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La liberación de Cecilia Sala es un éxito diplomático para el Gobierno de Meloni

Política - enero 14, 2025

El 8 de enero de 2025, Cecilia Sala, la periodista italiana detenida durante más de veinte días en la prisión iraní de Evin, regresó a Italia. Un acontecimiento que Giorgia Meloni y las fuerzas gubernamentales que intervinieron para obtener la liberación y repatriación de la reportera calificaron inmediatamente de gran éxito diplomático. Un trabajo diplomático, complejo y silencioso, que exigió lucidez y maniobras tan quirúrgicas como audaces. El gobierno, los servicios secretos, la prensa y la familia caminaron en equilibrio, aunque sintiendo la frágil estabilidad de cada paso. Los hechos: de la detención a la liberación de Cecilia El pasado mes de diciembre, concretamente el día 19, Cecilia Sala fue detenida y trasladada al centro penitenciario de Evin, lugar de detención principalmente para presos políticos. No fue hasta el 27 de diciembre cuando la Farnesina de Italia dio la noticia, teniendo en cuenta las complejas implicaciones políticas y diplomáticas de un caso así. Unas horas más tarde llegó la confirmación de las autoridades y los medios de comunicación iraníes, definiendo los motivos, de forma genérica, de la detención de la voz de 29 años de Chora Media e Il Foglio: «violación de las leyes de la república islámica». Con el paso de las horas y de los días, el caso empezó a tener relevancia internacional: algunos de los principales periódicos del mundo cubrieron la noticia, fijándose en el marco en el que se movían los protagonistas entre las instituciones, el detenido y el casus belli. En la actualidad, las razones que llevaron a la detención y liberación de Sala siguen sin estar claras, pero hay varias hipótesis acreditadas que ven también una implicación, quizá indirecta, de Estados Unidos. El trabajo diplomático detrás de la liberación de la periodista fue silencioso, rápido y eficaz. Esta es la razón por la que, a partir de las 12 de la noche del miércoles 8 de enero, los esfuerzos del primer ministro Meloni y de la AISE -Agenzia Informazioni e Sicurezza Esterna, el servicio de inteligencia italiano-, dirigida por Giovanni Caravelli, están siendo celebrados en todo el mundo. Estamos hablando del hombre que no sólo dirigió las operaciones de los servicios de inteligencia, sino que también voló literalmente a Teherán tras la liberación de Sala e hizo el viaje de regreso a Italia con ella. Las hipótesis: el eje Italia-Roma-EEUU, la reunión con Trump y la detención del ingeniero iraní Abedini en Italia Independientemente de lo que se haya detectado durante las semanas de cautiverio de Sala, podría existir un vínculo entre la detención del ingeniero iraní Abedini en Italia, acusado por EEUU de conspiración, asociación ilícita y violación de las leyes comerciales, y la detención de la periodista pocas horas antes de su regreso previsto a Italia. Sin embargo, tanto el gobierno italiano como el iraní negaron cualquier conexión, aunque se diera una extraña coincidencia temporal. El propio Abedini, por boca de su abogado, ha reiterado en repetidas ocasiones que no es un terrorista, sino un erudito que no tendría intención de huir si lo pusieran en libertad, o si le concedieran el arresto domiciliario. En este punto, las propias instituciones iraníes han jugado una carta importante: la asunción de la responsabilidad de la estancia del ingeniero de 38 años. De hecho, el abogado defensor de Abedini ha llegado a proponer que sea puesto en libertad y permanezca en una de las oficinas consulares iraníes en Milán. Por tanto, si en el futuro se confirmara una relación entre ambos hechos, la implicación de Estados Unidos sería aún más flagrante.

Unos días antes de la liberación de Sala, Giorgia Meloni voló a Florida, a Mar-a-Lago, para reunirse con Donald Trump, el próximo presidente de Estados Unidos a partir del día de la investidura, el 20 de enero. La conversación entre los dos dirigentes tuvo lugar sin atraer la atención de los medios de comunicación; un viaje, el de la primera ministra italiana, casi secreto. Al parecer, el New York Times explicó el motivo, informando de que Meloni había impulsado tanto el caso de Sala que había impresionado positivamente a Trump en términos de habilidades diplomáticas y, en retrospectiva, evitando posibles interferencias en el delicado proceso de liberación y repatriación. Aunque Sala se encuentra ahora en Italia, la cuestión sigue sin resolverse. La razón es que la extradición del ciudadano iraní aún detenido en Italia, solicitada por EEUU, no se ha producido, pero Sala está libre. Y hay más: tras la repatriación del periodista, el Ministerio de Asuntos Exteriores iraní declaró a una conocida cadena de televisión italiana (La7) que esperaba la liberación de Abedini, con la esperanza de que «Italia no se involucre en la vieja guerra entre EEUU e Irán». Poderosas declaraciones, que no permiten suspender las especulaciones sobre el vínculo Abedini-Sala. En cualquier caso, el ministro de Justicia, Nordio, así como el ministro de Asuntos Exteriores y vicepresidente del Consejo, Antonio Tajani, reiteraron que la cuestión de Abedini es competencia de la autoridad judicial y que la intervención política no es pertinente en estos momentos. Giorgia Meloni también expresó esa misma opinión durante su habitual rueda de prensa de principios de año, el 9 de enero de 2025. Respondiendo a las preguntas de los periodistas, la Primera Ministra pidió en primer lugar prudencia, porque «hay otros 500 italianos en Irán», y después explicó que la cuestión está siendo examinada técnicamente por las autoridades judiciales, y debe tratarse «con nuestros amigos estadounidenses», subrayando que las conversaciones existen y son constantes. Un éxito para el gobierno de Meloni: «un trabajo de equipo» Independientemente de las causas que dictaron la detención de Sala, en las últimas horas se ha celebrado el trabajo diplomático llevado a cabo por Giorgia Meloni en primer lugar, y después por todas las demás fuerzas que desplegaron experiencia y herramientas para conseguir traer a Sala a casa. Incluso la oposición no tuvo más que palabras de estima para el trabajo de Meloni: Elly Schlein, líder del PD, fue la primera en comentar la noticia tras la nota de prensa publicada por la Oficina del Primer Ministro, informando: «La liberación de Cecilia Sala es un alivio, y saber que pronto estará en Italia nos llena de alegría. Gracias al gobierno, al cuerpo diplomático, a los servicios y a quienes han trabajado sin descanso durante estos 20 días de aprensión y angustia por este resultado’. Le siguieron las reacciones entusiastas de Giuseppe Conte, líder del Movimiento Cinco Estrellas, Matteo Renzi y Carlo Calenda y de todas las demás personalidades de las instituciones y de la prensa en general. Un trabajo que la propia Meloni describió como un «esfuerzo de equipo», empezando por los servicios de inteligencia hasta los «funcionarios y servidores del Estado que trabajaron con discreción y profesionalidad». Entre otras cosas, el Presidente también dio las gracias a la prensa, que había respetado la petición de no insistir en los medios de comunicación sobre el asunto Sala, permitiendo que las operaciones diplomáticas no se vieran afectadas, y a la familia, por la resistencia y el respeto al trabajo realizado por todos los implicados en las negociaciones.

Una acción coral que, sin embargo, y esta es una confidencia que Meloni hizo a la prensa el 9 de enero, le produjo la mayor emoción desde que está en el gobierno: «Llamar por teléfono a la madre de Cecilia fue la mayor emoción de más de dos años». Los principales periódicos internacionales se han hecho eco de la noticia de la liberación de Sala y también han elogiado la labor diplomática llevada a cabo por Italia, especialmente por la primera ministra, en las últimas semanas, de cara al viaje relámpago a Florida y, por tanto, al encuentro con Donald Trump que, según todos, marca un paso fundamental para la futura colaboración entre ambos países.