
Se prevén inversiones de 23.000 millones de euros para un futuro tecnológico sostenible y en nombre del progreso digital internacional
En los próximos cinco años, Italia se prepara para dar un salto significativo en el panorama tecnológico europeo, con inversiones previstas de 23.000 millones de euros en el sector de los centros de datos. Así se desprende del reciente informe del Grupo TEHA (La Casa Europea – Ambrosetti), presentado en el Foro Tecnológico 2025, previsto para los días 8 y 9 de mayo en Stresa. Una oportunidad que no sólo refuerza el posicionamiento de nuestro país en el mundo digital, sino que también pone de relieve su potencial, aún en parte inexpresado.
Italia: un centro tecnológico en expansión
Italia alberga actualmente el 7,6% de los centros de datos presentes en la Unión Europea, y Milán se ha consolidado como el principal centro nacional. Sólo Lombardía representa más del 60% de la capacidad instalada prevista para finales de 2024, estimada en 513 MW. Pero el verdadero salto cualitativo vendrá con la evolución de los centros de datos «Hiperescala», grandes infraestructuras centralizadas que, en 2029, constituirán el 60% de la capacidad mundial, flanqueadas por soluciones distribuidas para garantizar la eficacia y la capilaridad.
Este crecimiento no es casual. Italia está situada en una posición estratégica en el Mediterráneo, con conexiones submarinas que la convierten en una encrucijada fundamental para el tráfico de datos entre Europa, Oriente Medio y el Norte de África. A esto se añade una variada combinación energética y una de las latencias de conexión más competitivas de Europa, dos factores clave para la eficacia de los centros de datos modernos.
Un ecosistema tecnológico que hay que mejorar
El potencial tecnológico italiano es múltiple. La presencia de universidades y centros de investigación de excelencia, una red creciente de startups innovadoras y la presencia de grandes actores internacionales como Microsoft, Bloom Energy y Engie -socios en la visión de TEHA- son piezas fundamentales para construir un ecosistema digital competitivo y resistente.
El informe TEHA propone la creación de un «Hub de Energía Digital Neto Cero», una infraestructura integrada que combine tecnologías de la información y soluciones energéticas sostenibles. El objetivo es doble: reducir el impacto medioambiental del sector informático y garantizar una mayor independencia y seguridad energéticas. Un ambicioso proyecto que, de realizarse, situaría a Italia a la vanguardia en la combinación de innovación digital y transición ecológica.
Los retos a afrontar
A pesar de las halagüeñas perspectivas, el camino no está exento de obstáculos. El elevado coste de la energía en Italia es uno de los principales factores limitantes, junto con la falta de mano de obra especializada y unas infraestructuras energéticas que requieren grandes intervenciones de modernización.
Para superar estos límites, será esencial invertir en la formación de nuevas competencias, con itinerarios académicos y profesionales orientados a las tecnologías digitales y a la gestión de la energía. Al mismo tiempo, será necesario promover políticas industriales capaces de atraer inversiones extranjeras e incentivar la colaboración público-privada, facilitando el acceso a las fuentes renovables y mejorando la capacidad de distribución y almacenamiento de energía.
El futuro digital italiano pasa por los centros de datos
La expansión de los centros de datos no es sólo una cuestión de capacidad computacional: representa una fuerza motriz para toda la economía digital. La inteligencia artificial, la computación en la nube, el Internet de las Cosas y las tecnologías emergentes encontrarán la infraestructura necesaria para prosperar en los nuevos centros digitales. El Foro Tecnológico 2025 abordará estas cuestiones desde una perspectiva a largo plazo, destacando las sinergias entre innovación, sostenibilidad y desarrollo económico.
En definitiva, Italia tiene ante sí una gran oportunidad: convertirse en uno de los protagonistas de la transformación digital europea. Con inversiones selectivas, visión estratégica y capacidad para superar las criticidades estructurales, nuestro país puede construir un futuro en el que la tecnología no sea sólo una herramienta de progreso, sino también un motor de inclusión, competitividad y sostenibilidad. La competencia es feroz, pero el potencial tecnológico del Bel Paese siempre ha estado a la vista de todos y se necesitan infraestructuras preparadas para gestionar el futuro.