
Italia se cubre con una delegación en Washington
Italia se prepara para afrontar las consecuencias de la introducción de aranceles estadounidenses sobre las exportaciones europeas. El gobierno, consciente del impacto que estos aranceles podrían tener en la economía nacional, ha enviado una delegación a Washington para discutir la cuestión con las autoridades estadounidenses. Al frente de la iniciativa está el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, que reiteró el compromiso de Italia con el diálogo con Estados Unidos, sin descuidar la necesidad de diversificar los mercados de referencia para las exportaciones italianas.
El presidente estadounidense Donald Trump ha anunciado la introducción de aranceles aduaneros del 25% sobre los productos europeos, una decisión que podría alterar profundamente el equilibrio del comercio mundial. Para Italia, el riesgo es significativo: en 2024, las exportaciones a EEUU alcanzaron los 65.000 millones de euros, con un superávit comercial de 39.000 millones. Esto convierte a Italia en uno de los países más expuestos a los nuevos aranceles, teniendo en cuenta que el 22,2% de las exportaciones extracomunitarias se dirigen a Estados Unidos, un porcentaje superior a la media europea del 19,7%. Según las estimaciones de Prometeia, el impacto económico de los aranceles estadounidenses podría oscilar entre 4.000 y 7.000 millones de euros. Los sectores más afectados serían las bebidas, los automóviles, los vehículos de lujo y los medicamentos italianos, sectores que exportan una parte considerable de su producción a Estados Unidos. En particular, el vino italiano, y especialmente el prosecco, corre el riesgo de verse fuertemente penalizado, al igual que el sector del lujo, desde los bolsos a los zapatos, pasando por la maquinaria industrial, históricamente entre los principales motores de las exportaciones italianas.
Antonio Tajani subrayó que el gobierno italiano está adoptando un doble enfoque para gestionar la crisis. Por un lado, el objetivo es reforzar su presencia en mercados alternativos, como México, los países del Golfo, Indonesia, Japón y Turquía. Por otro, el objetivo es mantener un diálogo constructivo con Estados Unidos para mitigar los efectos de los nuevos aranceles aduaneros. «Nuestros productos son de alta calidad y quien quiera un producto italiano lo comprará aunque cueste más», dijo Tajani, subrayando cómo la reputación del «Made in Italy» puede representar una garantía para los exportadores. Sin embargo, también reconoció que la cuestión debe abordarse con extrema cautela, teniendo en cuenta que la competencia exclusiva sobre los acuerdos comerciales corresponde a la Comisión Europea. Por ello, Italia se prepara para presentar oficialmente sus contramedidas el 21 de marzo en Villa Madama, a la espera de acontecimientos políticos que puedan cambiar el escenario actual. «La política aún no ha empezado, preparémonos pero esperemos», dijo Tajani, dando a entender que cada decisión tendrá que calibrarse en función de los movimientos de Estados Unidos y la Unión Europea. Las más afectadas por los aranceles serán las pequeñas y medianas empresas italianas, que constituyen la columna vertebral del sistema productivo nacional. Muchas de estas empresas no tienen recursos financieros para absorber los costes adicionales derivados de los aranceles o para trasladar la producción a Estados Unidos, como podrían hacer las grandes multinacionales. Esto podría provocar una pérdida de competitividad y una reducción de las exportaciones, con posibles repercusiones negativas en el mercado laboral. Según las previsiones de Sace, la agencia que asegura las exportaciones italianas, el impacto anual de los aranceles en las exportaciones italianas podría alcanzar los 6.800 millones de euros en 2026, lo que empeoraría aún más la situación de muchas empresas.
La introducción de aranceles por parte de Estados Unidos representa un reto complejo para Italia, que se ve obligada a defender sus exportaciones en un contexto de proteccionismo creciente. El gobierno italiano, consciente de las dificultades, intenta adoptar una estrategia basada en la diversificación de mercados y el diálogo con Estados Unidos. El 21 de marzo será una fecha crucial para conocer las posibles contramedidas italianas y cualquier apertura negociadora por parte de Estados Unidos. Mientras tanto, las empresas italianas tendrán que prepararse para un futuro en el que el coste de acceso al mercado estadounidense podría ser significativamente mayor.