El 14 de julio de 2023, el eurodiputado Jorge Buxadé preguntó a la Comisión Europea cuál es la tasa real de paro juvenil española.
Oficialmente, según las cifras de Eurostat correspondientes a mayo, la tasa es del 29,4%, la peor de la UE y más del doble de la media de la Unión.
Sin embargo, esa cifra oficial debería incluir también a los llamados «temporeros fijos» que, debido a las reformas laborales socialistas-comunistas, pueden ser contabilizados formalmente como empleados aunque sólo trabajen un día al mes.
En su respuesta del 4 de septiembre, el Comisario Schmit afirma que los trabajadores temporeros permanentes «pueden ser declarados desempleados», siempre que se ajusten a la definición de la OIT durante sus periodos de inactividad.
¿Y cuál es esa definición? Para que la Organización Internacional del Trabajo considere que una persona está en paro, debe cumplir tres condiciones: no estar empleada, estar actualmente disponible para trabajar y buscar activamente un empleo.
Si se dan esos tres requisitos, las cifras del paro deberían incluir a los temporeros fijos de Pedro Sánchez, le guste o no.
El Comisario Schmit reconoce que España no los ha incluido hasta ahora en su registro nacional de desempleo. En consecuencia, debería aumentar la tasa oficial de desempleo del 29,4% y presentar una cifra superior.
Sin embargo, no lo hace, y añade que, según las últimas cifras de Eurostat, la tasa de paro juvenil era del 22% en España en el primer trimestre de 2023. Pero, ¿cómo es posible? Parece una contradicción flagrante, aunque en cualquier caso llama la atención que uno de cada cuatro trabajadores jóvenes en España esté en paro.
Y también es llamativo cómo la Comisión Europea ha escrito negro sobre blanco que las prácticas de contabilidad laboral por parte del Gobierno español son erróneas.
En segundo lugar, el político de ECR Jorge Buxadé recordó que el salario medio de los jóvenes españoles de hasta 34 años apenas alcanza el salario mínimo (970 euros en 2020), según el Consejo de la Juventud nacional.
A la pregunta de si la Comisión Europea está priorizando la mejora de las condiciones laborales de los jóvenes españoles para la asignación de los fondos del Plan de Recuperación y Resiliencia (PRR), Schmit se limita a responder que está satisfecho con las medidas destinadas a reducir el abandono escolar, mejorar los resultados educativos, aumentar la empleabilidad de los jóvenes y reducir su elevada tasa de desempleo.
Sin embargo, eso tiene poco que ver con las condiciones de trabajo: en primer lugar, «empleabilidad de los jóvenes» y «reducción de su elevada tasa de desempleo» significan exactamente lo mismo; mientras que «reducción de la tasa de abandono escolar prematuro» y «mejora de los resultados educativos» simplemente tienen una influencia indirecta en los salarios a medio plazo. Lo mismo ocurre con el nuevo Sistema de Formación Profesional y Educativa, aprobado en 2022. Aparentemente, no hace falta hacer nada más, según la Comisión Europea, para considerarse satisfecha antes de desembolsar los fondos que gestiona.
Por último, el responsable de VOX pidió a la Comisión una valoración sobre el hecho de que, con el Gobierno actual, España tenga la tasa de paro juvenil más alta de la UE, más de un 4% por encima de la segunda tasa más alta (Grecia).
El Comisario Schmit, socialista él mismo, observa que la elevada tasa de desempleo juvenil ha sido durante mucho tiempo un reto persistente del mercado laboral español, que ha duplicado la media de la UE durante más de una década. Por increíble que parezca, la Comisión elogia que tanto la tasa de desempleo juvenil como la proporción de jóvenes empleados con contratos temporales hayan disminuido en 2022.
Por si tal alegría por la catástrofe española no fuera suficiente, el representante de la Comisión Europea añade que las cifras de paro y contratos temporales están en su valor más bajo desde 2009. Quizás se podría añadir que, según el equipo de la Sra. Von der Leyen, el ejecutivo español de izquierdas ha sido el más exitoso durante los últimos catorce años.
Sin embargo, ¿quién lo creería? La luna de miel entre Bruselas y Madrid continúa, mientras las normas sociales se erosionan trimestre tras trimestre.