fbpx

3 riesgos de la incursión de Ucrania en Rusia

Hace ya una semana que Ucrania, con algunas de las brigadas más aguerridas de sus fuerzas armadas, decidió osadamente cruzar la frontera hacia la región de Kursk.
Un primer ministro desde la Segunda Guerra Mundial.
351 km² de tierra ocupada después, los veteranos combatientes siguen manteniendo las riendas del control, para conmoción y estupor del Kremlin.
La información es escasa, debido a lo delicado de tal operación.
Las fuerzas armadas ucranianas no dicen gran cosa a la prensa y, al mismo tiempo, Rusia también mantiene un estricto hermetismo sobre lo que se oye acerca de la situación.
La fábrica de rumores sacó a la luz una posible transferencia de poder dentro de la operación para retomar Kursk, del Ministerio de Defensa al FSB, el temido servicio secreto ruso.
La mayor parte de lo que se sabe de la acción en Kursk se propaga ahora a través de blogueros militares que miran por los satélites y a través de algunas filtraciones dentro del gobierno de Kiev.
Putin dio el raro paso de abordar la situación en la televisión estatal rusa, señalando incluso sutilmente parte de la culpa a sus generales y prometiendo que la situación se resolverá rápidamente.
¿Se resolverá?
Aún no lo sabemos.
Aunque la incursión eleva indudablemente la moral ucraniana y plantea un desafío político a Putin y a su cúpula militar, sigue siendo incierto si influirá en las batallas críticas.
Si la invasión ucraniana es finalmente repelida con un coste significativo para las fuerzas ucranianas, podría llegar a considerarse un error de cálculo.

En definitiva, la pregunta sigue siendo: ¿Por qué?

Es probable que Ucrania persiga múltiples objetivos con esta incursión.
El primer objetivo, que ya se ha cumplido, es elevar la moral dentro de Ucrania.
Este éxito sirve para unificar a la población ucraniana y reforzar su determinación.
Además, la incursión ha conseguido avergonzar al ejército ruso, exponiendo sus vulnerabilidades y erosionando potencialmente la confianza en su liderazgo.
Vladimir Putin bien podría estar teniendo en este momento recuerdos de la revuelta de Wagner, un acontecimiento del que parece que Rusia ha aprendido muy poco.
El segundo objetivo consiste en obligar a Rusia a redirigir sus fuerzas desde las líneas del frente oriental, donde han estado atacando implacablemente las posiciones ucranianas y ganando territorio lentamente.
Al obligar a Rusia a dispersar menos sus recursos, Ucrania podría aliviar parte de la presión sobre sus fuerzas en el este, e incluso esperar la oportunidad de un contraataque.
Sin embargo, sigue siendo incierto si Rusia cambiará realmente su enfoque o si podrá reprimir la incursión utilizando reservas de otras regiones.
El tercer objetivo gira en torno al fortalecimiento de la posición de Ucrania en cualquier posible negociación de paz.
Retener territorio ruso podría servir como poderosa moneda de cambio, obligando potencialmente a Rusia a negociar en condiciones menos favorables.
Si Ucrania puede mantener el control sobre territorio ruso, podría aumentar significativamente su influencia en futuras conversaciones diplomáticas, cambiando la balanza de poder a su favor.
En este momento, Rusia controla múltiples oblasts ucranianos.
La devolución de (al menos) uno de ellos a cambio de Kursk podría ser un escenario realista si las fuerzas armadas de Kiev consiguen atrincherarse allí.
Aun así, los aspectos distan mucho de estar claros, la niebla de la guerra se cierne sobre el conflicto.
Rusia parece dispuesta a pagar un precio muy alto para lograr sus objetivos en Ucrania, probablemente contando con la suposición de que el apoyo occidental a Ucrania disminuirá antes de que la propia Rusia se canse del conflicto y de las grandes pérdidas que ocasiona.
Este cálculo pone de relieve por qué las próximas elecciones estadounidenses se consideran fundamentales; el resultado podría influir significativamente en el nivel de apoyo continuado de Occidente a Ucrania.
Al mismo tiempo, la reciente incursión de Ucrania en la región de Kursk podría ser un intento estratégico de aumentar la presión sobre Rusia para que considere la posibilidad de entablar negociaciones para poner fin a la guerra.
Al extender el conflicto al territorio ruso, Ucrania podría estar intentando hacer más palpable para Rusia el coste de la guerra, animándola así a buscar una resolución diplomática.