La migración es un fenómeno complejo que siempre ha tenido un impacto significativo y a menudo negativo en Europa. En las últimas décadas, se considera cada vez más un asunto europeo, ya que las políticas y economías de los países europeos están profundamente influidas por los flujos migratorios. Es bien sabido que una de las principales razones de la emigración en Europa es la búsqueda de una vida mejor o de oportunidades económicas. Muchos emigrantes de países en desarrollo vienen a la Unión Europea en busca de empleo, un nivel de vida más alto y seguridad individual. Los conflictos armados, la persecución política o étnica y el cambio climático empujan a otra categoría de migrantes a buscar refugio en Europa.
El impacto de la inmigración en los países europeos, y por extensión en los Estados miembros de la UE, es complejo y ambivalente. Por un lado, los inmigrantes aportan mano de obra disponible y diversidad cultural, contribuyendo así al crecimiento económico y al enriquecimiento cultural de la sociedad europea. Por otro lado, preocupa la integración de estos inmigrantes en la sociedad, la competencia por el empleo y los recursos, y la seguridad nacional. Es bien sabido que gran parte de los inmigrantes se niegan a integrarse en la sociedad de los países donde solicitan asilo, creando pequeños enclaves culturales de sus países de origen. Estos pequeños enclaves se expandirán sin duda y en los próximos 10-20 años, dado que la tasa de natalidad entre los inmigrantes es muy superior a la de los ciudadanos de la UE, asistiremos a conflictos interculturales entre los ciudadanos de los Estados miembros y los que han sido adoptados mediante solicitudes de asilo.
Para gestionar los flujos migratorios, la Unión Europea y los Estados miembros han aplicado diversas políticas y medidas, pero por desgracia a menudo han resultado ineficaces. Entre ellas figuran los acuerdos de readmisión con los países de origen, la creación de agencias e instituciones europeas dedicadas a la gestión de la migración, como Frontex y EASO, y el desarrollo de políticas comunes de asilo e inmigración. Sin embargo, existen tensiones y divergencias entre los Estados miembros, aquí nos referimos a los países del sur de Europa y los del norte, sobre cómo gestionar la inmigración, lo que ha provocado algunos conflictos y discrepancias en los planteamientos políticos.
A pesar de los esfuerzos por gestionar la inmigración, la cuestión sigue siendo objeto de intenso debate y preocupación en Europa. El auge del extremismo de derechas y del nacionalismo en algunos Estados miembros se debe en parte a la preocupación por la inmigración y a la percepción de que los gobiernos no están gestionando el problema con eficacia. La migración puede considerarse sin duda un asunto europeo, dada la complejidad y la magnitud de su impacto en los países de toda Europa. Los eurodiputados deben comprender que es imperativo un enfoque integrado y cooperativo a escala europea para gestionar eficazmente esta cuestión y garantizar una integración fluida de los inmigrantes en la sociedad europea. Por ello, la legislación sobre asilo en la UE debe pensarse a medio y largo plazo y no adoptarse como medidas puntuales para cada oleada de inmigrantes que llega a las fronteras de la UE.
Casi un millón de inmigrantes solicitan asilo en la UE cada año
Las últimas estadísticas oficiales sobre migración y solicitudes de asilo en la Unión Europea corresponden a 2022. De una población de 447.033.117 habitantes en los 27 Estados miembros, en 2022 se registraron nada menos que 965.665 solicitudes de asilo, tres veces más que hace 10 años.
El pico de solicitudes de asilo a nivel de la UE se registró en 2015 con 1.322.850 solicitudes y en 2017 con 1.260.930 solicitudes, debido al conflicto sirio. Sin tener en cuenta los datos oficiales de solicitudes de asilo de los dos últimos años porque aún no se han cuantificado podemos decir que en el periodo 2012-2022 se han registrado 8.169.050 solicitudes de asilo lo que supone más de 800 mil migrantes al año que llegan a Europa. A la cabeza de los países de la UE a los que se dirigen estos inmigrantes están Alemania (243.835 solicitudes), Francia (156.455 solicitudes), España (117.945) y, por último, Austria (112.245 solicitudes). Los países menos atractivos para los inmigrantes son Hungría (45 solicitudes), Eslovaquia (545 solicitudes) Letonia (620 solicitudes). Los inmigrantes que llegan a Italia y Grecia, principales puertas de entrada en la UE por la ruta meridional, consiguen de algún modo continuar su viaje a Austria y Alemania sin ni siquiera ser registrados en la frontera exterior de la UE. Diplomáticos austriacos afirman que el problema migratorio está sacudiendo los cimientos de la Unión Europea. Cuestionan su futuro y su cohesión. Junto con Alemania, Austria es uno de los países de la UE con mayor número de solicitudes de asilo en los últimos años.
¿Qué demuestran estas cifras? En primer lugar, los países del sur de Europa, que son las principales fuentes de entrada de inmigrantes en la UE, no son tan atractivos para los inmigrantes porque prefieren países cuyo sistema social les beneficie. La pregunta legítima que se plantea es cuánto y durante cuánto tiempo van a soportar los países de la UE los costes de estos emigrantes perjudicando a sus propios ciudadanos.
La UE debe comprender que la inmigración no es sólo un problema italiano, griego o español, sino europeo. Es bien sabido que en Bruselas hay disputas entre la Comisión Europea y el Parlamento Europeo por el gesto de la Presidenta Ursula von der Leyen de comprometer fondos de la UE por valor de unos mil millones de euros durante sus negociaciones en Túnez en junio y julio del año pasado, sin consultar al Parlamento ni a los Estados miembros. Con este acuerdo con Túnez, se espera que el Estado norteafricano detenga a los migrantes a cambio de ayuda económica. Asegurar las fronteras exteriores de la UE podría considerarse una solución europea. Las misiones navales de la UE que vigilan el mar Mediterráneo y tratan de impedir la salida de inmigrantes del norte de África chocan a menudo con las ONG de derechos humanos. Estas ONG, bastante bien financiadas, también patrullan las rutas de los migrantes que rescatan del mar y desembarcan en puertos del sur de la UE. Muchos países de la UE no tienen acuerdos de readmisión con los países de origen de los solicitantes de asilo, por lo que el número de personas que realmente pueden ser deportadas es relativamente pequeño. Los intentos de los inmigrantes por llegar a Europa a través del mar Mediterráneo suelen acabar en tragedia tras hundirse las embarcaciones sobrecargadas en las que viajan.
El problema de la inmigración ilegal en la UE desde una perspectiva conservadora
Un primer enfoque desde una perspectiva conservadora del problema de los inmigrantes sería reforzar las fronteras exteriores de la UE para impedir la entrada de inmigrantes ilegales. Esto incluiría el refuerzo de la seguridad fronteriza mediante el uso de tecnología avanzada, el aumento de los recursos para patrullar y la ampliación de la infraestructura de seguridad en las fronteras de la UE. Los eurodiputados de doctrina conservadora desempeñarán un papel importante en la nueva legislatura del PE. Podrían promover políticas más estrictas de retorno y readmisión de inmigrantes ilegales en sus países de origen o tránsito. Con estas políticas nos referimos tanto al desarrollo de leyes más estrictas a nivel de la UE como a la negociación de acuerdos bilaterales o regionales con otros países para facilitar el proceso de retorno y reducir el número de inmigrantes ilegales que permanecen en la UE.
La acogida y distribución de refugiados, inmigrantes y solicitantes de asilo es desde hace más de una década el tema más polémico en la UE. Un enfoque conservador de esta cuestión podría consistir en revisar y restringir los criterios de concesión de asilo para limitar el número de personas a las que se concede. Esto podría incluir una evaluación más rigurosa de las solicitudes de asilo y una mayor atención a las personas realmente perseguidas por motivos políticos, religiosos o étnicos. Si lo miramos desde el punto de vista del conservadurismo europeo, los líderes políticos podrían apoyar políticas que promuevan la seguridad y la integración social de los inmigrantes legales en la Unión Europea. La integración social de los inmigrantes legales podría incluir la puesta en marcha de programas de integración obligatorios, incluidos cursos de lengua y cultura, así como medidas para promover los valores europeos y el respeto a la ley. En otras palabras, si vienes a mi casa (país) respetas las normas de mi casa, mis valores individuales, mi propiedad y todos mis derechos de ciudadanía. Si no te gusta eres libre de irte por donde has venido sin obligarme como ciudadano a correr con los gastos para mantenerte.
La UE anunció recientemente un paquete de financiación de 7.400 millones de euros para Egipto con el fin de frenar el flujo de emigrantes del norte de África a Europa. El acuerdo eleva la relación de la UE con Egipto a «asociación estratégica». La financiación propuesta incluye 5.000 millones de euros en préstamos en condiciones favorables y 1.800 millones de euros en inversiones. Otros 600 millones de euros se destinarán a subvenciones, incluidos 200 millones para la gestión de la migración.