Se celebró la primera cumbre del G7 presidida por la Primera Ministra italiana, Giorgia Meloni, líder de los conservadores europeos. El tema principal fue Ucrania y todo lo relacionado con ella: ayudas, sanciones contra Rusia y un estudio de viabilidad sobre cómo desplazar los intereses de las reservas económicas que Moscú posee en Europa, Norteamérica y Japón. Un tesoro muy importante que se acerca a los 300.000 millones de dólares.
La presencia física de Meloni en Kiev, la capital ucraniana, durante la primera cumbre fue especialmente significativa para demostrar su apoyo en todos los aspectos al Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, que también estuvo presente. Fue una forma de reafirmar un concepto sencillo pero cada vez más importante: Europa y Occidente están y seguirán estando cerca de Ucrania.
También estuvieron presentes la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, el Primer Ministro belga, Alexander de Croo, actual Presidente del Consejo de la UE, y el Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau, mientras que el Presidente estadounidense, Joe Biden, y otros líderes participaron a distancia por videoconferencia. La única excepción fue el presidente francés, Emmanuel Macron; su ministro de Exteriores, Stéphane Séjourné, asistió en su lugar.
«La seguridad de Ucrania y la seguridad de Europa coinciden. En Ucrania también luchamos por nuestra libertad», afirmó Meloni, haciendo hincapié en una defensa firme. Estas declaraciones públicas tienen un peso significativo y complementan las realizadas durante una reunión bilateral privada, en la que el presidente italiano también hizo entrega de una medalla elaborada por el Polígrafo y la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en conmemoración de los dos años de resistencia ucraniana. Estas motivaciones sustentan el «acuerdo de seguridad más completo e importante firmado por Italia con un país no perteneciente a la OTAN». Se trata de un acuerdo de una década de duración centrado en objetivos como la cooperación en la industria de defensa, el refuerzo del intercambio de información en materia cibernética y de inteligencia, y la prestación de ayuda durante la reconstrucción.
Sin embargo, las palabras más cruciales y significativas se refieren al compromiso de colaborar inmediata e intensamente en caso de un nuevo ataque contra Ucrania. «Esto presupone necesariamente un apoyo militar, porque confundir la tan cacareada palabra ‘paz’ con ‘rendición’ es un planteamiento hipócrita que nunca compartiremos», declaró inequívocamente el presidente del G7. Esta postura se ve respaldada por el hecho de que el gobierno italiano ha promulgado el octavo paquete de ayuda militar a Ucrania. La Presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen, se hizo eco de este sentimiento, asegurando que no se reducirá la ayuda militar y económica a Ucrania. Se asignarán 20.000 millones de euros adicionales, junto con un fondo de 5.000 millones de euros para la compra de armamento. Además, la industria europea de defensa ha aumentado la producción de munición en un 40%, mientras que más de 60.000 soldados ucranianos siguen siendo entrenados en suelo europeo. El primer ministro conservador británico, Rishi Sunak, destinó 287 millones de euros a ayudar a Ucrania con suministros de munición durante el mismo periodo.
Entre los debates también se mencionó a Alexei Navalny, opositor político al Presidente ruso Vladimir Putin, fallecido en misteriosas circunstancias el 16 de febrero en la prisión de alta seguridad de Kharp, en Siberia. Durante la reunión se pidieron aclaraciones sobre «la explicación completa de las circunstancias de su muerte». En este sentido, todos los presentes aseguran que los activos rusos depositados en sus países permanecerán congelados hasta que Rusia pague todos los daños causados por la guerra en Ucrania. Una idea que, sin embargo, debe estructurarse de forma concreta, evitando violar la normativa de las instituciones financieras privadas, el derecho internacional y las normas de cada Estado.
En conclusión, puede decirse que el G7 italiano se guiará por los acontecimientos de Ucrania. La forma sigue al fondo, y partir de Kiev tiene un significado claro. De hecho, Meloni firmó una declaración con representantes de los demás países (Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Alemania, Francia y Canadá). Ahora todas las miradas están puestas en los acontecimientos que se producirán antes del 13 de junio, fecha en la que dará comienzo la próxima cumbre en Apulia.