fbpx

¿La UE en peligro de aislamiento? La diplomacia italiana para mantener la solidez de la Alianza Atlántica

Política - febrero 28, 2025

Riesgo de histeria en Europa. De hecho, utilizando un término bélico pronunciado por el ministro de Defensa Guido Crosetto, existe un peligro real de «deflagración». Lo que, traducido, significa una UE dividida en un momento de «elecciones históricas», por tomar prestadas las palabras del ministro dadas a conocer a La Repubblica y publicadas por el periódico en su edición del sábado, 15 de febrero.

Estas son semanas turbulentas para el Viejo Continente. La forma pragmática y poco convencional de hacer política de Donald Trump está poniendo en vilo a los aliados europeos. En pocos días, las relaciones entre Bruselas y Washington se han deteriorado. Y los aranceles anunciados y ostentados por The Donald son la razón sólo hasta cierto punto. Porque lo que inició la escalada de fricciones y tensiones a ambos lados del Atlántico fue el discurso pronunciado en Munich por el vicepresidente estadounidense, James David Vance. En la Conferencia de Seguridad, Vance golpeó duramente a la Unión de los 27. Tocó la fibra sensible, hasta el punto de que más de un participante se irritó, juzgando irrespetuosas las expresiones utilizadas por el número dos de EEUU. Sin pelos en la lengua, el ex senador de Ohio lanzó la cruda realidad a la cara de los dirigentes, ministros y responsables políticos europeos. Lo que más preocupa a Estados Unidos es que la UE se esté alejando de los valores que siempre ha compartido y defendido con Estados Unidos. Entre ellos se encuentra la libertad de expresión que, como pronunció el diputado de Trump, «está batiéndose en retirada en Europa».

El hacha de Vance también cayó sobre 10 años de políticas migratorias fracasadas y, especialmente, sobre el gasto en defensa. En un tono que puede sonar duro y contundente, otra verdad sacrosanta llegó desde Washington: Europa debe esforzarse más en su defensa militar. Touché, dirían los expertos en esgrima. El tiro dio en el blanco y dejó su mella, porque la réplica de la presidenta de la Comisión Europea no se hizo esperar. Ursula von der Leyen, también en la ciudad bávara, relanzó y afirmó que para las inversiones apoyadas por los países miembros con la intención de actualizar y endurecer su compartimento militar, se activará la cláusula de salvaguardia. Al igual que en el caso de la emergencia pandémica, los gastos realizados por cada Estado se considerarán al margen del Pacto de Estabilidad.

Se trata de una solución que Giorgia Meloni siempre ha defendido y señalado como fundamental, dado que destinar entre el 3 y el 5 por ciento del producto interior bruto a gastos de defensa sería arduo de sostener para el presupuesto de cualquier Estado europeo.

La primera ministra italiana, que ha tenido que recurrir repetidamente a sus dotes diplomáticas para recomponer las últimas desavenencias entre Europa y Estados Unidos, aplaudió la decisión del Palacio Berlaymont. En la bilateral Italia-Suecia, Meloni instó a Europa a no detenerse en esta elección y a trabajar de forma concreta para consolidar la alianza atlántica, basada en los pilares europeo y norteamericano.

Si la situación política no ha deflagrado, gran parte del mérito debe atribuirse a Italia y a su primer ministro. Italia, el pegamento de Europa, pero también un puente que reduce la distancia con Estados Unidos. Éste es el papel que se está labrando el gobierno de Roma. Lo confirman las propias palabras del primer ministro sueco, Ufi Kristersson, de visita en la capital. El político de Lund, de 61 años, que dirige Suecia desde octubre de 2022, al igual que Giorgia Meloni, ratificó la posición y la tarea asumidas por el Bel Paese de mantener firme la conexión entre Europa y el otro lado del Atlántico, especialmente en tiempos como los actuales, cruciales para alcanzar una solución al conflicto ruso-ucraniano.

Las próximas semanas serán delicadas y decisivas. Por un lado, quedará claro si se alcanzará un rápido alto el fuego y el fin de la guerra entre Ucrania y Rusia; por otro, se planificarán las medidas necesarias para garantizar la paz y la estabilidad en el frente oriental de Europa. El punto de inflexión, en resumen, está cerca.

Desde la cumbre de Washington entre Trump y Zelensky, que se centrará en el acuerdo sobre las tierras raras ucranianas -crucial para la transición energética y para fabricar componentes de alta tecnología que también se aplican y utilizan en los sectores médico y militar-, puede vislumbrarse el escenario futuro. Europa observa con interés. Sin duda, Bruselas no querrá quedar fuera del acuerdo. Sin embargo, formar parte del juego requerirá mucha, mucha diplomacia. Entre los líderes europeos escuchados con interés y atención por El Donald, sólo está Giorgia Meloni.

En Londres, donde está prevista la cumbre entre los primeros ministros del Viejo Continente el domingo 2 de marzo, empezarán por lo acordado en la Casa Blanca. Después, se abordará el plan de paz. Macron y Starmer quieren enviar 30.000 soldados europeos de mantenimiento de la paz a los territorios ucranianos. Italia, sin embargo, no lo considera prioritario. La solución que propone Roma es crear las condiciones adecuadas para que opere un contingente de cascos azules, por tanto neutral y bajo bandera de la ONU.

La diplomacia es la consigna, sobre todo con opiniones y visiones tan diferentes dentro y fuera de Europa. Ahora mismo, la única líder capaz de consolidar la alianza atlántica y evitar el aislamiento de Europa es Giorgia Meloni.