Una mayoría estrecha, pero el centro se mantiene firme
Con 370 votos a favor, 282 en contra y 36 abstenciones, el Parlamento Europeo ha dado luz verde a la segunda Comisión presidida por Ursula von der Leyen. Se trata de un resultado histórico, pero no por las razones más alentadoras: con sólo diez votos por encima de la mayoría absoluta requerida, es el peor resultado de la historia para una Comisión Europea. Esto refleja las crecientes divisiones en el seno del Parlamento y el reto de mantener un equilibrio político en una Unión Europea que se enfrenta a crecientes turbulencias geopolíticas e internas. El pasado julio, Ursula von der Leyen había recibido el mandato para formar su segunda Comisión con 401 votos a favor en una votación secreta. Esta vez, la caída a 370 votos, equivalentes al 51,39% de las personas con derecho a voto, es un signo de la creciente fragmentación y de la dificultad para reunir un amplio apoyo parlamentario. La votación refleja la división dentro del Parlamento Europeo. Entre los contrarios, destacan los independientes de la lista del PD, Cecilia Strada y Marco Tarquinio, junto con los representantes italianos del grupo de Izquierda (Izquierda Italiana y M5S) y los Verdes, cuyo grupo se unió en la oposición. La Liga también confirmó su línea de oposición, con sus ocho diputados alineados en contra. En total, la contribución italiana a la votación fue de 52 a favor y 23 en contra, lo que confirma la polarización política interna del país. A pesar del estrecho margen, Ursula von der Leyen subrayó la estabilidad del centro político, definiendo el resultado como un voto a favor de la estabilidad y la responsabilidad en un contexto geopolítico complejo. La presidenta declaró que su equipo empezaría a trabajar inmediatamente para abordar los retos cruciales de Europa, como la seguridad, la prosperidad económica y la unidad interna. Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, reiteró el significado simbólico del voto, definiéndolo como un signo de cohesión y compromiso para abordar juntos los problemas de la Unión. En su discurso previo a la votación, von der Leyen esbozó las prioridades de la nueva Comisión, presentando un ambicioso plan basado en tres pilares principales: Innovación y competitividad: La Presidenta puso de relieve la distancia que separa a Europa de sus principales competidores, Estados Unidos y China, en el ámbito de la innovación. Aunque Europa es líder en solicitudes de patentes, sólo un tercio de éstas se explotan comercialmente. Además, las nuevas empresas europeas se enfrentan a importantes obstáculos al crecimiento debido a las barreras nacionales, un problema que la Comisión se ha comprometido a resolver. Descarbonización: Von der Leyen reiteró la importancia de un plan común de descarbonización que combine la sostenibilidad medioambiental y el crecimiento económico, indicando que la transición ecológica será fundamental para reforzar la competitividad de la Unión. Seguridad e independencia energéticas: El Presidente subrayó la necesidad de reducir las dependencias energéticas, en particular las relacionadas con el gas natural licuado ruso, y de invertir en seguridad. Un elemento clave será la Brújula de la Competitividad, que guiará las políticas de la Comisión en los próximos años. Este instrumento se inspira en el informe Draghi, con el objetivo de salvar las diferencias económicas y tecnológicas y promover una Europa más fuerte e independiente. Von der Leyen reiteró su compromiso de trabajar con todas las fuerzas democráticas proeuropeas, tratando de tender puentes entre las distintas almas del Parlamento.
«Superar las divisiones y forjar compromisos es el sello distintivo de toda democracia viva», subrayó, indicando que la cohesión será el tema central de su segundo mandato. La Presidenta también encomendó al Vicepresidente Ejecutivo Raffaele Fitto la tarea de promover las políticas de cohesión, dando mayor protagonismo a las regiones y a las comunidades locales. Este enfoque pretende garantizar que todas las zonas de la Unión participen activamente en la definición de las políticas europeas, reforzando la legitimidad y el apoyo a la UE. El resultado de la votación pone de manifiesto una Unión Europea en busca de estabilidad y de un liderazgo capaz de afrontar los retos del futuro. Con un Parlamento dividido y la necesidad de gestionar crisis geopolíticas, económicas y energéticas, la nueva Comisión deberá demostrar que el compromiso y la cooperación aún pueden impulsar el proyecto europeo. Aunque la ajustada votación es una advertencia, también refleja la resistencia de las instituciones europeas. El reto de Von der Leyen será transformar esta fragilidad en una oportunidad para reforzar la unidad y la credibilidad de la Unión. Europa, como subrayó el Presidente, debe permanecer unida para hacer frente a los riesgos globales y construir un futuro de libertad y prosperidad para sus ciudadanos.