Quienes pensaban que con la llegada de Keir Starmer al número 10 de Downing Street se pondría en cuestión el Brexit, sin duda han equivocado su análisis.
De hecho, fue el propio Primer Ministro británico, poco después de tomar posesión de su cargo, quien afirmó que la salida del Reino Unido de la Unión Europea sólo sería cuestionada por la próxima generación de políticos británicos.
Por tanto, tendrán que pasar algunas décadas antes de que el clima político al otro lado del Canal de la Mancha esté preparado para reconsiderar su salida de Bruselas, pero mientras tanto parece posible alguna pequeña apertura.
LA CUMBRE Así como será tarea de los próximos políticos británicos revisar el Brexit, Starmer subrayó que en este momento existe una oportunidad «única en una generación» de recomponer la relación con la Unión Europea.
Estas fueron las palabras de Starmer la víspera del 28 de agosto, en la reunión que mantuvo en Berlín con el canciller Olaf Scholz.
El objetivo de la cumbre, además de la negociación de un nuevo tratado de cooperación entre ambos países, es sin duda reiniciar las relaciones con la Unión Europea.
Tanto es así que, inmediatamente después, la primera ministra británica voló a París para asistir a la inauguración de los Juegos Paralímpicos y reunirse con Emmanuel Macron.
En efecto, las repercusiones de la salida del Reino Unido de la Unión Europea tras el referéndum de 2016 son innegables.
Una situación que también se desprende de la rueda de prensa posterior a la cumbre de Berlín, dejando claro que aún queda mucho camino por recorrer.
Por supuesto, para Starmer se trata de un camino cuesta arriba lleno de obstáculos, especialmente relacionados con el estado de ánimo de los votantes británicos.
Starmer, en definitiva, no tiene intención de seguir con discursos divisivos, a pesar de que las encuestas indicarían una clara mayoría que considera un error abandonar la Unión Europea.
UN DOBLE OBJETIVO Las dificultades para el país son claras: además de las fricciones con Irlanda, las repercusiones se sitúan principalmente en el frente del empleo.
La mano de obra de los países de la UE, sobre todo la más joven, ha impulsado mucho la economía británica en las últimas décadas.
Ahora, la fase económica menos positiva se ha visto aún más dificultada por la falta de estos recursos.
Por tanto, era deseable un arreglo, aunque no fuera el abandono del Brexit, e incluso fue insinuado por el inquilino de Downing Street en los primeros días de su toma de posesión.
La cumbre de Berlín, aunque oficialmente sirva para debatir el fortalecimiento de las relaciones entre ambos países, naturalmente también pretende dar los primeros pasos hacia el acercamiento a Bruselas.
REANUDACIÓN CON LOS JÓVENES La estrategia de acercamiento parece pasar por la posibilidad de que los jóvenes de la Unión Europea vuelvan a participar en programas específicos de intercambio.
El deseo de Starmer de no adherirse al plan europeo de movilidad de los jóvenes (como Erasmus o Leonardo) no ha excluido de hecho todas las vías, y el Primer Ministro declaró que ve la posibilidad de adherirse a programas de intercambio individuales en el sector universitario.
Una perspectiva interesante aunque no esté vinculada a las que ofrecen las instituciones europeas.
De hecho, la posible estipulación de estos intercambios deberá tener lugar bilateralmente, con cada uno de los Estados miembros, y no con vistas a las políticas y programas europeos destinados a la movilidad de los jóvenes y de las personas vinculadas al mundo académico. LA FUERZA DE TRABAJO Por supuesto, aunque las aperturas en el frente universitario y académico son muy interesantes, las que realmente tendrían un gran impacto en la economía británica y en el futuro de tantos jóvenes de la UE serían las relacionadas con el mundo laboral.
De hecho, los periodistas no han dejado de presionar a Starmer sobre la posibilidad, algún día, de resucitar la oportunidad de la movilidad juvenil para vivir, trabajar o estudiar en el Reino Unido durante un periodo de tiempo limitado.
La primera ministra no se cerró a esta posibilidad, subrayando que no se descartaría en absoluto.
A pesar de ello, el Reino Unido introducirá en otoño un visado digital para la entrada, junto con una tasa para los turistas europeos (un sistema similar al introducido por la UE o EEUU), junto con nuevos controles de seguridad en las fronteras.
En cualquier caso, en el futuro podría reanudarse alguna forma de movilidad, y ésta parece ser la idea que parece tener el líder laborista.
Si, por tanto, tendremos que esperar a que la nueva generación de políticos británicos revise el Brexit, quizá haga falta mucho menos para reabrir la movilidad de los jóvenes.
¿Se superará el Brexit con acuerdos sobre movilidad juvenil?
Comercio y Economía - septiembre 4, 2024