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Informe Juventud UE 2024: En qué piensan los jóvenes europeos que deberían invertir

Construir una Europa conservadora - abril 26, 2025

En las últimas semanas, la Comisión Europea ha presentado el Informe sobre la Juventud de la UE 2024: un conjunto de datos que componen y esbozan una visión general de las condiciones de vida de los jóvenes en los Estados miembros de la Unión Europea, incluyendo también la presentación de los progresos realizados por las instituciones europeas en el marco de la Estrategia de la UE para la Juventud 2019-2027. En términos generales, se pueden señalar algunos datos positivos, como el número de jóvenes que votan, pero al mismo tiempo hay algunas cifras que no pueden sino hacer reflexionar sobre el rumbo que deberán tomar las instituciones europeas en los próximos años.

LOS NÚMEROS DEL INFORME
El informe recuerda algunos de los datos de la encuesta del Eurobarómetro para subrayar el compromiso de la Comisión Europea de garantizar que la voz de los jóvenes ocupe un lugar central en las políticas de la Unión. En concreto, la encuesta del Eurobarómetro habla de un 61% de jóvenes que dicen ser optimistas sobre el futuro de la Unión Europea, así como de un 60% que afirman que las instituciones europeas desempeñan un papel positivo en la sociedad. La encuesta también explora cuáles consideran los jóvenes que son los puntos fuertes de la UE. El 32% destaca la importancia de la libertad de circulación entre los Estados miembros, y el 39% la asocia a la libertad de viajar y conocer otros lugares. El 28% de los jóvenes entrevistados en la encuesta del Eurobarómetro confía mucho en las relaciones y la solidaridad que pueden encenderse entre los Estados miembros en caso de necesidad, mientras que para el 30% es crucial la posibilidad de acceder a los programas y líneas de financiación de la UE. Son elementos concretos hacia los que miran los jóvenes europeos, sobre todo si tenemos en cuenta otra estadística muy interesante: la de los votantes entre los jóvenes. De hecho, el 70% de los jóvenes vota en las elecciones: una cifra interesante, que quizá esté más relacionada con las vicisitudes nacionales que con las europeas. De hecho, es innegable que la participación en las elecciones europeas de 2024 ha disminuido en comparación con las elecciones de 2019. Esto sugiere que las políticas europeas dirigidas a los jóvenes deberían, ante todo, mantenerlos motivados y atentos también a la dinámica de la política europea.

LOS DATOS MÁS PREOCUPANTES
El informe también llama nuestra atención sobre varios elementos que podrían hacernos replantearnos el impacto que algunas políticas europeas pueden tener en los estratos más jóvenes de nuestra sociedad. En cuanto a la salud mental, el análisis informa de que casi la mitad de los jóvenes han experimentado problemas emocionales o psicosociales en los últimos doce meses. Además, aunque se ha mejorado mucho, incluso en el frente educativo hay datos que pueden hacer reflexionar, como el 30% de los jóvenes de 15 años que tienen dificultades con las matemáticas básicas, o el analfabetismo digital del 28% de los jóvenes de entre 16 y 29 años. Luego están las cifras de desempleo, que se sitúan en el 10%, con muchos de estos jóvenes clasificables como NEET (es decir, que no estudian y no trabajan). El desempleo se convierte en un elemento aún más importante cuando se consideran los grupos vulnerables o las dinámicas desencadenadas por las situaciones de discapacidad. En este caso, los obstáculos que deben superar los jóvenes europeos son mucho mayores y cerca de una cuarta parte de ellos corren el riesgo de caer en la pobreza.

EN QUÉ CONCENTRARSE
La atención a la aplicación de las políticas de juventud sólo puede partir de las demandas y necesidades de los propios jóvenes. La voluntad, ya expresada por la Comisión, de implicarles es, sin duda, algo que hay que perseguir. Sobre todo si nos fijamos en los datos, ya que el 38% de los encuestados se fijan en las inversiones de la UE y desean que se destinen más a viviendas asequibles y ayudas al coste de la vida. Luego pasamos -a medida que descendemos en los datos- a la educación, la formación y las capacidades (29%) y al bienestar y la salud mental (28%).