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Tendencias europeas y mundiales contra las noticias falsas y la desinformación
A mediados de enero se celebró en Bruselas la conferencia sobre libertad de prensa patrocinada por el Partido ECR. El tema central era crucial de cara a la próxima campaña para las elecciones europeas de junio de 2024, sobre todo por la dificultad de encontrar información realmente «libre».
Entre los temas debatidos figuran los casos de «contaminación» informativa, las estrategias bélicas llevadas a cabo a través de los medios de comunicación y los obstáculos a los que se enfrentan los periodistas en su trabajo, arriesgándose a sufrir agresiones, ser encarcelados o cosas peores. También incluyó el creciente papel de la inteligencia artificial en el mundo de la comunicación de masas.
El papel de las redes sociales fue especialmente importante. Originalmente concebidas para unir a la gente, se están transformando en herramientas de propaganda política fácil y engañosa, especialmente dirigidas a la población más joven, pero con implicaciones también para la demografía de más edad. Incluso la petición de rectificaciones en casos de información deliberadamente falsa suele quedarse corta. Es difícil borrar el objetivo mediático incluso después de que el medio periodístico que publicó las inexactitudes haya pedido disculpas.
Europa no está exenta de graves problemas de información. Un informe realizado y publicado por el Partido ECR revela que entre 2014 y 2023 fueron asesinados 50 periodistas, entre ellos los redactores de Charlie Hebdo asesinados durante el atentado de enero de 2015. En ese año, Francia se clasificó como el segundo país del mundo en periodistas asesinados.
En 2017 se produjeron incidentes notables con el asesinato de la periodista maltesa Daphne Caruana Galizia, tiroteada tras revelar la implicación de políticos en el escándalo de los Papeles de Panamá. Otro caso fue el asesinato del periodista Jan Kuciak y su novia tras investigar los vínculos entre el gobierno de Fico y algunos grupos de la ‘Ndrangheta italiana. En 2021, en los Países Bajos, Peter de Vries fue asesinado tras apoyar a testigos en un juicio contra la delincuencia organizada marroquí-holandesa.
El acto de Bruselas contó con la participación de una nutrida delegación internacional procedente de Armenia, Francia, Moldavia, Rumanía, Alemania, Irlanda, Italia, Polonia y otros países. Comenzó con una mesa redonda organizada por el grupo ECR en el Parlamento Europeo, en la que participaron el copresidente Nicola Procaccini (FdI), el eurodiputado Jorge Buxade, el Secretario General del Partido, Antonio Giordano, y los eurodiputados Ilcic (HR), Ross (NL), De La Pisa Carrión (SP) y Tertsch.
«A menudo se produce una supresión de las voces disconformes con la corriente dominante para silenciarlas, mediante el refuerzo mutuo», declaró Procaccini durante la mesa redonda. Sin embargo, añadió que la corriente dominante ha perdido terreno, ya que el sentido común y la libre expresión del pensamiento a través de otros medios han impulsado al centro-derecha al éxito en casi todas partes. «Creo -concluyó- que no siempre será posible suprimir nuestro punto de vista, especialmente cuando podamos expresarlo con inteligencia».
El primer panel, moderado por Maicol Pizzicotti Busilacchi, Secretario Internacional del movimiento juvenil de Fratelli d’Italia, se centró en la libertad de prensa a escala europea e internacional. En el panel participaron el Secretario General del Partido, Antonio Giordano (FdI), Ludmila Belcencova, Presidenta moldava de Stop Media Ban, Jorge Martín Frías, de la fundación española «Disenso», y el periodista italiano Antonio Rapisarda.
«Me parece muy importante debatir todo lo que contamina la información y mina su calidad. Nos hemos centrado en los temas emergentes relacionados con la libertad de prensa y la libertad de expresión», comentó el SG Antonio Giordano. Belcencova, al frente de «Stop Media Ban», se dirigió al público hablando de los retos a los que se enfrentan los periodistas independientes en Moldavia, abordando la represión de los medios de comunicación y analizando las situaciones en toda Europa.
El siguiente panel, moderado por la periodista Anne Elisabeth Moutet, del diario francés «The Telegraph», debatió sobre la influencia de actores extranjeros en la libertad de prensa y las próximas elecciones europeas, cruciales para potencias como Estados Unidos, Rusia y China. Entre los panelistas se encontraban los eurodiputados Carlo Fidanza (FdI) y Herman Tertsch (Vox), la abogada de derechos humanos y miembro de «Stop Media Ban» Natalia Bayram, y Gary Kavanagh, Director del Instituto Edmund Burke.
Carlo Fidanza expuso los principales aspectos de la Ley de Servicios Digitales, una herramienta que podría garantizar una mayor protección de la libertad de expresión en las redes sociales, impidiendo la censura por parte de sus propietarios. Fidanza hizo hincapié en las injerencias externas en las campañas electorales y en las injerencias internas de las ONG. Aunque el reglamento podría aplazarse hasta después de las elecciones, afirmó que es necesario salvaguardar las campañas electorales. También se refirió a la inteligencia artificial, una herramienta poderosa pero que puede conducir a la producción de «falsificaciones profundas» y a una revolución en el mercado laboral.
A las dinámicas ya explicadas se suman elementos como la crisis económica -que induce, por tanto, a los medios de comunicación a sobrevivir en función del número de clics y no de la calidad de la información ofrecida-, además de las complejas dinámicas sociales que hacen que el sistema informativo entre en crisis.
El aumento de las amenazas y la violencia contra los periodistas, la concentración del mercado de los medios de comunicación, que restringe el pluralismo, y el progresivo control político de los consejos de redacción, que socava la autorregulación, muestran un panorama preocupante para la prensa europea, y plantean otro reto que «ECR quiere ganar».
Habiendo participado personalmente en este evento, sólo puedo afirmar que los problemas de información conciernen a toda la población y ver una clara distinción: por un lado la Izquierda empeñada en demoler la opinión de los demás, atacando ni siquiera lo que se dice sino a quien lo dice; por otro lado, la Derecha conservadora que cree en la discusión, el debate y la libertad de expresar los pensamientos propios y aceptar los de los demás sin prejuicios, anteponiendo la realidad de los hechos a su visión personal. Una Europa libre se construye uniendo las conciencias de los europeos libres conscientes de lo que ocurre, por lo que la libertad de prensa debe ser un punto clave desde el que empezar a construir una nueva Europa.