El bipartidismo y la claridad hace tiempo que abandonaron la política española. Desde 2011, los ganadores de las elecciones generales no han logrado alcanzar los 176 escaños necesarios en el Congreso para formar gobierno. Las elecciones anticipadas celebradas el domingo 23 de julio de 2023 son un ejemplo más de elecciones sin un ganador claro. Técnicamente, el Partido Popular (PP, EEP), de centro derecha, es el ganador de esta ronda electoral anticipada, ya que ha obtenido el mayor número de escaños en el Congreso, 136 en total. Sin embargo, incluso con el apoyo de los 33 diputados del partido conservador Vox (ECR), el PP no puede alcanzar los 176 diputados necesarios para formar gobierno.
Entonces, ¿qué? La izquierda parece unirse en torno al actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pero para sumar el número necesario de escaños será necesario el apoyo de los partidos regionalistas y separatistas, y parece que el artífice será el infame partido creado por el prófugo separatista catalán Carles Puidgemont. Existe incluso la posibilidad de que los ciudadanos españoles vuelvan a ser llamados a las urnas este mismo año. Sólo el tiempo dirá el futuro político de España, pero mientras esperamos, conviene analizar los posibles escenarios para los próximos meses.
Poco probable: Feijoó y el PP alcanzan la mayoría absoluta
El crecimiento del PP en el Congreso, con 47 escaños más, así como la obtención de la mayoría absoluta en el Senado, apuntan a la victoria de la derecha. Sin embargo, ganar las elecciones significará poco si el líder del PP, Alberto Núñez Feijoó, no consigue reunir suficientes escaños. Lejos de lo que pronosticaban las encuestas, un bloque de derechas formado por PP y Vox sólo sumaría 169 escaños, siete menos de la mayoría necesaria.
Ante esta realidad, al candidato del PP le quedan dos opciones. En primer lugar, Feijoó, al no haber conseguido la mayoría absoluta en la primera votación en el Congreso, podría pedir la abstención del PSOE en la segunda votación. Esta segunda vuelta sólo requiere una mayoría simple para que se le confiera la capacidad de gobernar. Sin embargo, esto es poco probable, ya que no sólo la dirección del Partido Socialista Obrero (PSOE, S&D) ha expresado su falta de voluntad para hacerlo, sino que también requeriría una consulta con la militancia del partido y un voto favorable.
La segunda opción para Feijoó es asegurarse el apoyo de partidos más pequeños para alcanzar los 176 escaños necesarios en el Congreso. Para ello, necesitaría convencer al Partido Nacionalista Vasco (PNV, Renovar Europa) con sus 5 escaños, a Coalición Canaria (CC) y a Unión Pueblo Navarro (UPN) con un escaño cada uno. De tener éxito, y sólo con el apoyo de los 33 escaños de Vox, el PP podría agrupar el número de escaños necesarios para formar gobierno. No obstante, el PNV ya ha advertido de que no apoyará un Gobierno en el que participe Vox. Es poco probable que esto cambie dada la proximidad de las elecciones autonómicas vascas, en las que el PNV busca recuperar el terreno perdido frente a EH Bildu. Además, CC ha expresado su reticencia a formar gobierno con Vox.
Probable: La coalición «Frankenstein» de Pedro Sánchez
Por paradójico que parezca, a pesar de no ser el partido más votado, el PSOE de izquierdas tiene posiblemente más posibilidades de asegurarse el Gobierno para los próximos cuatro años. Al igual que en la anterior legislatura, esto requerirá una coalición complicada e intrincada que aúne intereses divergentes y, a menudo, contradictorios. En primer lugar, necesitará el apoyo del recién formado partido progresista Sumar, que agrupa hasta 14 partidos diferentes de extrema izquierda, incluido Podemos (GUE/NGL). La complicidad demostrada por los candidatos durante los debates electorales y las garantías durante los mítines, sugieren que se trata de un caso muy probable. Y lo que es más importante, esto sólo supondría 153 escaños, lo que requeriría el escaño de los partidos separatistas y regionalistas.
De momento, el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) y el vasco EH Bildu ya han anunciado que no bloquearán un gobierno presidido por Sanchéz. Aún a 16 escaños de la mayoría, Sánchez necesitaría recurrir a su antiguo socio de coalición, el partido separatista Esquerra Republicana de Catalunya (ERC, Verdes). Sin embargo, según han advertido, este apoyo sólo puede asegurarse si se otorgan concesiones en la cuestión catalana. Esto situaría al bloque de izquierdas con 172 escaños, lo que podría permitirle formar gobierno tras una segunda votación exitosa si Junts per Cataluña, con 7 escaños, se abstiene, convirtiéndose en el rey de estas elecciones. El partido separatista, liderado en su día por el prófugo Carles Puidgedemont, ha dejado claro que «no haremos presidente a Pedro Sánchez a cambio de nada… nuestra prioridad es Cataluña, no la gobernabilidad del Estado español». Sin embargo, y a tenor de anteriores legislaturas, Pedro Sánchez se ha mostrado implacablemente pragmático y sin complejos ante la posibilidad de consentir el separatismo catalán.
Lo más probable: Repetición de elecciones
El triunfo del PSOE en Cataluña y el declive de los partidos separatistas pueden sugerir que partidos como ERC, que colaboran con el Gobierno, corren el riesgo de perder apoyos -el partido ha perdido más de la mitad de sus escaños- si entran en coalición con el PSOE. Esto podría convencerles de la inutilidad de aceptar concesiones a falta de un referéndum, haciendo imposible la creación de la coalición de izquierdas.
Además, los votos de los españoles residentes en el extranjero dieron un escaño más al PP, lo que lleva a los bloques de derecha e izquierda a un empate, con 172 escaños cada uno. Ahora, el partido de Puigdemont tendrá que votar a favor del bloque de izquierdas para triunfar, lo que puede ser mucho más difícil de lo que parece.
La incapacidad de ambos bloques para formar gobierno llevará a la inevitable conclusión de la necesidad de repetir las elecciones. Si se repiten elecciones, esto puede traer un fortalecimiento del PP, como demostró el aumento de escaños del PP durante las elecciones de 2016, o como mínimo, mantener la situación actual, como demuestran los escaños del PSOE tras las elecciones de 2019. En cualquier caso, es demasiado pronto para predecir cualquiera de estos escenarios.
Próximos pasos
Lo que sabemos es que, por ahora, nada está escrito en piedra. Tal y como están las cosas, lo más probable es que ninguno de los dos bloques consiga la mayoría necesaria para gobernar España durante los próximos cuatro años. Y lo que es más preocupante, si lo hacen, podría ser a costa de otorgar concesiones clave a los separatistas y de otros cuatro años con una coalición formada por partidos de extrema izquierda, incluido un partido formado por antiguos miembros de la banda terrorista ETA. Irónicamente, el resultado más probable -y podría decirse que preferible- sería volver a las urnas.