fbpx

La Macronada de los Juegos Olímpicos de París 2024: Cuando el deporte se une a la ideología

Política - agosto 22, 2024

Rayssa Leal
Los Juegos Olímpicos de París 2024 estuvieron llenos de momentos memorables, tanto dentro como fuera del campo, desde el momento de juego limpio de Tamberi hasta el mensaje de Fe lanzado por la jovencísima patinadora brasileña Rayssa Leal.Sin embargo, los Juegos también estuvieron marcados por numerosas controversias que captaron la atención del mundo: desde escándalos de dopaje hasta debates sobre cuestiones de género y de calidad del agua, los Juegos Olímpicos de París vieron su buena dosis de drama, a menudo debido a decisiones controvertidas más que a la propia competición.

Una de las mayores ambigüedades de los Juegos Olímpicos de 2024 fueron las acusaciones de dopaje contra algunos atletas: concretamente, se implicó al equipo masculino chino de relevos mixtos de natación, que venció a Estados Unidos en la prueba 4×100 con una fracción récord de Pan Zhanle, en una víspera olímpica salpicada por el escándalo de los nadadores chinos, con 23 atletas que dieron positivo en Tokio 2020, incluidos los miembros del relevo mixto masculino 4×100.
El nadador británico Adam Peaty, múltiple campeón olímpico, cuestionó la legitimidad de la victoria china, afirmando que si un atleta estaba «contaminado» dos veces, debía ser automáticamente expulsado, por lo que en su
opinión, el resultado debe ser revisado. 

La boxeadora argelina Imane Khelif

El breve enfrentamiento entre Angela Carini y la boxeadora intersexual Imane Khelif causó un gran revuelo, en Italia y fuera de ella.
La boxeadora argelina se ha encontrado en el centro de una polémica de género debido a su particular condición genética que la une a la boxeadora Lin Yu-Ting, ambas nacidas con cromosomas XY pero biológicamente femeninas.
El combate entre Khelif y Carini duró 42 segundos, y la italiana abandonó alegando un intenso dolor en la nariz tras recibir un fuerte golpe de Khelif.
«Si me detuve, lo hice sólo por mi familia», dijo Carini.
A la cuestión no ayudó que se retirara la organización de los combates de boxeo de la Federación Mundial (IBA) para ponerlos bajo la égida del COI, cuyo presidente Thomas Bach declaró que «no existe ningún método científico para distinguir entre hombres y mujeres».

Otra extraña polémica que surgió en los Juegos Olímpicos de París fue el debate sobre la temperatura en la villa de los atletas.
Algunos atletas, entre ellos miembros del equipo japonés de gimnasia, se quejaron de que las habitaciones eran demasiado calurosas, con temperaturas que alcanzaban hasta los 30°C, mientras que la imagen del italiano Thomas Ceccon, símbolo sexual de estas Olimpiadas, inmortalizado mientras descansaba a la sombra en el césped adyacente a la villa debido al excesivo calor, se hizo viral.
El Comité Olímpico Internacional (COI) defendió la temperatura, afirmando que estaba dentro de lo aceptable para dormir.

 

Sin embargo, el escándalo relativo a las condiciones del agua del Sena, que acogió varias pruebas de natación, no se hizo esperar.
A pesar de los esfuerzos por limpiar el río, varias pruebas se vieron afectadas por altos niveles de aguas residuales y bacterias.
Un triatleta belga se vio incluso obligado a retirarse de la competición tras contraer Escherichia coli del río.
Las repetidas peticiones de que al menos se trasladara el maratón de natación de 10 km, que entonces se celebraba tanto en la edición femenina como en la masculina, a lo largo del río parisino, fueron en vano.

La decisión del gobierno francés de prohibir el uso del hiyab en las competiciones deportivas ha desatado desde entonces la polémica y las protestas de algunas atletas.
Las jugadoras egipcias de vóley playa Doaa Elghobashy y Farida Osman compitieron desafiantes en los Juegos Olímpicos completamente vestidas, incluso con el hiyab, a pesar de la prohibición.
El incidente ha puesto de relieve el actual debate sobre la libertad religiosa y los derechos de la mujer en el deporte.

Desde la ceremonia de inauguración, ha habido una importante controversia religiosa.
La escena titulada «Festividades» presentaba a un cantante que representaba al dios griego Dionisio, con una interpretación de la Última Cena de Leonardo da Vinci de fondo, que algunos consideraron «el nuevo testamento gay», según los coreógrafos.
Los organizadores negaron haberse inspirado en el cuadro de Leonardo, afirmando que les influyó una imagen dionisíaca, pero su mala comunicación dio lugar a malentendidos.
La comunidad cristiana no tardó en reaccionar, y los obispos de París consideraron que el espectáculo era de mal gusto y sólo obedecía a motivos ideológicos.

Sin duda, los Juegos Olímpicos de París 2024 estuvieron llenos de increíbles actuaciones atléticas y momentos inspiradores.
Sin embargo, las polémicas que surgieron durante los Juegos sirven para recordar que ni siquiera el mayor acontecimiento deportivo del mundo es inmune a las controversias en las que están implicados países, políticos y poderes de diversa índole.
Especialmente en
Francia en medio de una crisis de valores tras las elecciones que vieron la victoria de la izquierda y un debilitamiento progresivo de Macron, que utilizó todo lo que estaba en su mano para atribuirse el mérito de la Grandeur en la decisión de las sedes hasta la disolución total de las aduanas.Las Olimpiadas también se han convertido en el teatro en el que el selfie de los atletas surcoreanos junto a sus colegas contrarios es noticia: al menos en algunos casos, se ha visto el espíritu olímpico que rompe las tensiones internacionales.