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Kiev, la defensa de Europa y el flanco sur Piedras angulares de la cumbre de la OTAN

Como era evidente e incluso deseable, la Cumbre de Washington de la OTAN concluyó con firmes posturas de apoyo a Ucrania y contra la agresión rusa iniciada el 24 de febrero de 2022.
Sin embargo, el 75 aniversario de la Alianza Atlántica también desempeñó un papel delicado, el de ver cómo Europa y los Aliados volvían a un ambiente muy similar al de la Guerra Fría.
Entre el rearme y el riesgo de escalada, la posición adoptada por Rusia contraria al derecho internacional y las diversas crisis abiertas en la escena mundial que amenazan con socavar la estabilidad de la Alianza, el espíritu de la cumbre sólo podía ser de resolución. APOYO A KIEV La reflexión sobre el apoyo de los países de la OTAN a Kiev parte de lo dicho por el Secretario General de la Alianza.
Las palabras de Jens Stoltenberg se refieren a la tan debatida cuestión del ingreso de Kiev en la OTAN.
El Secretario definió esta vía como un «camino irreversible», una postura que ya se definió en el pasado y que ha provocado la reacción de Moscú en varias ocasiones.
De hecho, el Kremlin, también al margen de esta cumbre, calificó a las fuerzas de la OTAN de ser ya parte del conflicto en Ucrania debido al apoyo militar a Kiev y a las sanciones económicas.
También ocupó un lugar central en el debate la asignación de fondos y armamento que se enviaría a Zelensky.
En particular, la decisión de asignar cuarenta mil millones de dólares y el suministro de sistemas de defensa antiaérea.
Estos incluían Patriots de fabricación estadounidense, así como munición para Himars y para la artillería ya presente en el teatro del conflicto.
También se debatió el suministro de una patrulla de F-16 útil, según la administración estadounidense, para contener (si no repeler) el avance ruso.
También está el pacto firmado en Washington entre Alemania, Francia, Italia y Polonia para el desarrollo de un arma defensiva de largo alcance.
En este caso, se trata de un misil capaz de alcanzar objetivos situados a mil kilómetros de distancia, que sería útil como paraguas defensivo con vistas a la disuasión.
Por último, otra cuestión que fue objeto de amplios debates fue la formación de un batallón de voluntarios polacos que podrían ser entrenados y equipados directamente por las Fuerzas Armadas de Varsovia y enviados a luchar junto a los ucranianos. LA DEFENSA DE EUROPA El apoyo a Kiev no puede sino pasar por la defensa de Europa.
De hecho, está el anuncio por parte de Estados Unidos del próximo despliegue de nuevas armas de largo alcance en territorio alemán.
Se trata de una medida que sigue inscribiéndose en la doctrina de disuasión propuesta por la OTAN, pero que pretende desactivar posibles objetivos expansionistas de Moscú en dirección a los países de la Alianza.
De hecho, las acciones que pongan en peligro la integridad territorial de un miembro podrían desencadenar una reacción inmediata, difícil de controlar desde el punto de vista de la escalada y de la nueva doctrina rusa, cada vez más abierta al uso de cabezas nucleares tácticas.
Se espera que el despliegue de la Fuerza de Tareas Multidominio en Alemania comience en 2026 y, una vez completado el despliegue, además de misiles SM-6 y Tomahawk, también debería contener armas hipersónicas que actualmente siguen desarrollando empresas estadounidenses.
El considerable aumento de la capacidad de alcance tiene, como ya se ha explicado, un factor disuasorio frente a posibles objetivos expansionistas por parte de Putin. Así pues, si por un lado la OTAN pretende ayudar y suministrar a Ucrania material bélico para contrarrestar el avance de Moscú, por otro, con el despliegue de la Fuerza Operativa Multidominio en Alemania a partir de 2026, pretende enviar una clara señal al Kremlin de que es imposible continuar por el camino emprendido en 2022 hacia las fronteras orientales de la Alianza Atlántica. EL JUEGO DEL FLANCO SUR Aunque la atención de la Alianza se centra en el Este y en el frente ucraniano, en la cumbre de Washington no faltó una mirada al flanco sur.
De hecho, la cuestión del Flanco Sur fue elevada a la categoría de prioridad por los Estados miembros.
Las cuestiones críticas que afectan a los países más meridionales de la alianza, como Italia, tienen varias capas y conexiones con otros escenarios de crisis, que no pueden olvidarse.
En primer lugar, está la presión del Sur debido a la cuestión migratoria recordada por varios aliados.
Una cuestión de seguridad relacionada principalmente con el problema del tráfico y la penetración de redes criminales, así como con la estabilidad de la economía y los gobiernos de los países más implicados en los fenómenos migratorios.
Italia ya está trabajando intensamente en ello, tanto bilateralmente como dentro del perímetro de los acuerdos e instrumentos previstos por la Unión Europea.
Por supuesto, hacerse cargo del problema también a nivel de la OTAN podría representar un paso adicional hacia la protección del Mar Mediterráneo, que cada vez forma más parte del tablero de ajedrez y de los objetivos geopolíticos internacionales.
De hecho, la frontera de la Alianza, incluso hacia el sur, está en estrecho contacto con la penetración rusa en Oriente Medio (con Siria) y en África.
En el continente africano, de hecho, la presencia de Wagner está muy desarrollada en varias regiones, con mercenarios rusos presentes en Libia, Mali y Sudán.
También en esta coyuntura, Italia ha pedido una mayor atención, hasta el punto de que la cumbre de Washington dio lugar a la creación de la figura del Enviado Especial para el Frente Sur de la OTAN, con la misión de actuar como promotor de cualquier iniciativa destinada a garantizar la seguridad de la frontera sur de la Alianza.
En esta coyuntura, Italia solicitó asumir este papel con uno de sus representantes, consciente de que ello podría conllevar, en el futuro, la asunción de mayores responsabilidades, también en cuanto al despliegue de fuerzas conjuntas en su territorio. LA DEFENSA DEL FLANCO SUR Se trata de una posibilidad que no se ha expresado directamente, sino que sólo se ha insinuado en la prensa nacional e internacional.
Por supuesto, un despliegue de fuerzas de la OTAN también en el Flanco Sur invocaría un principio estratégico tan fundamental como elemental, a saber, la división de fuerzas sobre el terreno.
Además, la posición geográfica de Italia hace más probable la proyección de la Alianza en zonas como los Balcanes o el mencionado continente africano.
No se trata de una cuestión nueva, puesto que Italia ya presenció el posicionamiento de misiles de la Alianza en su territorio durante la Guerra Fría.
Entonces, con la muerte de los tres dirigentes soviéticos que precedieron a la llegada de Mijaíl Gorbachov al Kremlin (Brézhnev, Andropov y Chernenko), el dirigente ruso y el presidente estadounidense Ronald Regan, tras una serie de cumbres, llegaron a la firma del Tratado Inf (Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio) en 1987. Esto conducirá a la retirada y al desmantelamiento de los misiles de alcance medio. LA LECCIÓN DE COMIS O Los misiles en Italia fueron el resultado de la decisión de la OTAN de responder a la instalación (a partir de 1976) de baterías móviles de misiles nucleares de alcance medio capaces de alcanzar Europa Occidental.
Los llamados «euromisiles» instalados en Italia en 1980 dentro de la base estadounidense de Comiso, en Sicilia, en la provincia de Ragusa, crearon no pocos problemas al entonces gobierno de Cossiga, que tuvo que enfrentarse a dificultades internas dentro de su mayoría para su aprobación, así como a un vasto movimiento en contra de la operación.
El análisis de la situación en aquel momento aún no tenía elementos para prever la firma del tratado Inf, que habría ayudado a la distensión en los años siguientes.
Más o menos el mismo escenario en el que se encuentra actualmente la Alianza, tras el abandono del Inf en 2018 por el presidente Trump con la acusación dirigida a Rusia de haber violado los acuerdos contenidos en el texto (una acusación que no es nueva y que ya había sido formulada cuatro años antes por su predecesor Barak Obama).
Si en el futuro la instalación de la Fuerza de Tareas Multidominio no sólo afectara al territorio alemán, sino que se extendiera también a Italia, no cabe duda de que este análisis y la contingencia que hoy nos acerca mucho más al escenario de la Guerra Fría y la lección ofrecida por el asunto Comiso no pueden desdeñarse.