Las elecciones europeas de 2024 marcaron un momento crucial en la política continental, reflejando cambios significativos en las preferencias y la dinámica política en toda la Unión Europea. Un resultado significativo para el ECR fue la reciente incorporación de cinco nuevos miembros de la Alianza para la Unión de los Rumanos, un partido radical de derechas basado en cuatro principios clave: familia, nación, fe y libertad. Esta última incorporación significa que el ECR ha superado a los liberales de Renovación, ya que los eurodiputados del grupo son ahora 83, una decena de los cuales proceden de partidos que entran por primera vez en el Parlamento Europeo. Los Conservadores y Reformistas Europeos podrían seguir creciendo.
Aunque los debates se centran en el futuro de la integración europea y en las posiciones políticas emergentes, el tema dominante del debate ha sido el giro a la derecha observado en algunos de los países fundadores de la UE. En toda Europa, las elecciones han arrojado diversos resultados que han influido en el equilibrio de poder dentro del Parlamento Europeo. Especialmente notables fueron los resultados en países como Francia, Alemania e Italia, donde los partidos tradicionalmente de centro-izquierda han visto crecer la popularidad de los movimientos de derechas. Años de duro trabajo, territorio a territorio, han llevado a estos partidos a ganar o conseguir un apoyo significativo entre la gente, a menudo de los segmentos más populares de la población.
La situación francesa
En Francia, el partido de Marine Le Pen experimentó un aumento significativo de apoyo. Después de que la Agrupación Nacional (Rassemblement National) obtuviera el 31,4% de los votos en las elecciones, la situación política en Francia es tensa. La decisión de Macron de disolver la Asamblea Nacional refleja su respuesta a la creciente fuerza del partido de Le Pen y de Jordan Bardella, de 28 años, presidente del partido. El país se enfrenta ahora a un periodo de incertidumbre política y a intensos debates sobre la futura dirección del gobierno. El reto que tenemos por delante es apasionante. De aquí al 7 de junio, fecha de la segunda vuelta de las elecciones, todo está por decidir, incluidas las posibles alianzas, que siguen siendo totalmente inciertas. La derecha gaullista quiere desplazarse hacia la derecha, sobre todo teniendo en cuenta que sus posiciones son idénticas a las de la Agrupación Nacional. Al mismo tiempo, sigue habiendo dudas dentro del partido. En el horizonte podría darse una cohabitación, en la que el Presidente de la República sea de un color político (generalmente el presidente) mientras que la Asamblea Nacional esté dominada por otro partido.
La cohabitación en Francia se ha producido en tres periodos principales de la historia política del país. La primera fue entre 1986 y 1988, cuando François Mitterrand, elegido presidente en 1981 como socialista, tuvo que gobernar con una Asamblea Nacional dominada por la derecha, dirigida por Jacques Chirac. Una situación similar pero opuesta se produjo entre 1993 y 1995, cuando Chirac, elegido presidente en 1995, tuvo que cohabitar con un gobierno de izquierdas, nombrando a Édouard Balladur primer ministro tras las elecciones legislativas de 1993. El último caso se produjo entre 1997 y 2002, cuando Chirac fue reelegido presidente, pero las elecciones legislativas de 1997 dieron lugar a una mayoría de izquierdas en la Asamblea Nacional, y Lionel Jospin fue nombrado primer ministro hasta 2002. Estos periodos influyeron significativamente en la dinámica política y legislativa del país.
Lo que ocurrió en Alemania
Del mismo modo, en Alemania, la AfD reforzó su presencia en el Parlamento Europeo, obteniendo el 16% de los votos y 15 escaños, superando a los socialistas de Scholz. Es especialmente destacable el hecho, similar a la situación francesa, de que los dos partidos son muy populares entre los votantes jóvenes. Los Verdes, el segundo partido más importante en el gobierno federal, registraron el descenso más significativo entre todos los partidos, bajando un 8,6% hasta el 11,9%. Es precisamente entre los jóvenes y los muy jóvenes donde se produjo el mayor alejamiento de las cuestiones medioambientales. Además, fueron las elecciones europeas con mayor participación desde la reunificación de las dos Alemanias, con casi el 65% de los casi 65 millones de alemanes con derecho a voto. Y, por primera vez, la edad mínima para votar fue de 16 años.