El Presidente socialista Pedro Sánchez acaba de ser reelegido Presidente del Gobierno de España. La candidatura de Sánchez sólo fue posible con el apoyo de los partidos separatistas de Cataluña y el País Vasco.
Sánchez obtuvo más de la mayoría absoluta necesaria para convertirse en Presidente del Gobierno: 179 de 350 escaños.
Las negociaciones que han llevado a la victoria de Sánchez en el Parlamento han recibido un amplio rechazo por parte de los ciudadanos y de los partidos de la oposición.
Desde mediados de octubre, decenas de organizaciones de la sociedad civil han organizado protestas masivas contra los acuerdos de Sánchez con los separatistas catalanes, concretamente con Junts per Catalunya. Junts es el partido de Carles Puigdemont, el líder separatista que organizó un golpe de Estado contra la unidad de España y declaró (ilegalmente) a Cataluña nación independiente en octubre de 2017.
Sánchez aceptó presentar una ley de amnistía en el Congreso que indultaría a los separatistas catalanes condenados. Sus delitos equivalen a sedición, rebelión y terrorismo callejero. A cambio, los 7 diputados de Puigdemont en el Congreso español votaron a favor de la candidatura de Sánchez.
El acuerdo PSOE-Junts también reconoce que el Gobierno español «judicializó la política», es decir, utilizó técnicas de lawfare contra el movimiento separatista catalán.
Según los analistas, el acuerdo abre la puerta a un referéndum de autodeterminación en Cataluña auspiciado por el Gobierno en un futuro próximo.
Horas después de la firma del pacto, Alejo Vidal-Quadras, opositor a la amnistía y ex vicepresidente del Parlamento Europeo, fue tiroteado en la calle Núñez de Balboa, en pleno centro de Madrid capital.
El PSOE registró el polémico proyecto de ley a principios de esta semana, cumpliendo así la promesa de Sánchez a Puigdemont de que el proyecto tenía que estar en el Parlamento antes del debate de reelección de Sánchez.
Más de 2 millones de personas se han reunido en toda España en manifestaciones nunca vistas contra un gobierno en funciones.
La amnistía ha sido rechazada por más de 20 asociaciones profesionales, grupos de la sociedad civil y medios de comunicación, entre ellos la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, el Sindicato Unificado de Policía, la Asociación Española de Diplomáticos, la Asociación de Abogados del Estado, la Asociación Profesional de la Magistratura, la Asociación de Inspectores de Hacienda del Estado, e Historiadores de Cataluña, el Foro de Catedráticos.
La sede del PSOE en Madrid (y sus sedes regionales en las principales ciudades españolas) han sido escenario de manifestaciones durante más de diez días consecutivos. El Ministerio del Interior dio instrucciones a la Policía Nacional para que reprimiera estas protestas pacíficas con gases lacrimógenos y balas de goma. Personalidades internacionales de los medios de comunicación, como el presentador de noticias conservador Tucker Carlson, se han unido a las protestas contra los socialistas.
Carlson dijo que «el mundo necesita saber lo que está pasando en España». Sostuvo que los socialistas «en alianza con los separatistas» quieren acabar con el Estado de Derecho en España.
Carlson advirtió que un «tirano» está surgiendo «justo en medio de Europa».
El Consejo General del Poder Judicial, órgano independiente que garantiza la independencia de jueces y tribunales, calificó la amnistía de «abolición del Estado de Derecho en España.» Además, el Tribunal Supremo español advirtió esta semana de que debe respetarse la separación de poderes.
A finales de octubre, el partido conservador Vox (ECR) presentó en el Parlamento Europeo un informe de su think tank Fundación Disenso. El informe titulado «Amnistía a los golpistas: Historia de un proceso constituyente ilegítimo» expone todos los argumentos jurídicos contra la Amnistía.
Vox es el único partido que apoya todas las manifestaciones pacíficas, mientras que otros partidos se han distanciado de las de la sede del PSOE.
El Tribunal Constitucional español ha dicho en el pasado que una ley de amnistía requeriría una reforma constitucional. Incluso figuras socialistas de alto nivel -incluido el ex presidente del Gobierno Felipe González- han considerado «inconstitucional» el acuerdo de amnistía Sánchez-Puigdemont.
Sánchez también ha aplacado a los partidos regionalistas del País Vasco. Les prometió un camino hacia el «reconocimiento nacional» de la región vasca y una «relación bilateral» con España.
Es la primera vez en la historia de la democracia española que el ganador de las elecciones no gobernará. El Partido Popular (PP), de centro-derecha, fue el más votado en las elecciones generales del 23 de julio, pero sin mayoría absoluta en el Congreso.
Tras consultar con el Rey Felipe VI, el Jefe del Estado encarga al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que forme Gobierno. Sin embargo, Feijóo no consigue el apoyo parlamentario suficiente.
El Rey convocó entonces a los partidos a otra ronda de consultas y nombró a Sánchez.