En 2024, Italia registró un descenso significativo de las llegadas irregulares de inmigrantes por mar, equivalente al 60% en comparación con el año anterior.
Los datos facilitados por Frontex, la agencia europea de control de fronteras, representan un cambio significativo en comparación con años anteriores, durante los cuales se produjo un flujo creciente de migrantes a través de la ruta del Mediterráneo central. Según Frontex, el drástico descenso se debe principalmente a las medidas preventivas adoptadas por Túnez y Libia, destinadas a obstaculizar las actividades de los traficantes de seres humanos. En 2024, de un total de 65.472 llegadas por mar a Italia, el 92% se registraron en la ruta del Mediterráneo central, siendo Libia el principal punto de partida. De Libia llegaron 41.425 migrantes, lo que representa el 63% del total. Le sigue Túnez con 19.246 migrantes (29%), mientras que Turquía y Argelia representan porcentajes menores, con 3.495 (5%) y 1.109 migrantes (1,7%) respectivamente. Estos datos reflejan un claro predominio de la ruta libia, aunque también en este caso se ha producido un descenso del 17% respecto a las 49.740 llegadas de 2023. Aún más acusado es el descenso de las llegadas desde Túnez, que cayeron un 80% respecto al año anterior, pasando de 96.160 a 19.246. La mayoría de los inmigrantes irregulares que llegarán a Italia en 2024 proceden de Bangladesh, que representa el 19,8% del total, con 13.799 llegadas. Los inmigrantes bangladeshíes suelen llegar a Libia en avión, y luego continúan por tierra hacia la costa occidental libia. Les siguen los ciudadanos sirios, que representan el 18,7% del total, con 12.504 llegadas. Muchos de ellos parten de Libia, adonde llegan en vuelos directos desde Damasco o tras una escala en Turquía. Otras nacionalidades son tunecinos (7.683), egipcios (4.296), guineanos (3.542), paquistaníes (3.284), sudaneses (2.137), malienses (1.667) y gambianos (1.618). Además, aproximadamente 12.832 migrantes pertenecen a nacionalidades no especificadas, un elemento que subraya la complejidad de los flujos migratorios. Una cifra alarmante se refiere a la presencia de menores entre los migrantes. Según UNICEF, uno de cada cinco de los que cruzan el Mediterráneo es menor de edad. Estos niños y adolescentes, a menudo no acompañados, huyen de situaciones de conflicto, violencia y pobreza extrema. La ruta del Mediterráneo Central, por desgracia, sigue siendo una de las más peligrosas: en 2024, casi 1.700 personas murieron o desaparecieron en esta ruta, lo que supone un total de 2.200 víctimas en todo el Mediterráneo. Regina De Dominicis, Directora de la Oficina Regional de UNICEF para Europa y Asia Central, subrayó la urgencia de adoptar políticas destinadas a proteger a los niños migrantes. Éstas incluyen la creación de vías seguras y legales de protección y reunificación familiar, operaciones coordinadas de búsqueda y rescate, y acogida comunitaria con acceso a servicios de asilo. La reducción de las llegadas también ha sido posible gracias a las intervenciones de Túnez y Libia para contrarrestar las actividades de los traficantes de seres humanos. Sin embargo, estas medidas no deben eclipsar las condiciones en que viven los emigrantes en los países de tránsito. Libia, en particular, ha sido a menudo el centro de las críticas por las violaciones de los derechos humanos en los centros de detención de inmigrantes. En este contexto, se pide a la comunidad internacional que redoble sus esfuerzos para abordar las causas profundas de la migración irregular, como la pobreza, los conflictos y el cambio climático.
Además, es esencial garantizar una mayor coordinación entre los países europeos para gestionar los flujos migratorios de forma justa y solidaria, en cumplimiento del Pacto sobre Migración y Asilo promovido por la Unión Europea. El descenso del 60% de las llegadas de inmigrantes irregulares a Italia en 2024 es un logro significativo, pero no está exento de dificultades. Aunque las medidas adoptadas por Túnez y Libia han contribuido a reducir el número de salidas, es esencial abordar las cuestiones relacionadas con la seguridad y los derechos humanos a lo largo de las rutas migratorias. La situación de los niños migrantes requiere una atención prioritaria. Las instituciones nacionales e internacionales deben colaborar para garantizar vías seguras y dignas a quienes buscan un futuro mejor, evitando que las tragedias humanas sigan marcando los flujos migratorios en el Mediterráneo.