Si preguntáramos en la calle a europeos occidentales y orientales por la esencia lingüística de la lengua rumana, muchos apostarían por «eslava». Al fin y al cabo, está rodeada de Estados vecinos eslavos, ha formado parte del bloque comunista del Este, compuesto en su mayoría por hablantes eslavos, y ha estado dentro de la esfera de influencia de Rusia durante importantes periodos de la historia. Incluso entre quienes asumen correctamente las raíces latinas de Rumanía, suele haber una falta de comprensión de cómo se llegó a ello. Me he propuesto explorar dónde aparecieron por primera vez las raíces latinas de este país, dónde desaparecieron y, por supuesto, cómo volvieron a surgir.
Rumanía, enclavada en Europa Oriental, presume de un rico tapiz histórico tejido con hilos de influencia romana. A pesar de siglos de dominación extranjera y asimilación cultural y lingüística, Rumanía ha emprendido un profundo camino de relatinización, reivindicando su herencia latina y reafirmando su identidad como nación de habla latina. Este ensayo profundiza en el polifacético proceso de relatinización de Rumanía, rastreando sus antecedentes históricos, explorando sus manifestaciones culturales y analizando su significado contemporáneo.
Latinización y deslatinización
Las raíces del proceso inicial de latinización de Rumanía se remontan a la Antigüedad, cuando el Imperio Romano extendió su dominio a la región conocida como Dacia. La conquista romana de Dacia en 106 d.C. introdujo el latín como lengua oficial (en un intento de asimilación cultural total) y dejó una huella indeleble en la mentalidad, la lengua y la gobernanza de la región. El latín, lengua franca del Imperio Romano, se arraigó profundamente en el tejido de la sociedad daciense, influyendo en todos los ámbitos, desde el comercio hasta la administración y la religión.
Sin embargo, la retirada romana de Dacia en el siglo III d.C. dio paso a un periodo de agitación marcado por sucesivas oleadas migratorias y conquistas por parte de diversos pueblos, como godos, hunos y eslavos. A pesar de estos trastornos, el latín persistió como base de la lengua vernácula local (aunque se mezclara con el vocabulario de los ocupantes o fuera alterado por éste), evolucionando gradualmente hacia lo que se convertiría en la lengua rumana.
Renacimiento cultural y relatinización
El renacimiento cultural del siglo XIX, junto con la lucha por la independencia de Rumanía, desempeñó un papel fundamental como catalizador del proceso de relatinización del país. Inspirados por el movimiento romántico que recorría Europa, los intelectuales rumanos trataron de reivindicar su herencia latina como medio de afirmar su identidad nacional y su autonomía cultural. Un elemento central de este renacimiento fue la promoción de la lengua rumana como vehículo para la literatura, la educación y la administración.
El combustible del renacimiento cultural fue un creciente sentimiento de conciencia nacional y el deseo de liberarse de siglos de dominación extranjera. Tras siglos de dominio e influencia cultural otomanos, los intelectuales rumanos intentaron reavivar el orgullo por su herencia latina y reavivar el interés por su lengua y su cultura. Este renacimiento formaba parte de un sentimiento nacionalista más amplio que se extendía por toda Europa y que celebraba la identidad nacional y las diferencias culturales.
Surgieron figuras prominentes como líderes del renacimiento cultural en Rumanía, encabezando los esfuerzos para promover la lengua y la cultura rumanas. Entre estas figuras se encontraban Ion Heliade Rădulescu y Vasile Alecsandri, que desempeñaron un papel fundamental en la configuración de la literatura, la lengua y la educación rumanas.
Ion Heliade Rădulescu, polímata y figura destacada de la Ilustración rumana, abogó por el purismo lingüístico y la promoción de la lengua rumana. En 1821 fundó la Sociedad Literaria Rumana, cuyo objetivo era promover la literatura y la lengua rumanas mediante la publicación de libros y revistas. Los esfuerzos de Rădulescu sentaron las bases para la normalización de la lengua rumana y su uso en la literatura y la educación.
Vasile Alecsandri, poeta, dramaturgo y diplomático, contribuyó al renacimiento cultural con sus obras literarias y sus esfuerzos diplomáticos. La poesía de Alecsandri celebraba el folclore y las tradiciones rumanas, contribuyendo a popularizar la cultura rumana entre las masas. Como diplomático, representó los intereses rumanos en el extranjero y promovió los intercambios culturales con otras naciones europeas, contribuyendo a la integración de la cultura rumana en el contexto europeo más amplio.
En el centro del renacimiento cultural estaba el movimiento de reforma lingüística, que pretendía estandarizar la lengua rumana y purificarla de influencias extranjeras. Los intelectuales rumanos intentaron limpiar la lengua de elementos eslavos y no latinos, recurriendo a fuentes latinas clásicas para enriquecer el léxico rumano. Se intentó adoptar una ortografía y un vocabulario basados en el latín, con el objetivo de crear una lengua escrita unificada y estandarizada. Uno de los logros más significativos del movimiento de reforma lingüística fue la adopción del Acuerdo Ortográfico Rumano de 1904. Este acuerdo estandarizó las reglas ortográficas y gramaticales, alineando aún más el rumano con sus raíces latinas. También estableció directrices para el uso del rumano en la literatura, la educación y la administración, asegurando su aceptación y uso generalizados.
El renacimiento cultural y la reforma lingüística de Rumanía en el siglo XIX tuvieron un profundo impacto en la sociedad y la identidad rumanas. Contribuyó a fomentar un sentimiento de unidad y orgullo nacionales, ya que los rumanos redescubrieron y celebraron su lengua, su historia y su cultura. La estandarización de la lengua rumana facilitó la comunicación y el intercambio cultural entre las distintas regiones de Rumanía, contribuyendo al proceso de construcción nacional. Además, el renacimiento cultural sentó las bases para el desarrollo de la literatura y las artes rumanas, ya que escritores y artistas se inspiraron en el folclore y las tradiciones rumanas. La literatura rumana floreció durante este periodo, con poetas, dramaturgos y novelistas que produjeron obras que captaban la esencia del espíritu rumano.
Preservación del patrimonio latino a través del régimen comunista
En el tumultuoso panorama de la Rumanía del siglo XX, marcado por las convulsiones políticas y los cambios ideológicos, el régimen comunista de Nicolae Ceaușescu mostró una actitud compleja y a menudo contradictoria hacia el patrimonio latino de Rumanía. Aunque el régimen trató de aprovechar aspectos del pasado latino de Rumanía para reforzar su discurso nacionalista, también manipuló los relatos históricos y los símbolos culturales para ponerlos al servicio de su propia agenda política. Reconociendo la importancia duradera de las raíces latinas de Rumanía en la formación de la identidad nacional, el régimen incorporó elementos de la historia y la cultura romanas en sus esfuerzos propagandísticos. Haciendo hincapié en la continuidad de Rumanía con su antiguo pasado, el régimen se presentaba como el guardián de una civilización antigua y orgullosa.
Uno de los ámbitos en los que el régimen comunista trató de imponer su control sobre la herencia latina de Rumanía fue el de la lengua y la educación. Bajo el gobierno de Ceaușescu, se hizo un esfuerzo concertado para promover la lengua rumana como símbolo de unidad y orgullo nacional. Sin embargo, esta promoción de la lengua y la cultura rumanas a menudo iba acompañada de intentos de suprimir otras identidades lingüísticas y culturales dentro de Rumanía, en particular las asociadas a las minorías étnicas.
La situación actual
En la actualidad, el proceso de mantenimiento de la identidad latina de Rumanía sigue evolucionando en respuesta a dinámicas internas y externas. La adhesión del país a la Unión Europea en 2007 ha reforzado aún más sus lazos con el Occidente latino, brindando oportunidades de intercambio cultural y colaboración. Además, Internet y los medios digitales han facilitado la difusión de la lengua y la ortografía rumanas estandarizadas, lo que ha permitido una mayor unidad y coherencia lingüísticas en diversas regiones.
Sin embargo, la globalización y la migración masiva han introducido nuevos retos en la identidad lingüística y cultural de Rumanía. La afluencia de préstamos del inglés (sobre todo en la jerga de los adolescentes) y de otras lenguas no latinas supone una amenaza constante para la pureza del rumano y subraya la lucha constante por equilibrar tradición y modernidad. No obstante, el proceso de relatinización de Rumanía es un testimonio del poder duradero de la lengua y la cultura en la conformación de la identidad nacional y la memoria colectiva.