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El bicho que paralizó el mundo

Ciencia y Tecnología - agosto 10, 2024

Durante mucho tiempo se recordará el fin de semana del 18 de julio, cuando los sistemas de Microsoft se colapsaron, paralizando aeropuertos, bancos, la Bolsa de Londres y diversas instituciones y empresas.
El problema, inesperado y por tanto sin las contramedidas adecuadas, estalló globalmente y se tardó algún tiempo en llegar al fondo del asunto.
Los perdedores, además por supuesto de los operadores de los sectores afectados, fueron los consumidores finales, indefensos ante algo que no les resultaba comprensible La imagen de la «pantalla azul» de las ventanas de los aeropuertos de casi todo el mundo se ha convertido en icónica.
Pero más allá de eso, lo preocupante es cómo un error, probablemente humano y no del sistema, pudo provocar un bloqueo mundial simultáneo de tal magnitud.
Un bloqueo que, cabe recordar, en el sector de la aviación tuvo repercusiones durante varios días y vio esfumarse millones de euros.
El asunto, de hecho, puso de manifiesto la dependencia casi total de los sistemas occidentales de una única tecnología, dependencia que, por razones obvias, no afectó a dos naciones como Rusia y China, que son notoriamente independientes de Microsoft.
La cuestión, aunque parezca sencilla a primera vista, no tiene una solución fácil.
De hecho, dotar a las distintas partes afectadas de un sistema paralelo y alternativo parece inviable y excesivamente costoso.
Y sin embargo, un solo fallo causó daños y problemas en un abrir y cerrar de ojos, en un mundo que a estas alturas no parece poder permitirse, o al menos ser capaz de hacer frente a un suceso así con rapidez.
Y si pensamos que algunos de los conflictos ven en los sistemas de gestión informática el campo de batalla, nos damos cuenta de que no hay que subestimarlo.
Microsoft nos ha asegurado que el problema está resuelto y que no puede volver a ocurrir, pero ¿estamos seguros de que mañana, en una guerra en línea, el clic derecho no bastará para salir perdedor?
El deseo es que nunca lo averigüemos. Femo