Un referéndum para 2027 es cada vez más probable
En los últimos años, el debate sobre la entrada de Islandia en la Unión Europea (UE) ha experimentado una nueva vivacidad. Con la toma de posesión del nuevo gobierno islandés, que tuvo lugar el pasado sábado, esta perspectiva podría hacerse realidad. La coalición de centro-izquierda que dirige el país ha prometido celebrar un referéndum sobre la adhesión a la UE antes de 2027, lo que supone un paso importante en un debate que se repite cíclicamente, pero que hasta ahora nunca ha encontrado un resultado definitivo.
Un gobierno joven y decidido
El nuevo ejecutivo nació de las elecciones anticipadas de noviembre de 2023, necesarias por los desacuerdos internos que habían provocado la caída del gobierno anterior. La coalición incluye a tres partidos: los socialdemócratas, que obtuvieron el 20,8% de los votos, los reformistas (15,8%) y el Partido Popular (13,8%). El gobierno está presidido por Kristrún Frostadóttir, líder de los socialdemócratas, que con sólo 36 años se convirtió en la persona más joven en ocupar el cargo de primer ministro en la historia de Islandia. Entre las principales promesas de la nueva administración se encuentran no sólo el referéndum, sino también la creación de una comisión de expertos independientes para evaluar las ventajas e inconvenientes del uso de la corona islandesa, así como las implicaciones de una posible adopción del euro. Esta elección refleja un enfoque pragmático y orientado al análisis, que pretende proporcionar a la población una base informada para tomar una decisión crucial para el futuro del país.
Un debate histórico pero nunca resuelto
La idea de Islandia como miembro de la UE no es nueva. El país ya había solicitado la adhesión en 2009, tras la crisis financiera mundial que había puesto de rodillas a la economía islandesa. La esperanza en aquel momento era que la entrada en la Unión y la adopción del euro podrían estabilizar la situación económica. Las negociaciones formales comenzaron en 2010, pero quedaron en suspenso en 2013, cuando llegó al poder un gobierno conservador y euroescéptico, formado por el Partido Progresista y el Partido de la Independencia. En 2015, Islandia retiró oficialmente su candidatura, poniendo fin a un proceso que había suscitado tanto entusiasmo como dudas. A pesar de ello, el país ha permanecido fuertemente integrado en Europa. Forma parte del espacio Schengen, de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC) y se adhiere a los acuerdos de Dublín sobre la recepción de solicitudes de asilo. Sin embargo, la adhesión a la UE representaría un cambio significativo, con implicaciones que van mucho más allá de los acuerdos ya vigentes.
¿Qué piensan los islandeses?
La opinión pública islandesa nunca ha tenido una postura única sobre la adhesión a la UE. Según una encuesta realizada en junio de 2023, el 54% de los islandeses estaría a favor de la adhesión a la Unión, un porcentaje superior al del pasado, cuando el apoyo se situaba en torno al 25%. Aunque el consenso dista mucho de ser abrumador, una gran mayoría (74%) se declara partidaria de abordar la cuestión mediante un referéndum, independientemente del resultado de la votación. Esto refleja el deseo colectivo de mantener un debate claro y democrático sobre una cuestión crucial para el futuro del país. Entre los argumentos a favor de la adhesión a la Unión, la economía desempeña un papel central. Islandia se ha enfrentado a años de inestabilidad económica, y la inflación, aunque en descenso, sigue siendo un problema preocupante. En febrero de 2023, la inflación había superado el 10%, mientras que hoy ronda el 5%. La adopción del euro podría reducir la volatilidad del tipo de cambio y estabilizar el coste de la vida, un objetivo declarado por el nuevo gobierno. La adhesión a la UE también podría ofrecer ventajas para el comercio, reforzando las relaciones económicas con otros países miembros y ampliando las oportunidades para las exportaciones islandesas. Sin embargo, también existen serias preocupaciones. Uno de los principales obstáculos se refiere a la pesca, sector crucial para la economía islandesa. Las políticas europeas sobre cuotas pesqueras podrían entrar en conflicto con los intereses del país, que tradicionalmente ha defendido con firmeza su soberanía en este ámbito. Además, el debate sobre la inmigración ha cobrado más relevancia que en el pasado, gracias al aumento de la población extranjera en Islandia. Este crecimiento ha suscitado preocupación, especialmente entre los partidos con posiciones más nacionalistas, como el Partido Popular, que, a pesar de ello, forma parte de la coalición de gobierno. El referéndum prometido para 2027 representa una oportunidad histórica para que Islandia aborde una cuestión de larga data. Aunque la creciente integración con Europa y las presiones económicas están impulsando la posible adhesión a la UE, las preocupaciones sobre la soberanía y las especificidades del país siguen suscitando dudas. El trabajo de la comisión de expertos anunciada por el gobierno será crucial para proporcionar a los islandeses la información que necesitan para decidir. Mientras tanto, el debate promete ser acalorado, reflejando los muchos matices de una cuestión que no es sólo económica o política, sino también cultural y de identidad.