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¿Qué viene tras la muerte de Raisi? ¿Un nuevo Irán?

Conflictos en Oriente Medio - agosto 1, 2024

Irán vuelve a votar: Elecciones presidenciales tras la muerte de Raisi.

Las elecciones presidenciales en Irán son un acontecimiento importante que refleja la intersección de la política nacional, el malestar social y las relaciones internacionales.
Las elecciones, que se celebraron el 28 de junio, estuvieron marcadas por una serie de acontecimientos dramáticos, como la muerte del ex presidente Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero el 19 de mayo.
El Consejo de Guardianes aprobó seis candidatos para las elecciones, entre ellos tres radicales, dos conservadores y un reformista.
Este proceso de selección ha suscitado preocupación sobre la competitividad y legitimidad de las elecciones.
El entorno político de Irán se ha caracterizado por años de agitación e insatisfacción entre la población, descontento que afloró durante las elecciones presidenciales de 2021, en las que se produjo un descenso significativo de la participación electoral, atribuido a la desilusión generalizada con el régimen y su gestión de cuestiones clave como la economía y las libertades civiles. La economía iraní ocupó el centro del escenario en las recientes elecciones, mientras el país lidiaba con las duras secuelas de la pandemia COVID-19.
La inflación galopante y el creciente desempleo han sumido a la nación en una situación angustiosa.
Esta agitación económica ha avivado la agitación social, desencadenando manifestaciones contra agravios como el aumento del coste del combustible y la incorrección gubernamental.
La enérgica represión de estas protestas por parte de las autoridades no ha hecho sino ahondar la división con la población, lo que ha llevado a múltiples organizaciones de la sociedad civil a pedir que se evite el proceso electoral.
A pesar de los llamamientos al boicot, algunas facciones reformistas han seguido defendiendo la participación en las elecciones, subrayando la importancia de trabajar para lograr reformas, aunque graduales, dentro del sistema.
Las elecciones, celebradas el 28 de junio y el 5 de julio, marcaron un importante punto de inflexión en el panorama político del país: en la primera vuelta de la votación, Masoud Pezeshkian se erigió en el favorito, al obtener el 44% de los votos, mientras que Saeed Jalili le siguió de cerca con el 40%.
La baja participación, en torno al 39,93%, fue la más baja de la historia de las elecciones presidenciales en Irán, lo que refleja el escepticismo de la población ante el proceso electoral.
En la segunda vuelta de las elecciones del 5 de julio, Pezeshkian se enfrentó a Jalili en una segunda vuelta, en la que Pezeshkian obtuvo una victoria aplastante con el 54,8% de los votos.
Este resultado fue notable no sólo por sus implicaciones para la política interna, sino también por su potencial para remodelar las relaciones internacionales de Irán, en particular con Occidente.
Entre las principales líneas de su programa, el nuevo presidente ha subrayado la importancia de entablar un diálogo con Washington, siempre enemigo de Irán, en relación con el programa nuclear iraní, y con la Unión Europea para sacar al Estado de su condición de «aislamiento».
De importancia social es, en cambio, la cuestión del velo para las mujeres, que el presidente ha prometido aclarar y resolver, sobre todo teniendo en cuenta las consecuencias que ha tenido el terrible episodio de Mahsa Amini y el nacimiento del vasto movimiento de protesta que sacude el país desde 2022.
Los Estados vecinos han respondido positivamente a los recuentos, sobre todo Azerbaiyán (próximo a las posiciones turcas), cuyo presidente Ilham Aliyev ha expresado su deseo de llegar a acuerdos bilaterales con Irán, mientras que, entre las superpotencias mundiales, Rusia ve en la victoria de Pezeshkian la continuidad del alineamiento entre ambas naciones, especialmente en sus intereses comunes frente a la influencia occidental.
Por el contrario, Estados Unidos se ha mostrado escéptico, pues considera que el control del Consejo de Guardianes es potencialmente ilegítimo.
Las elecciones presidenciales iraníes de 2024 han puesto ampliamente de relieve las tensiones existentes en la sociedad iraní y las complejidades de su sistema político: La victoria de Masoud Pezeshkian ofrece un rayo de esperanza a los reformistas y a quienes abogan por el cambio, pero el camino que queda por recorrer sigue plagado de desafíos.
A medida que Irán avance, la nueva administración tendrá que demostrar su compromiso de atender las necesidades y aspiraciones de su pueblo, al tiempo que navega por la intrincada dinámica de poder dentro de la República Islámica.

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