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¿Quién tiene derecho a participar en las negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia? ¿Quién tiene la capacidad y la determinación política para decidir? Pero, sobre todo, ¿quién decide? Éstas son preguntas que se arremolinan bajo las noticias e informaciones que llegan durante estas semanas de los distintos campos de batalla en territorio ucraniano y de las cancillerías -no sólo europeas- empeñadas en imaginar o diseñar el futuro de esta zona.
UNA NEGOCIACIÓN ANUNCIADA
No cabe duda de que las recientes elecciones estadounidenses y la toma de posesión del nuevo Presidente han pesado mucho en el curso del conflicto en los últimos meses. Con el magnate afirmando que estaba preparado y plenamente capacitado para resolver el conflicto en cuestión de horas, cada metro ganado o perdido se luchó con la idea de ganar influencia en la mesa de negociaciones. Posteriormente, el anuncio inicial de Trump se redujo, admitiendo que la resolución de este conflicto no es alcanzable en unos días, probablemente ni siquiera en unas semanas. Se trata, parecen coincidir todos los analistas, de un trabajo de limado lento incluso para llegar a la mesa de negociaciones.
LA POSICIÓN DEL KREMLIN
El camino hacia la mesa de negociaciones es ciertamente tortuoso. Sobre todo porque ambas partes pretenden negociar desde una posición de fuerza. Sin embargo, hay dos elementos a tener en cuenta en esta coyuntura, y ambos pueden remontarse a las posiciones adoptadas por el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov. En primer lugar, la admisión de que, aunque no se han iniciado los contactos con Ucrania para una mesa de negociaciones, se están planeando. Una sutileza lingüística que denota no tanto una acción como una predisposición a hablar, incluso frente a las declaraciones de Trump. De hecho, el magnate había anunciado que estaba planeando reuniones y conversaciones con las distintas partes, reconociendo también que los contactos entre Rusia y Ucrania se estaban desarrollando «bastante bien». Una admisión que Moscú habría preferido no revelar. El segundo tema se refiere a los interlocutores. Para Rusia, en efecto, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, no estaría legitimado para representar a su país en las negociaciones. También es Peskov quien ha recordado recientemente que en Ucrania deben celebrarse elecciones regulares antes de indicar un interlocutor. Para el Kremlin, de hecho, sin este paso no habría condiciones mínimas para sentarse a ninguna mesa de negociaciones. En cuanto a las elecciones que deben celebrarse en Ucrania, también ha habido cierto rechazo por parte de Estados Unidos. En particular con el representante de Trump para Ucrania, Keith Kellogg, que declaró en una entrevista reciente que la celebración de elecciones regulares en Ucrania también es un punto fijo para EEUU. Para la administración estadounidense en particular, las elecciones en Kiev deben celebrarse si se alcanza una tregua en el conflicto. La cuestión de la representación democrática en Ucrania será sin duda decisiva para alcanzar un acuerdo de tregua. De hecho, no puede olvidarse que las elecciones regulares en Kiev se pospusieron debido a la ley marcial impuesta tras la invasión rusa. Al mismo tiempo, para Putin, el presidente Zelensky sería ilegítimo y las elecciones formarían parte del proceso de «desnazificación» que impulsaría la operación especial.
EUROPA Y LA NEGOCIACIÓN
En cuanto a la postura europea respecto a las negociaciones, es que no quiere abandonar a Ucrania a una paz que reduciría drásticamente su territorio. La Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, en su discurso ante la Conferencia de Embajadores de la UE, pidió a los Estados miembros unidad para apoyar a Ucrania y sancionar a Rusia y a los fondos que alimentan su maquinaria bélica. En el discurso de Kallas, Rusia sigue siendo una amenaza para Europa. El apoyo a Ucrania, también mediante la obtención de posiciones favorables en la mesa de negociaciones, puede ser para la UE la base de un nuevo periodo de estabilidad, que reduzca las posibilidades de extensión del conflicto.