Un análisis de los resultados de las elecciones del 6 al 9 de junio.
El recuento de las elecciones europeas ya ha concluido y, como se esperaba ampliamente, no han arrojado un resultado seguro y determinado y, dado el actual sistema electoral, será necesario un acuerdo entre varios partidos europeos para alcanzar una mayoría.
Sólo hay tres coaliciones que podrían, de forma autónoma, superar los 361 escaños, umbral mínimo para la mayoría: una entre Populares, Socialistas y Liberales se detendría en los 406 diputados; otra más orientada hacia la izquierda con la entrada de los Verdes estaría en los 458 escaños; la «mayor» sería la que contara con la presencia de los conservadores de ECR, que arrastraría la mayoría hasta los 482 escaños.
Naturalmente, nunca es una votación perfectamente lineal, también y sobre todo porque es difícil poner de acuerdo a partidos que luego chocan frontalmente en suelo nacional. Lo más probable es que se cree un eje en torno al PPE, el grupo RE y el ECR (que juntos se quedarían a sólo 15 escaños de la mayoría) y luego pasarían a arrebatar algún consenso a los grupos fuera de la mayoría.
Partamos precisamente de esta hipótesis de una mayoría PPE-RE-ECR-otros: la exclusión de la AfD del grupo ID abre ciertamente diferentes escenarios, aunque sea poco probable que Marine Le Pen (RN, ID) pueda formar parte serenamente de una mayoría europea de la que Macron debería, legítimamente, formar parte. Lo más probable es que la Liga (ID) de Matteo Salvini forme parte de esta mayoría que vería a sus aliados nacionales FdI (ECR) y FI (PPE) como parte integrante de la mayoría europea. Lo mismo debería ocurrir con Geert Wilders (PVV, ID), que va camino del gobierno junto con los partidos VVD (RE), BBB (PPE) y NSC (PPE), para los que no debería ser algo «herético» aceptar entrar en una mayoría similar.
Luego quedan algunas votaciones por resolver, como la del grupo rumano AUR: que está muy cerca del ECR, por ahora uno ha aceptado unirse al grupo Verdes/ALE, y los otros 5 elegidos están en cambio en el grupo No Inscritos, por lo que podría ser un refuerzo importante. Otro elemento clave podría ser Viktor Orban, que con su partido Fidesz permanece en los No-Inscritos tras ser expulsado del PPE. Aun así, Giorgia Meloni (FdI, ECR) lleva tiempo intentando arreglar las relaciones.
Por tanto, la mayoría PPE-RE-ECR-otros podría alcanzar 375 de 720, aunque la ecuación no sería matemática porque las fuerzas más «izquierdistas» dentro de los liberales podrían no ver con buenos ojos una alianza así.
Una alternativa, aún no calculada pero a considerar, es la de una mayoría «totalmente de derechas» con PPE-ECR-ID: los tres grupos partirían de 324 escaños, a los que se añadirían los votos de las fuerzas reformistas de derechas y de los no inscritos que podrían apreciar tal mayoría. De los liberales, siendo realistas, además del Fianna Fáil irlandés, algunos movimientos búlgaros (DPS/HÖH y PP-DB), los liberales holandeses por intereses del gobierno nacional, así como los suecos, sería difícil sumar más de 20 parlamentarios a la mayoría. Entre los no inscritos, las fuerzas de derecha son varias, que podrían apoyar un proyecto incluso sin «contrapacto»: entre ellas los nacionalistas búlgaros (V), algunas fuerzas de derecha griegas (Nike y PE), la derecha polaca de KWiN, los rumanos de AUR y Fidesz.
Esta alianza también podría detenerse en este caso entre 365 y 375 escaños, a pesar de ser el resultado de una serie de negociaciones intensamente estrechas. El poder alemán, en este caso, es muy limitado: El canciller Scholz (SPD, S&D) fue duramente derrotado en las elecciones europeas y seguramente no tendrá mucho que decir en la reconstrucción de la mayoría, hasta el punto de que el SPD ni siquiera es el partido líder del grupo socialdemócrata derrotado tanto por el PD italiano como por el PSOE español; las cosas no van mejor para los franceses, con Macron, que sólo puede mover los hilos de la presencia de Le Pen hasta cierto punto, so pena de quedar excluido de la mayoría.
La única Jefa de Gobierno que tiene la fuerza y la autoridad, certificadas por las urnas, para provocar un punto de inflexión en Europa es Giorgia Meloni, que tiene la oportunidad concreta de crear un verdadero «centro-derecha» europeo que dé por fin una mayoría europea políticamente uniforme. Ahora le corresponde a ella, una vez finalizado el G7, tejer la red superando las divisiones entre los distintos partidos y países miembros.
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