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Las últimas tablas de Eurostat muestran un porcentaje creciente hasta el 25,2% de personas con ingresos inferiores al 60% de la renta media disponible, considerando también a las personas en riesgo de exclusión social, que no pueden permitirse los principales bienes materiales y actividades sociales o que viven en familias con baja intensidad de trabajo.
Assoutenti hace una estimación poco alentadora de cara al futuro y prevé un empeoramiento de la situación en los próximos meses debido a las numerosas vicisitudes negativas que han caracterizado los últimos 2 años, con una economía aún estancada por la pandemia del Covid y un aumento de los precios que nunca había sido tan alto en las últimas décadas, debido a los acontecimientos geopolíticos que ven a Rusia y Ucrania en un conflicto armado que ha alterado el equilibrio económico y financiero de todo el mundo, además de provocar una importante caída del suministro de alimentos y energía. Algunos datos del Istat, en las últimas semanas, muestran una tendencia creciente de los italianos a ahorrar en la compra de productos de primera necesidad como no se registraba desde la Segunda Guerra Mundial.
El riesgo de pobreza en Italia pasó del 20% en 2020 al 20,1% al año siguiente y está creciendo para unos 12 millones de personas implicadas, incluyendo más de una cuarta parte del total de menores de 6 años. Esta cifra sería significativamente peor si no se tuvieran en cuenta las transferencias de dinero, a los grupos más necesitados.
Los niños italianos representan la comunidad más perjudicada por el continuo deterioro de las condiciones económicas medias de las familias afectadas y la reducción gradual pero inexorable del número de individuos en este grupo de edad, debido a la constante disminución de los nacimientos, hace que los datos sean aún más preocupantes.
Para aclarar la situación a los analistas está el elemento relativo a las familias con varios miembros, destacado por el Istat, que registra el empeoramiento de las condiciones económicas de las familias con 5 o más miembros, alcanzando una tasa de pobreza del 22,6% para bajar al 11,6% entre las que tienen 4 miembros hasta el 5% para las familias con sólo 2 miembros. Para otros tipos de familia, en los que conviven diferentes comunidades, la tasa es del 16,3%.
La tasa de pobreza registrada en 2021 para los menores de 6 años es la peor en términos absolutos desde 1995 y afecta a unos 667.000 menores, lo que supone un aumento de 7.000 unidades respecto a 2020. Este dato contrasta con la bajada de la tasa de pobreza de los mayores de casi un punto porcentual respecto a 2020, del 16,8% al 15,6%, gracias a la resistencia de las pensiones que aún no han sido tocadas por la inflación descalificadora de 2022. Sin embargo, en otros países europeos, como Alemania, el aumento del riesgo de pobreza ha afectado sobre todo a la población de más edad y a las mujeres, poniendo de manifiesto las lagunas de larga duración relacionadas con la gestión de las pensiones y con la brecha de género, que siempre ha parecido menos evidente que en Italia.
Analizando la situación desde un punto de vista territorial, las condiciones, como por tradición estadística, siguen siendo peores en el sur de la península itálica, para mejorar ligeramente en el sur y asentarse en valores más bajos pero aún preocupantes en el norte de Italia, donde las condiciones económicas son mejores que en el resto del país pero aún están lejos de ser competitivas respecto a otras naciones europeas donde, sin embargo, la situación puede definirse ahora como difícil como en Italia.
Por lo tanto, a partir de los últimos registros estadísticos, parece claro que Italia confirma la falta de eficacia política para salvaguardar los recursos de los jóvenes, a través de programas de bienestar social miopes y con una economía que sigue demasiado ligada a la capacidad de ahorro de las «viejas» generaciones. En 2021, casi 3 millones de menores, entre ellos 789 niños en edad preescolar, viven en familias con una renta inferior al 60% de la media, con importantes carencias materiales y sociales capaces de afectar a su formación cultural y psicosocial.
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