguridad entre la población, haciendo a los votantes más susceptibles a la retórica populista que promete soluciones rápidas y radicales.
La inmigración fue un tema crucial, tanto por la crisis de los refugiados como por la percepción de que las políticas migratorias de Scholz eran ineficaces. Alemania ha acogido a un número importante de inmigrantes en los últimos años, pero ha surgido la preocupación por su integración en el mercado laboral y en la sociedad. La AfD capitalizó este descontento, vinculando la inmigración a cuestiones como el aumento de la delincuencia y la presión sobre el sistema de bienestar social.
Por otra parte, la CDU de Merz adoptó una postura más estricta en materia de inmigración en comparación con los años de Merkel, proponiendo medidas más duras como el rechazo en las fronteras y la cancelación de la reagrupación familiar para los titulares de protección subsidiaria. Estas políticas atrajeron a votantes descontentos con el enfoque más permisivo del SPD y los Verdes.
La economía desempeñó un papel igualmente crucial. Alemania, tradicionalmente la potencia económica de Europa, ha experimentado un estancamiento debido a la crisis energética, la inflación y las dificultades del sector industrial. La preocupación por la competitividad económica empujó a muchos votantes hacia la CDU, que prometió recortes fiscales para las empresas y mayores incentivos a la inversión.
¿Qué ocurre después?
Las elecciones alemanas de 2025 marcan un cambio histórico, con el regreso de la CDU como partido mayoritario, pero dentro de un panorama político extremadamente fragmentado y polarizado. El hundimiento del SPD y el ascenso de la AfD demuestran un país profundamente dividido, no sólo entre el Este y el Oeste, sino también entre quienes desean la continuidad y quienes exigen un cambio radical.
El principal reto político ahora es la formación de gobierno. A pesar de haber ganado las elecciones, la CDU carece de mayoría absoluta y debe buscar socios de coalición. Esta situación es complicada porque, programáticamente, Merz comparte muchos más puntos en común con la AfD que con posibles socios de gobierno como el SPD y Los Verdes.
En cuestiones clave como la inmigración y la defensa de la identidad cultural alemana, la CDU y la AfD tienen posturas similares: ambas abogan por políticas migratorias más estrictas, controles fronterizos reforzados y medidas más duras contra la inmigración ilegal. Incluso en políticas económicas, Merz ha propuesto recortes fiscales y una mayor libertad económica, principios que no distan mucho de los promovidos por AfD, que en los últimos años ha intentado presentarse como un partido «antisistema» con un programa económico más conservador.
Sin embargo, Merz y la dirección de la CDU han descartado una alianza con AfD, tanto por razones de reputación internacional como por la oposición interna del partido. Alemania tiene un fuerte tabú contra los partidos de extrema derecha, y una coalición CDU-AfD provocaría enormes tensiones a nivel europeo y dentro de la propia CDU, con el riesgo de alienar al ala moderada del partido.
Las alternativas, sin embargo, son todas desafiantes. Una Große Koalition con el SPD, con la que ya se experimentó anteriormente, parece problemática desde que el partido de Scholz sufrió una dura derrota, y muchos socialdemócratas verían una alianza con Merz como un suicidio político. Los Verdes, aunque son un aliado potencial, mantienen posturas diametralmente opuestas a la CDU en muchas cuestiones, como las políticas climáticas, la energía, las políticas sociales y la visión de la Unión Europea. Además, tanto los Verdes como el SPD formaron parte del gobierno saliente, que los votantes rechazaron, lo que hace difícil volver a proponer una alianza con la CDU sin perder más credibilidad.
Merz se encuentra en una situación paradójica: su partido ha ganado las elecciones, pero corre el riesgo de no poder gobernar. Si no consigue formar una coalición estable, Alemania podría enfrentarse pronto a nuevas elecciones, con el riesgo de que una mayor fragmentación beneficie aún más a la AfD. Este escenario haría aún más inestable la política alemana, con repercusiones no sólo a nivel nacional, sino también en toda Europa, en un momento en que se espera que Alemania lidere la UE en cuestiones cruciales como el apoyo a Ucrania, las políticas energéticas y la defensa común.
El principal reto de Merz será equilibrar la necesidad de formar gobierno con el riesgo de perder a parte de su electorado, que puede sentirse traicionado si la CDU se alía con partidos demasiado distantes de su programa. Sea cual sea la decisión que tome, tendrá profundas consecuencias para el futuro de Alemania y el papel del país en Europa en los próximos años.