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«Italia ha vuelto a ser protagonista en Occidente, en Europa y en el Mediterráneo, tras los años de servilismo de ciertos izquierdistas, tras los años del circo-jerkismo del Cinco Estrellas. Ha vuelto la Italia que cumple sus compromisos internacionales, a la que se mira con respeto porque tiene el valor de tomar decisiones correctas incluso cuando esas decisiones pueden ser impopulares. Como la de apoyar al pueblo ucraniano que lucha por su libertad contra el imperialismo neosoviético de Vladimir Putin».
Éstas son las palabras con las que Giorgia Meloni anunció su candidatura a las próximas elecciones europeas, y son palabras incuestionables, como demuestran los datos de istat sobre puestos de trabajo y empleo, como demuestra el descenso constante del diferencial y como demuestra el éxito de los bonos del Tesoro emitidos en este último periodo.
Datos irrefutables que incluso los observadores internacionales han constatado, el gobierno de Meloni goza del aprecio de todo el mundo, incluso de quienes temían su advenimiento, en particular Estados Unidos y Alemania.
Apreciación que también destacan los principales medios de comunicación extranjeros, desde el francés de «le Figarò» al británico de «The Times», pasando por los recientes elogios de «Forbes» y «New York Times», el coro es unánime: Giorgia Meloni es la política europea más influyente del momento y su gobierno estable y fiable.
De ahí la preocupación ante las próximas elecciones europeas de una izquierda que parece en toda Europa, Italia a la cabeza, «cansada» y desconectada de la realidad cotidiana, que lucha por defender la inmigración descontrolada con la misma retórica de siempre, que demostró no tener una visión geopolítica realista con motivo de la guerra de Ucrania y la consiguiente crisis energética, y que hoy persigue la quimera de los coches eléctricos sin inmiscuirse en los problemas reales de sus ciudadanos.
Preocupaciones que proceden precisamente de la visión que Giorgia Meloni tiene de la Europa del mañana y, más en general, de la derecha europea, una derecha que con el tiempo ha sabido construir una sólida red de relaciones, ha adquirido una credibilidad y una fiabilidad en sus respectivos países que nunca antes había tenido, y que se presenta como un bloque unido y fiable.
Una Europa que quiera volver a poner a los ciudadanos en el centro, reduciendo la tecnocracia en favor de una democracia real, que tenga en cuenta las peculiaridades de cada Estado individual y sepa extraer de ello fuerza y valor para crear el «bien común», que cuide del medio ambiente de forma seria y verdaderamente sostenible, que sepa defender sus fronteras y a sus ciudadanos, que pueda tener un papel geopolítico verdaderamente único y estratégico, y que sepa reactivar la economía real . Este es el desafío lanzado en Italia por el Centro-Derecha de Giorgia Meloni y en Europa por los aliados del grupo ECR y más allá.
Un reto difícil, pero no imposible, basado en unos pocos puntos que evite la retórica de sentirse bien y venga con una visión práctica y pragmática, exactamente como el líder italiano: práctica y pragmática.
Federico Moneta