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La reunión del Consejo Europeo de finales de octubre acabó con Europa continuando su doble juego en Oriente Próximo.
Antes de la Cumbre del Euro, el Presidente Charles Michel envió una carta a los miembros del Consejo en la que instaba a ocuparse de Gaza: «Debemos debatir cómo garantizar, con carácter de urgencia, la entrega efectiva de ayuda humanitaria y el acceso a las necesidades más básicas».
Dejar que Hamás se recupere
Tal medida significa que se da un respiro a quienes iniciaron los combates actuales, la organización terrorista Hamás, para que se recuperen.
Considérese la idea de que las mismas exigencias de consideraciones humanitarias se plantearon en 1944 para las tropas alemanas cuando los Aliados se afianzaron en el continente europeo.
Se habría corrido el riesgo de que la Segunda Guerra Mundial no hubiera terminado en una victoria de la democracia y la libertad, sino en una guerra de desgaste que nunca terminó, precisamente lo que está ocurriendo en Oriente Próximo.
Cuando no se obliga a un beligerante a una rendición incondicional, la historia demuestra que la lucha no termina. La guerra continúa, aunque puede detenerse durante un tiempo.
Un frágil consenso en la UE
Cuando los Jefes de Estado y de Gobierno de los países de la UE, tras varias horas de debate, lograron acordar una posición común sobre la guerra en Gaza, ésta se hizo de forma que el conflicto pudiera continuar.
«El Consejo Europeo (…) pide que se mantenga un acceso humanitario rápido, seguro y sin obstáculos y que la ayuda llegue a los necesitados a través de todas las medidas necesarias, incluidos los corredores humanitarios y las pausas para las necesidades humanitarias.»
A varios líderes les preocupaba que exigir un alto el fuego en el esfuerzo israelí por acceder al grupo terrorista Hamás perjudicara a Israel, pero aceptaron la formulación sobre un «corredor humanitario».
Pero incluso este compromiso puede ser inútil. «El frágil consenso de la UE podría ser efímero», afirman los comentaristas, que señalan que las condiciones sobre el terreno pueden cambiar rápidamente en las zonas afectadas.
El Consejo Europeo también respaldó la organización de una conferencia internacional de paz «en breve», sin especificar quién o dónde debería celebrarse. Me viene a la mente el Tratado de Versalles de 1918. Resultó ser un desastre, ya que ninguna de las partes beligerantes consideraba haber perdido la guerra. La historia sugiere que tales cumbres y acuerdos sólo sirven para prolongar el sufrimiento.
Mayor riesgo de infectar Europa
Según el Primer Ministro sueco, Ulf Kristersson (M / PPE), varios Estados miembros temen que el conflicto de Oriente Medio se extienda a Europa.
– Hay muchos países que están muy preocupados por lo que ocurre a nivel nacional cuando la gente, por el mero hecho de tener antecedentes en esa región, o incluso peor, muestra abiertamente simpatía por Hamás, afirmó Kristersson.
A pesar de estas preocupaciones, la UE está dispuesta a impedir que Israel gane dando un respiro a los terroristas para que se recuperen y puedan continuar la sangrienta lucha. Eso es lo que ha ocurrido durante más de setenta años.
No han aprendido la lección de la historia
Los líderes políticos de hoy en día han dejado de aprender de la historia. Se cree que se puede alcanzar el éxito con buenas esperanzas y el deseo de que todos sean amigos. Esa es la actitud decente, ¿no? ¿Quién quiere oponerse?
Este estado mental ha colocado a Occidente, y no en último lugar a Europa, en una posición cada vez más débil en el mundo. El «poder blando» es mucho más débil que el «poder duro».
Si Europa quiere poner fin a la guerra en Oriente Próximo, debe pisar el acelerador, ponerse del lado del único Estado democrático y dejar que ese país gane las batallas.
Sólo entonces se logrará la paz en la región.