¿Qué puede cambiar con el ex Primer Ministro holandés al timón?
El mandato de Jens Stoltenberg (Laborista noruego, AP – S&D) como Secretario General de la OTAN está llegando a su fin. Stoltenberg, que de hecho lleva más de dos mandatos desempeñando el cargo, ya que fue nombrado oficialmente el 1 de octubre de 2014, podría ser sustituido en breve dado el acuerdo de varios países sobre un nombre.
Según han informado múltiples fuentes, existe un acuerdo entre Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania sobre el Primer Ministro holandés saliente, Mark Rutte (VVD – RE), y ya se han podido observar algunos pequeños indicios en este sentido en la misión europea en Túnez, a la que acudieron Ursula von der Leyen (CDU – PPE), Giorgia Meloni (FdI – ECR) y Rutte.
El cargo debería ocuparse en octubre, exactamente al final del décimo año de la secretaría de Stoltenberg. ¿Cuántos y cuáles son los aspectos importantes de esta candidatura? Dicho rápidamente, el primer aspecto importante es cómo continuará el frente ruso y también el israelí.
Los gobiernos de Rutte han sido juzgados a menudo como partidarios de políticas de austeridad fiscal y uno de los sectores afectados fue concretamente el de la defensa. Podría llevarnos a pensar en una secretaría más inclinada hacia la diplomacia que hacia el despliegue de recursos. Sin embargo, con la invasión rusa de Ucrania, los Países Bajos aumentaron el gasto público en defensa, hasta alcanzar el 2% del PIB holandés. Ni que decir tiene que Rutte mantendrá una política dura contra Vladimir Putin.
Otro elemento es la relación entre los distintos socios de la OTAN: si ciertamente Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania son excelentes patrocinadores para Rutte, no es menos cierto que será difícil mantener alejados de los juegos a los países de Europa del Este. Baste decir que Polonia, especialmente ahora que Tusk vuelve a ser Primer Ministro, no se pronuncia sobre Rutte, lo que casi parece una petición de garantías. Turquía no vería con muy buenos ojos su candidatura debido a los entendimientos pasados (pero quizá también futuros) con Geert Wilders (PVV – ID) sobre políticas antiislamistas y antiinmigración, así como la aversión de Rutte a las políticas de Orban (Fidesz – NI) sobre derechos LGTB podría provocar una escisión en el seno de la OTAN. Otros tres nombres son candidatos -o lo han sido-: el Presidente de Rumanía, Klaus Iohannis (PNL – PPE), la Presidenta de Estonia, Kaja Kallas (ER – RE), y el Ministro de Asuntos Exteriores de Letonia, Krisjanis Karins (JV – PPE), nombres que pueden ser apreciados tanto por el Bloque de Visegrado como por los países escandinavos, por lo que Rutte tendrá que convencer primero a cualquier resistencia interna.
El frente interno también es muy importante: Mark Rutte dimitió como Primer Ministro holandés el 10 de julio de 2023 y sigue siendo Primer Ministro, ya que las negociaciones para el establecimiento de un nuevo Gobierno no han concluido desde finales de noviembre. Parece bastante claro que la nominación de un nombre tan fuerte de los liberales holandeses abriría importantes oportunidades para alcanzar una mayoría política que no ve al VVD como un partido capaz de expresar la Premier. Aún no se sabe si será en apoyo de un nombre del VVD o de los socialistas del PvdA (S&D).
El elemento más importante, sin embargo, es la relación con la política estadounidense: de hecho, parece que Mark Rutte está bastante cerca de Donald Trump y es uno de los pocos capaces de dirigir al magnate en política exterior. Más detalles lo dejan claro: en primer lugar, hace unos días Mark Rutte, en una entrevista, instó a los líderes europeos a dejar de quejarse de Trump y centrarse en cambio en qué hacer con Ucrania; en una entrevista con Bloomberg Mark Rutte también comentó positivamente las declaraciones de Trump sobre la «debilidad» de la OTAN, afirmando que «Donald Trump dijo que no estábamos gastando lo suficiente y ¡tenía razón! Estados Unidos representa el 50% de la economía de la OTAN y cuando él era presidente habían alcanzado el 70-75% del gasto general, así que tenía toda la razón»; además, la revista Politico recoge cómo en varias ocasiones Rutte consiguió hacer cambiar de opinión a Trump sin chocar sino encontrando la vía diplomática entre la idea del presidente estadounidense y la resistencia de los aliados, de forma tan amistosa que el propio Trump le llamó su «amigo».
La incertidumbre sobre el resultado de las elecciones presidenciales que presumiblemente enfrentarán a Joe Biden y Donald Trump en noviembre probablemente pesa mucho en esta decisión: tener un Secretario General de la OTAN capaz de hablar con ambos posibles Presidentes es el mayor seguro de vida para la propia alianza atlántica.