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Tras los resultados electorales nacionales no concluyentes, y por primera vez en la historia, Felipe VI tuvo que elegir entre dos líderes de partido con claras intenciones de encabezar un nuevo gobierno: Alberto Núñez Feijóo, del Partido Popular (PP, PPE), de centro-derecha, y el Presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, del Partido Socialista Español (PSOE, S&D).
Finalmente, el Rey Felipe nombró a Feijóo candidato a Primer Ministro. Siempre que el candidato alcance la mayoría necesaria de 176 votos en el Congreso, será nombrado próximo Presidente del Gobierno español.
¿Cuál es el problema? Feijóo sigue a cuatro escaños de la mayoría absoluta necesaria. Los analistas incluso han puesto en duda su capacidad para reunir suficientes votos favorables para ganar por mayoría simple. Esto hace que el camino para gobernar no sea ni claro ni sencillo. También podría brindar la oportunidad de una renovada coalición de izquierdas liderada por Sánchez en funciones.
La Casa Real comprende la situación de inestabilidad. Reconoció que el Rey ha elegido al candidato más votado, Feijóo, a pesar de la incapacidad del líder para reunir los 176 votos necesarios para formar gobierno. La Oficina del Rey emitió un comunicado en el que explicaba que la decisión del Jefe del Estado sigue la «costumbre» establecida de elegir al candidato más popular. Sin embargo, el establecimiento de un gobierno sigue estando oscurecido por el estado fragmentado y polarizado de la política española.
De momento, Feijóo sólo cuenta con 172 votos favorables, con la ayuda de VOX, Coalición Canaria (CC) y UPN. Francisca Armengol, la recién votada presidenta del Congreso, ha fijado para los días 26 y 27 de septiembre el debate y votación para la investidura de un nuevo Gobierno. Los observadores esperan que Feijóo intente seducir al Partido Nacionalista Vasco (PNV) a pesar de sus constantes negativas a apoyar al líder de centro-derecha.
Esto dará a Feijóo poco más de un mes para reunir los cuatro escaños restantes que necesita. De momento, el líder del PP, Esteban González Pons, ha anunciado en una entrevista que el partido intentará negociar «con todos menos con EH Bildu», el partido vinculado a ETA. Esto incluye a los partidos separatistas catalanes, Junts per Cataluya y Esquerra Republicana (ERC). Sin embargo, también dejó claro que «el PP no está dispuesto a hacer nada para gobernar, pero lo intentará.»
Por su parte, los partidos de izquierda han mostrado su descontento y aprensión ante la decisión del Rey. El portavoz de Izquierda Unida del PSOE en el Congreso, Patxi López, ha asegurado que aceptan cualquier decisión que tome el Rey, pero que es innegable que su elección llevará a una «‘falsa’ investidura». En su opinión, la formación de un Gobierno de derechas está abocada al fracaso, ya que Feijóo se ha mostrado incapaz de recabar suficientes apoyos: primero, al no conseguir la mayoría en las elecciones; y segundo, la derrota de su candidata, María de la Concepción «Cuca» Gamarra, a la presidencia del Congreso. Marta Lois, representante de su partido político aliado SUMAR, hizo acusaciones similares, afirmando que Feijóo «nos está haciendo perder tiempo».
El camino hacia la formación de un gobierno es nada menos que tumultuoso. No parece haber final a la vista. Tal y como están las cosas, un gobierno liderado por Feijóo no está más cerca que el 23 de julio.
Si el resultado de la Presidencia del Congreso es una señal, el escenario más probable parece ser el de un gobierno de coalición entre la izquierda, los regional-nacionalistas y los separatistas – lo que los observadores han denominado la «coalición Frankenstein».
Tampoco parece probable que se produzca un «Tamayazo», un escenario en el que los diputados socialistas se desmarquen de la dirección del partido y voten a Feijóo. Sin embargo, esto no debe descartarse automáticamente, sobre todo teniendo en cuenta el acuerdo alcanzado entre el PP y el PSOE en la región de Castilla-La Mancha.
Sea cual sea el resultado, sorprenderá a muchos.